Mientras la maestra, a quien no se le hace muy fácil el español, le pone ritmo a la clase con una canción con la que se aprenderán las  partes del cuerpo, los 80 niños del barrio José Bernal no despegan los ojos de cada movimiento de la boca de la brasileña para hacer una pronunciación precisa.

En ese humilde sector cucuteño, donde el pavimento no ha llegado y las casas son de tabla, los niños madrugan para aprender inglés.

Ellos son los alumnos de dos brasileñas y una chilena,  profesoras voluntarias que decidieron que en Navidad es mejor enseñar a otros que estar en casa con sus familias.

Diana Puerto, quien hace parte de la organización AIESEC, encargada de traer a estos voluntarios a la región, destaca que es muy positivo para estas comunidades tener una experiencia de esa naturaleza, al recordar que que estos menores no tienen la posibilidad de vivirla en su día a día.

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“Es curioso, pero a estas clases nadie quiere faltar”, comenta un vecino. “Debe ser porque las personas son extrajeras y el inglés, aunque la gente no lo crea, a los pobres también nos interesa”, continua. 

(Durante dos meses, los niños de José Bernal y barrios vecinos, aprovechan las vacaciones para aprender inglés.)

Pero no solo los alumnos como Jorge Lemus, de 11 años, están felices con sus clases. Los papás de estos niños son los más contentos, porque durante esta temporada de vacaciones no tienen nada qué ponerlos a hacer y estos cursos los mantienen ocupados la mayoría del tiempo. 

Además, cuando salen a las calles a jugar, ponen en práctica lo que han aprendido.

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Llevan 20 días de clases y ya han pasado por el abecedario, los números y el nombre de algunos animales, lo básico para que un niño conozca el idioma inglés. 

Las maestras no se cansan de recordarles que es más fácil el inglés que el español, teoría que los niños aún no entienden muy bien. 

Esta organización también desarrolla otros proyectos sociales en Cúcuta con los que busca generar un impacto positivo en las poblaciones más pobres.

Durante diciembre y enero, son 80 extranjeros los que llegan a la ciudad para adelantar diferentes proyectos.

Dentro de esas actividades lideradas por los voluntarios están:

-Juegos por la paz, que consiste en enseñar valores por medio del fútbol.

-Comunidades sostenibles, donde se busca un barrio y se construyen salones comunales y parques con reciclajes. 

-Proyectarte, que busca  apoyar en habilidades artísticas a niños y jóvenes de barrios pobres.