‘Cachirulo’, como lo conocen, se enamoró a los 13 años del deporte entre partidos callejeros y carreras de bicicleta alrededor de Carora, donde creció.

Prefería no ir a estudiar, para quedarse con sus amigos jugando fútbol en la cancha Manino Escobar, donde está la Plaza de Banderas. Era eso, o ir a la escuela para que los maestros le pegaran, porque “era muy bruto”.

“A mí no me controlaban, yo me hice solo en la calle”, señala.

Y en la calle aprendió buenas jugadas; tan buenas como para codearse en el General Santander con los grandes del Cúcuta Deportivo de la época: ‘Palomo’ Ramírez, ‘Monalisa’, Tulio Niño, Rolando Serrano…

Sin embargo, su talento no le alcanzó para llegar al equipo rojinegro.

‘Cachirulo’ necesitó algo más que eso: tiempo. Tuvo que trabajar en zapatería, para mantenerse. El sueño de dedicarse al fútbol terminó temprano.

Entonces, encontró en el atletismo otra pasión. Veinteañero, empezó a entrenar solo y a participar en carreras callejeras y torneos de barrio, hasta que llegaron sus primeros maratones.

Su primera prueba seria fue la Carrera del Periodista, a los 25 años. Siguieron Contra el Tiempo, la de Radio Guaimaral, la de Radio Tonchalá —primera que ganó—, las de Asinort, y otras en Cúcuta, El Zulia, Santiago y Sardinata. También, la travesía de Norte de Santander.

“Trabajaba entre semana en zapatería y los domingos me iba a correr”, recuerda. “Hasta que llegué al club Santiago Barón, y el fundador me apoyó… fue cuando comenzaron a invitarme a correr en Venezuela”.

Muchos años después, en la categoría máster, compitió en San Antonio y San Cristóbal, en cuya Feria de San Sebastián corrió por primera vez los 42 kilómetros del maratón. No estaba preparado y, sin embargo, ganó. Así empezó a ser reconocido en Venezuela.

Unos estadounidenses lo invitaron a correr en Aruba, pero el gobierno departamental y local de la época no respondió a su solicitud de apoyo, y por eso no pudo asistir.

En Venezuela siempre se destacó. Participó en Caracas y Maracaibo contra fuertes competidores de distintas partes del mundo, y siempre quedó en los primeros lugares.

“Muchos llegaban gateando;  yo siempre lo hacía de pie, completito y fresco”, recuerda.

Cuando le preguntan por sus épocas de gloria, saca recortes de periódico donde lo mencionan y reconocen, y muestra sus trofeos y medallas.

Hace 20 años no trabaja en zapatería, porque “la zapatería me dejó”. Pero si le sale una remonta, la hace.

A sus 78 años, ‘Cachirulo’ sigue activo, participando en carreras, y yendo todos los domingos a la ciclovía.

Ni las tres lesiones en su brazo izquierdo ni la úlcera gástrica ni la viruela ni el paludismo ni el colesterol alto ni siquiera sus problemas de presión lo han hecho desistir, porque correr lo alivia.

Asegura que de no ser por su esposa, que lo cuida, lo acompaña y lo apoya, ya habría muerto. Y agradece a sus 8 hijos, 16 nietos y 9 bisnietos, que le ayudaran a levantar su casa.

La vida le pasa esperando a que en Cúcuta organicen carreras para participar en ellas, y esperando no ser inservible. “Así, hasta donde me toque, pero estar bien... El que está arriba es el que decide”, sentencia.

‘Cachirulo’ pide apoyo para los deportistas de la región, porque están olvidados.

“Creo que soy el papá de los atletas”, dice orgulloso. “Aquí me conocen los entrenadores como el mejor atleta: tengo 40 años de estar corriendo… yo soy el atleta más viejo de Cúcuta”.

*Darlin Ramírez | Practicante de periodismo