Los alcaldes de Toledo, Labateca, Chitagá y Cácota coinciden en una cosa: ante las lluvias inclementes que tienen a sus pueblos al borde del colapso, no queda más que rezar.

Hasta la coordinadora del Consejo Departamental de Gestión del Riesgo, Norela Arenas, llegó a decirle al mandatario de Labateca, José Eugenio Cáceres, que tendrían que comprar un cirio pascual y elevar plegarias, porque ante la naturaleza que no se apiada de ellos, seguramente habrá algo más, algo de más arriba de las lluvias, que lo haga.

Ayer, en Cácota, en vista de que la población llegó a tal grado de alerta a las tres de la tarde se vieron obligados a hacer una rogativa, pues desde hace varios años no había llovido tanto.

“Somos un pueblo muy creyente y por eso la haremos”, dijo Ledin Gauta, alcalde de la localidad. “El último periodo de lluvias fuertes fue en 2010, pero aún así no fue tan duro”.

Orlando Silva, párroco de la iglesia Nuestra Señora de los Dolores, dijo que ante el clima la comunidad pidió que se hiciera este acto religioso para implorar porque haya buen tiempo.

“Tal como dice la primera carta del Apóstol San Pablo a Timoteo, que hace una invitación para que se hagan rogativas, vamos a invocar que se nos dé buen tiempo para mejorar las vías, porque hay mucho temor entre las comunidades”, comentó.

Con paraguas en mano, más de 200 fieles recorrieron el parque principal con la imagen de San Isidro Labrador, abogado divino de casos imposibles.

A él, y a la virgen de Los Dolores, y a todos los santos les pidieron que la lluvia se detenga.

En Labateca la situación es similar. De hecho ya se hizo una plegaria masiva la semana pasada y el domingo se hará otra para ver si hay alguna solución en el cielo, porque aunque en la tierra han sido varias la lluvia no ha dejado que avancen.

“La gente está muy angustiada porque incluso ha llovido más que estos días”, afirmó Yorjan Triana, alcalde de Toledo.

Según el mandatario, hoy se cumple un mes desde que se inició el temporal para el que, hasta ahora, no sabe qué va a hacer.

“Esperar, eso es lo único”, dijo. “Y lo que le digo a la televisión, a la radio y a todos los medios: pedir que mi Dios se compadezca y nos quite tantico el agua”.

Tal vez por eso hoy habrá misa en Toledo, según escuchó el alcalde por el parlante comunitario, y otra rogativa para que el tiempo cambie.

La mayor dificultad para esta región del departamento es mantener las vías, porque todo el trabajo que se hace un día con la maquinaria, cada aguacero lo  destruye por completo, en especial con las vías terciarias.

Mientras no pare de llover, los carreteables van a estar en las mismas y esa es la sentencia de los dirigentes de estos pueblos.

“Lo que más me preocupa es que haya personas afectadas”, asegura el alcalde Gauta. “Es duro lo de las vías terciarias, los puentes y las alcantarillas, pero eso se recupera. Estamos pendientes de que no haya remociones en masa que perjudiquen nuestras comunidades”.

Pese a que para Gauta lo material se recupera, no deja de alarmarlo saber que no tiene cómo recomponer las vías, pese a que la comunidad colabora y ayer mismo llegó maquinaria de la gobernación.

“Tenemos disponibles herramientas de los combos de maquinaria que constan de una pajarita y dos volquetas, para que en unos tres días retiren los obstáculos de las vías”, dijo Víctor Peña, secretario de Infraestructura.

El otro problema son los accesos a las zonas en las que no hay ni puentes, ni vías, ni manera alguna de llegar.

Así está pasando en Toledo, donde hay 31 veredas censadas pero todavía faltan tres, a las que nadie ha podido acudir.

“Lo que pasa es que por la pérdida de banca, es imposible pasar”, señaló Triana. “Se formaron ríos y quebradas donde no los había antes y en las veredas que ya teníamos cubiertas hoy hay nuevas afectaciones. Esto es muy difícil”.

Los puntos críticos

Al cierre de esta edición, el estado de las vías era crítico.

La vía de La Soberanía, en Toledo, estaba bloqueada; el paso entre Toledo y Pamplona, así como entre Toledo y Labateca, interrumpido.

En Labateca hubo una avalancha y una quebrada se desbordó dejando pérdida total de un cultivo durazno que estaba listo para ser cosechado.

También, 20 familias fueron evacuadas preventivamente de un caserío en La Cordialidad, por el riesgo de deslizamientos.

En Cácota, hay cuatro puntos críticos hacia la entrada al pueblo, eb los sectores de Pulido, La Leona e Ícota.

Entre tanto, en Chitagá hay deslizamientos y afectaciones en viviendas en las veredas Tane, Chucarima y Tapurcuá.

Este sábado se espera que el director de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo, Carlos Iván Márquez, visite los sectores afectados.

Esta entidad ya ha enviado apoyo, especialmente a Toledo y Labateca, representados en dinero para arriendos por tres meses, así como mercados para las familias que lo perdieron todo.

“Falta bañarme con cariquito morado”, dijo el alcalde de Toledo. “Si los rezos no funcionan, al menos que lo haga la suerte”.

Con información de Roberto Ospino desde Pamplona.