María es tímida. Habla poco y evade con la mirada cualquier pregunta que la sonroje. Mira al cielo y contesta con una sonrisa nerviosa, cuando le  interrogan sobre la experiencia de ser madre a los 12 años.

“Es una experiencia bonita porque mis hijas me dan más fuerzas para salir adelante”, es su respuesta.

Aún no se acostumbra a las miles de preguntas que le hace la gente cuando la ve con sus dos pequeñas por las calles de Villa del Rosario.

Aunque sus caderas se ensancharon tras el embarazo, sus senos crecieron y su fisionomía es más gruesa, sus ojos y su cara de niña la delatan.

Afrontar a tan temprana edad el reto y la responsabilidad de ser madre ha sido más llevadero gracias al apoyo de sus padres y sus suegros. Así ha logrado combinar su rol de mamá con el de estudiante y ama de casa.

Su rutina inicia a las tres de la mañana cuando sus gemelas, de cuatro meses, se despiertan en busca de comida. A una le da seno y a la otra un poco de tetero, luego invierte los papeles.

“Ellas comen y se vuelven a levantar después de las ocho de la mañana, esto me da espacio para hacer aseo, lavar los teteros y ponerme al día en las tareas”, explica María mientras tiene en brazos a una de sus pequeñas.

Pasadas las diez de la mañana, se viste para ir al colegio y deja bañadas y vestidas a sus hijas, unas veces al cuidado de su suegra y otras al de su madre. Las vuelve a ver sobre las tres de la tarde, cuando aprovecha el tiempo de recreo y se devuelve a la casa a amamantarlas.

María cursa cuarto de primaria y vive a siete cuadras del colegio. La media hora del descanso la pasa con sus pequeñas. Las charlas con las amigas en el patio de recreo se acabaron.

La joven madre dice que nunca tuvo inconveniente en el colegio por su condición. Hasta los siete  meses asistió a clase, luego sus compañeras le llevan la tarea hasta la casa para que estuviera en reposo y no tuvieran complicación alguna.

A las 5:30 de la tarde termina la jornada escolar y vuelve ansiosa a casa para compartir con sus niñas. No puede ver novelas ni hablar mucho con sus amigas, sus hijas consumen todo su tiempo libre.

María dice que nunca le gustó jugar con muñecas, prefería correr por la calle con sus amigos, por lo que sus bebés son sus primeras muñecas, pero eso sí de carne y hueso.

Mientras algunas niñas de su edad juegan con muñecas que simulan comer o ir al baño, María lacta a sus hijas, les cambia el pañal, las baña, viste, y las duerme.  

Mientras arrulla a una de las gemelas asegura que aprender a ser mamá no fue tan difícil, porque ella le cambiada el pañal, le daba el biberón y bañaba a sus hermanitas antes de quedar en embarazo.

“Mi hermana tiene dos años y haberla cuidado hizo que esta experiencia no fuera tan dura. Además mi mamá y mi suegra me enseñan lo que no sé”, explica.

María es la tercera de siete hermanos. Su hermana mayor tiene 19 años.

Uno de los momentos más duros para María es cuando las bebés lloran al tiempo. En ocasiones a penas duerme a una, la otra se despierta.

De su vida anterior extraña poder dormir hasta tarde, escuchar música y ver televisión todo el tiempo, así como salir a la calle a hablar con sus amigas.

La noticia de ser mamá

A las 13 semanas de embarazo María se enteró de que iba a ser madre y por partida doble. No le llegaba el periodo y estaba consciente de que había tenido relaciones sin protección con su novio por lo que la noticia no la tomó por sorpresa.

“Mi mamá me llevó al médico y ahí le dijeron que estaba embarazada y que venían dos bebés en camino, casi le da un patatús”, explicó sonrojada María.

De inmediato le contó a su novio, de 16 años, que iban a ser padres. Se llenaron de miedo al imaginar el giro que daría sus vidas, pero sabían que el embarazo había sido una consecuencia que debían de afrontar.

“Nunca pensamos en abortar, sino en salir adelante por nuestras niñas, además nuestros papás siempre nos tendieron la mano”, recuerda la joven madre.

A las 34 semanas de gestación, y por el riesgo de un embarazo doble y a temprana edad, la joven fue sometida a una cesárea. Las bebés nacieron sin complicación alguna y pesaron 2,400 y 2, 300 kilogramos.

María dice que siempre soñó con ser madre a los 30 años, luego de haberse graduado como jefe de enfermera y de tener su casa propia. Sin embargo, el sueño se le adelantó 18 años.

Aunque el orden de sus metas se alteró un poco, aspira a culminar el colegio para estudiar enfermería y brindarles un mejor futuro a sus pequeñas.

Una de las situaciones más difíciles que ha tenido que afrontar la joven familia es el revuelo que ha causado su caso.

Primero la noticia de que una niña de 12 años de Villa del Rosario había dado a luz gemelas, fue el titular en los medios de comunicación locales y nacionales.

María, que acaba de salir de una cesárea, no escuchó ni vio ninguno de los informes emitidos por las cadenas de televisión nacional, pero si guarda un recorte de prensa de su historia.

Después del parto tuvo que afrontar la realidad. Por su condición de menor de edad, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) intervino con el fin de garantizar su seguridad y protección y el de las pequeñas.

“Mis papás me dijeron que había la posibilidad de que me alejaran de mis bebés y lloraba todos los días por eso”, recuerda María.

Sin embargo, gracias al apoyo de sus familias y el asesoramiento de Irene Salazar, una mujer que adelanta programas de prevención y educación sexual con los jóvenes rosariences, el panorama se empezó a aclarar para la joven pareja.

“El ICBF nos visita constantemente para ver cómo van las gemelas. Esperamos que este proceso culmine pronto”, indica la joven, que hoy celebrará por primera vez el Día de la Madre.

Por ahora ella divide su tiempo entre el colegio y su hogar, y su pareja trabaja como ebanista y albañil para los gastos de las bebitas. Además empezará a validar el bachillerato.

Cifras de embarazo precoz

Según cifras presentadas en la instalación de la primera mesa de prevención del embarazo adolescente, de 4.680 nacimientos en jovencitas entre los 15 y los 19 años en 2013, el número disminuyó a 4.268 en 2014, pasando del 23,3% al 21,4%.

Pese a que la cifra se redujo en dos puntos porcentuales, la situación sigue siendo alarmante. En cuanto a las niñas entre cero y 14 años, se redujo de 170 nacimientos en 2013 a 158 en 2014.

*(Nombre y fotos publicados con autorización de los padres).