Me enteré de que el presidente Juan Manuel Santos se había ganado el premio Nobel de Paz cuando prendí el televisor en la mañana.  Aunque no voté a favor del plebiscito, creo que este reconocimiento será un gran impulso para que se les mueva el corazón a esos bichos (la guerrilla de las Farc) y por fin consigamos la paz”, explicó con seriedad  Yamile Molina, 58 años.

La mujer vive en el barrio Paz y Progreso, uno de los cuatro lugares de Cúcuta que lleva el título de paz por convicción de sus pobladores, y donde según ella la paz es esquiva por las peleas vecinales.

Mientras compra los víveres para preparar el almuerzo y bromea con el tendero sobre los precios del día, asegura que aunque Santos no es de sus afectos, se merece el premio por habérsela guerreado por sacar adelante los acuerdos de paz, los mismos que ella no leyó por falta de tiempo y porque en su barrio nunca se socializaron los acuerdos firmados en La Habana entre el Gobierno colombiano y las Farc.

“Yo voté y mi voto fue nulo, porque no estaba decidida si apoyar o no los acuerdos y solo quería tener el carné electoral”, explicó sin ningún reparo.

En este mismo barrio, Miguel Ángel Morantes, tendero,  se enteró a las 10 a.m. del nuevo Nobel colombiano, por boca de una vecina. Pese a que no tiene muy claro la importancia de este reconocimiento enfatiza que el presidente no se lo merece porque ganó el ‘no’ en el plebiscito.

“No voté, pero esos acuerdos no debían firmarse, porque la sociedad era la que iba a llevar del bulto. Les iban a poner sueldo a los guerrilleros y nos iban a subir los impuestos porque esa plata iba a salir de nuestro bolsillo, imagínese”, explicó con convicción al tiempo que confiesa que tampoco tiene claro los  puntos del acuerdo de paz.

El galardón de Santos también fue el tema del día en el asentamiento Brisas de Paz y Futuro, en el lado occidental del anillo vial. Allí, Rosa Elvira Hoyos, 63 años, y desplazada de Barrancabermeja y el sur de Bolívar, se mostró contenta con la noticia.

“Prendí el televisor, y lo primero que vi fue esa noticia del presidente. Sé que ese reconocimiento es muy bueno, porque los otros países van a poner sus ojos en Colombia y pueden mandar recursos para programas a favor de los pobres, que somos los que más nos perjudicamos por la guerra”, explicó con una gran sonrisa, al tiempo que reconoció que no salió a votar el domingo pasado.

Hoyos mantiene la esperanza de que la paz está cerca y llegará hasta su barrio, pues en Brisas de Paz y Futuro solo tienen las brisas porque la paz entre los vecinos es lejana y el progreso es casi una utopía.

“Acá no hay inversión de nada, pero quién quita que como somos un barrio de paz nos tengan en cuenta a la hora de los proyectos buenos”, indicó.

Al otro extremo de la ciudad, la comuna 9 también tiene su rincón de paz en Villas de la Paz, un barrio que este año llegará a su cumpleaños 18 y fue bautizado así por sus pobladores que encontraron la paz tras huir de la guerra.

“Soy apolítico y no estuve ni a favor ni en contra del plebiscito, pero espero que con esta premiación presidencial la paz esté aún más cerca”, dijo. 

Finalmente, incrustado en las comunas 6 y 7, se encuentra Villa Paz el barrio más joven de Cúcuta que cargan en su nombre este pacífico instintivo.

Desde allí, donde los servicios públicos son escasos y las aguas servidas recorren las destapadas calles, Gustavo Noriega, líder de Villa Paz, dijo que la comunidad está contenta con la noticia del Nobel.

“Eso es lo que necesita Colombia, visibilizarse. Independientemente de las corrientes políticas este es un momento ideal para sembrar paz y cultivar paz”, explicó esperanzado.

Noriega aseguró que aunque su barrio completó los 5 años sus vecinos son muy organizados y quieren hacerle honor a su nombre  de paz, por lo que con el apoyo de oenegés estudiaron los acuerdos de paz para poder tener bases para decidir el futuro de su país.

“La paz no solo es la que se firmó entre el Gobierno y las Farc, la paz la firmamos todos desde nuestros hogares y sectores. Nosotros empezamos la tarea hace rato porque Villas de la Paz no ha puesto ningún muerto a esta guerra desde su fundación”, concluyó.