A sus 27 años, Freddy Lázaro se ha convertido en un referente de liderazgo y trabajo comunal en la ciudadela Juan Atalaya, y no en vano lleva 12 años detrás de procesos de formación y participación juvenil en las comunas 7 y 8.

Con tan solo 15 años, cuando hacía parte del grupo juvenil de la parroquia de La Ermita, se puso una meta: lograr que sus vecinos y amigos pensaran diferente y vieran las realidades y problemáticas de sus sectores desde todos los ángulos para buscarles una solución colectiva.

“Sabía de sobra  las problemáticas de mi barrio, y veía con impotencia como los recursos estatales que debían ser direccionados para generar cambios positivos en mi comunidad se desvanecían y no habían cambios reales”, explicó el joven que estuvo a punto de embarcarse como misionera Scalabriniano. “Por eso decidí quedarme en mi barrio y apostarle a que todos pensaran diferente”.

Cinco años después le dio vida a la Corporación Pensando Diferente, una iniciativa propia que buscaba transformar el pensamiento de su comunidad para generar cambios reales.

“Nosotros siempre nos fijamos en los problemas del otro y nunca hacemos una introspección y miramos los nuestro, o que es lo que está mal en nuestra casa y ese es el objetivo de la corporación, hacer que las personas empiecen a mirar hacia adentro para generar cambios que se reflejen afuera”, explicó notoriamente emocionado.

Aunque según Lázaro su experiencia como líder ha sido de triunfos y fracasos ya que la verdad le incomoda a más de uno, ha sacado adelante su corporación adelante con esfuerzo y dedicación.

A través del arte, la recreación y la cultura, Lázaro invita a sus vecinos a salir de su zona de confort y a pensar diferente para transformar sus barrios y sus comunidades, fue así como convenció a algunos amigos de levantarse a las 5:30 toda la semana para dirigir los aeróbicos de un grupo de la tercera edad de la comuna 7.

Adicionalmente, convenció a otros jóvenes de fusionar sus conocimientos profesionales y empíricos en danza, música, y teatro, para dictar talleres gratuitos a niños y jóvenes de La Ermita, Camilo Daza, Motilones, Ospina Pérez, entre otros sectores. Él por su parte, se encarga de impulsara sus pupilos hacia un liderazgo joven, fuerte y continuo.

Animado por solidificar las acciones que emprendió desde su corporación, en 2012 decidió lanzarse a las Juntas Administradoras Locales y logró ser edil de la comuna 7, su cuna.

“Llegue a este cargo con muchas expectativas, pero no quedé con ganas de volver”, dijo acongojado. “En Cúcuta el edil no tiene el rol que le corresponde, muchas veces son ignorados por los entes gubernamentales a la hora de tomar decisiones”.

Lázaro exploró esa nueva faceta en su vida motivado por la idea de poder gestionar mayores programas y beneficios a favor de su comunidad, soñando con el poder que le daba las JAL: ser la voz del pueblo, pero encontró todo lo contrario.

Por ello, dejó a un lado su faceta más popular y siguió con su labor comunitaria organizando desde lunadas culturales hasta teletones literarias para donar libros a los más pobres.

El líder manifestó que su mayor recompensa es saber que los jóvenes del departamento están cada vez más interesados en participar en la toma de decisiones regionales, y están despertando hacia lo público.

“Cada día hay más jóvenes interesados en un cambio real, lo que nos hace pensar, como lo hablamos hace unos días en un conversatorio, que la problemática de la ciudad no está en el delincuente que roba en la calle, sino en el profesional corrupto, y eso es lo que queremos cambiar con nuestra invitación a pensar diferente”.

La Opinión