“La hermana Luz Dina es toda misteriosa. Cuando nos va a dar una sorpresa, nos manda a jugar y luego nos dice que entremos con los ojos cerrados”, explica María Victoria, 9 años.

La sorpresa cada vez es mayor, y culmina con un abrazo colectivo de parte de los 53 niños que la monja católica Luz Dina Carrero Fuentes cuida y dirige en el  hogar de la Asociación Misionera Católica Ana Francisca (Amcaf).

Esta vez, llevó una piscina plástica. Para los que la conocen, esta cucuteña no solo está dedicada de lleno a servir a Dios sino también a los más necesitados; prueba de ello es su incansable labor en el hogar Amcaf.

Aunque a primera vista parece una mujer de carácter fuerte y mucho temple, la sonrisa o el llanto de los niños del hogar, a quienes considera sus hijos, la desestabilizan.

Debajo del hábito se esconde una mujer llena de ternura, amor y serviciliadad. Desde hace 15 años se entregó de lleno a educar y cuidar a los niños más vulnerables. Empezó su labor en Cúcuta en una casa arrendada, tendiéndole la mano a los niños de la calle y a la población menos favorecida.

En el Amcaf está a cargo de los niños que hacen parte del internado, como María Victoria, quién debe quedarse en el hogar de lunes a viernes mientras sus padres trabajan.

Otros como Juan David,  vienen y van todos los días a la vereda La Sabana en el corregimiento de San Faustino, para culminar su primaria. Además de la lección escolar, reciben un plato de comida en este hogar, gracias a la gestión de Luz Dina.

“La hermana Luz es un ser lleno de ternura y de paciencia. Siempre está activa buscando darle lo mejor a sus niños”, aseguró  María Pura  Cañas, otra de las monjas educadoras.

Aunque el trabajo de la religiosa es silencioso y a puerta cerrada, sus obras tuvieron eco en la ciudad y fue nominada por Norte de Santander al Premio Cafam 2016.

Este premio busca exaltar la labor  social de la mujer colombiana en los diferentes rincones del país. La ganadora recibirá este 7 de marzo un reconocimiento monetario a su labor.

La nominación la tomó por sorpresa, pero la recibió con mucho cariño porque asegura es un asunto divino que le podría ayudar a mejorar las condiciones de sus niños-

De llegar a ganar este premio, la moja tiene claro la destinación de los recursos: hasta el último peso lo invertirá en Amcaf para brindarles una mejor calidad de vida a sus hijos prestados

“Acá trabajamos con las uñas, y aunque no soy me gusta estar dándome publicidad con estas obras, esta vez si lo necesito para poder llevarles una nueva sorpresa a mis niños”, explica en medio de risas.

*La Opinión