“No escondan ni encierren a su hijo por tener limitaciones físicas o cognitivas, tráigalo acá para que se divierta y comparte con más gente”, es el mensaje que replica Raquel Aparicio por donde llega.

Sentada en una silla de ruedas dice que la poliomielitis le impidió caminar por si sola, pero no le quitó las ganas de salir adelante y luchar por sus sueños, por lo que desde la Asociación de discapacitados de La Libertad (Asodisli), vela porque sus 49 compañeros sigan en esta misma lucha.

En Asodisli la edad no es limitante ni mucho menos la discapacidad. Una vez al mes, jóvenes y adultos invidentes, sordos, con parálisis cerebral, retraso mental, paraplejia, síndrome de down, entre otros, se reúnen para compartir un rato de risas y alegrías, y apoyarse en la consecución de medicinas y terapias.

“Seguimos los casos médicos de cada uno de los miembros y los ayudamos a acceder más rápido a sus tratamientos por las vías legales”, explicó Aparicio.

Aunque la asociación tiene una oficina en el Centro Integral de Atención a la Familia (Ciaf) La Libertad, y ha conseguido dotarla mediante rifas y aportes propios, sueñan con poder contar con asesoría psicológica y jurídica gratuita.

Aparicio dijo que han tocado las puertas de entes municipales y departamentales en busca de ayuda no han tenido respuesta alguna.

La practica de danzas les ha ayudado a entretener a los más pequeños del grupo y a darse a conocer su asociación en las distintas comunas de la ciudad.

Desde el año pasado seis parejas que padecen síndrome de down y retardo mental se forman en danzas folclóricas mediante el programa Encarrétate con Capacidad.

El programa ha permitido que la asociación tome más confianza en los procesos culturales y le apuesta a seguir participando en este tipo de proyectos, donde la discapacidad pasa a un segundo plano.