A él se ve casi todos los días caminando el parque Santander, lo recorre de un lado a otro con unos vehículos de juguete que pone a andar y que llaman la atención a la primera vista. En esta época, cuando las compras se centran en gran parte en los regalos para los niños, este emprendedor ambiental le apuesta a sus creaciones.

Él es Cristóbal González, un abuelo de 68 años que fabrica carros, tanques de guerra y aviones con botellas de plástico que recicla y tubos PVC. Vive en el barrio Carlos García Lozada, en Cúcuta, y desde hace 40 años elabora artículos de entretenimiento para niños.

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“Si algunos padres de familia necesitan apoyo con alguna tarea de sus niños que les dejan los profesores, que tenga que ver con hacer cosas con elementos de reciclaje, también lo hacemos”, expresó González.

El adulto mayor se rebusca desde hace año y medio con estos objetos ecológicos, debido a que lo que gana con el trabajo que desarrolla en su casa no le alcanza para cubrir todas sus necesidades. Este cucuteño es técnico en electrodomésticos, por lo que en su comunidad lo conocen también por reparar licuadoras y ventiladores.

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“Inventé uno carro y eso me motivó a seguir creado más juguetes de estos poco a poco. Se venden a 10 mil pesos; 8 mil, mínimo, y me toma una hora u hora y media construir cada uno. La vida aquí es dura, entonces esto es una ayuda”, agregó. 

Cada botella de bebidas que encuentra en las calles y papeleras de espacios públicos la guarda, para cumular la materia prima que requiere. “Llevo 40 años haciendo juguetes, el reciclaje me pareció mejor, porque uno cuida el ambiente. Antes me dedicaba a la muñequería en espuma y madera”, sostuvo.

El emprendedor ecológico señaló que es estricto con la lavada de las botellas, si no lo hace así se convierten en hogares de cucarachas y hormigas. Recalcó que está convencido de la mano que le da al medio ambiente, para su cuidado, con esta labor.

(El abuelo fabrica carros, tanques de guerra y aviones con botellas de plástico que recicla y tubos PVC.)

“Hay tantos desechos en las calles y que arrojan a los ríos, esas basuras se acumulan generando un daño que también nos perjudica. De esta manera trabajo por la conservación ambiental y de paso salgo de la casa, pues uno, ya de la tercera edad, si se queda en la casa, se entiesa. Haciendo esto se olvida un rato de las enfermedades -que lo aquejan-”, concluyó.

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Vale recordar que, según Corponor, en Cúcuta, una persona promedio produce un kilo de desechos sólidos al día; estos números se traducen en más de 721 toneladas de basura diariamente y lamentablemente solo se transforma el 6% de los desperdicios que se producen, es por eso que este tipo de iniciativas ambientales son importantes.