Rubén Zamora, excomandante del frente 33 de la desmovilizada guerrilla, en el Catatumbo, insiste en la reconciliación.
Superar el problema de la droga implica mucha voluntad política: Farc
En sus 30 años de vinculación a las Farc como combatiente, fue conocido con el alias de Rubén Zamora, pero su verdadero nombre en el registro civil es Emiro del Carmen Ropero Suárez.
Tras algunos años en las filas de la ahora desmovilizada guerrilla, Zamora alcanzó posición de mando y llegó a ser el comandante del frente 33, con incidencia en la zona del Catatumbo.
Su manejo en los asuntos políticos lo llevó a hacer elegido para integrar el equipo que negoció la paz con el Gobierno en Cuba, en donde hizo aportes especialmente en los puntos de reforma rural integral, participación política y drogas ilícitas.
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Luego de su regreso de La Habana, Zamora pasó a hacer parte de uno de los equipos que lidera el proceso de sustitución de cultivos ilícitos en el Meta, en donde a la fecha, asegura, han alcanzado importantes resultados, al punto que dijo que en las próximas semanas Colombia podrá conocer el primer municipio libre de coca: La Uribe.
Sobre su nuevo trabajo en favor de la paz y el futuro del acuerdo habló el excomandante de las Farc.
¿Cuál es la principal razón que influyó para la determinación de las Farc de llegar a un acuerdo de paz con el Gobierno?
Se tenía claridad sobre la responsabilidad de las Farc de buscarle una salida política al conflicto armado. La paz fue un propósito constante y por esa persistencia se encontró el camino, que aunque difícil, tenemos la plena convicción de que si la sociedad colombiana se empodera de esta causa como un deber y un derecho de obligatorio cumplimiento, se consolidará plenamente en beneficio de todos.
Los cultivos ilícitos han sido uno de los grandes nudos en el marco del conflicto armado, ¿qué tan fácil es desatarlo?
En lo que respecta a las drogas ilícitas se consiguió lo mejor, con el visto bueno de la comunidad internacional. Está demostrado que la política antidroga de la guerra, las fumigaciones con glifosato, la erradicación forzada, la judicialización a campesinos pobres, mientras se protegieron carteles mafiosos y lavadores de activos, fracasó. Esta tiene que ser una empresa de construcción conjunta entre el Gobierno Nacional, las Farc y la sociedad en general identificada con la paz. Hay que hacerlo de la mejor manera para solucionar los problemas estructurales y así erradicar los factores que llevaron a los campesinos al cultivo de la coca.
¿Hacia dónde está enfocada esa solución que plantea el acuerdo de La Habana?
El acuerdo contempla tres líneas muy importantes. En primer lugar, la sustitución de los cultivos ilícitos en un programa de ejecución conjunta y con el compromiso del Gobierno de atacar los factores de pobreza. Lo segundo es de salud pública, entendiendo así el consumo. En tercer lugar, la persecución a los grandes carteles que están en ese negocio. Todo es un proceso participativo y su cumplimiento puede tomar un tiempo no tan largo. Pero es necesario que haya mucha voluntad política, que no haya tantos francotiradores saboteando lo ya convenido.
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¿Cómo ve a Norte de Santander en la salida del conflicto armado?
Me parece que va a representar un aporte significativo a la eliminación de la violencia política en el departamento. Y en ese sentido, destaco la importancia que tiene el proceso que se adelanta con los compañeros del Ejército de Liberación Nacional. A eso hay que agregar una apertura que haga posible que otros grupos armados con presencia en el departamento se acojan a la paz. Ningún actor armado debe quedar en el país. Necesitamos una paz estable y duradera.
Después de 30 años como combatiente, ¿cuál es su protagonismo ahora?
Estoy trabajando en el programa nacional de sustitución de cultivos ilícitos. Es un esfuerzo enorme para demostrar que por ahí es el camino de solución al problema que representa el narcotráfico.
¿Qué fue lo más relevante de su participación en las negociaciones de La Habana?
Trabajé en las propuestas de reforma rural integral, participación política y solución al problema de las drogas ilícitas. También intervine en la discusión del tema de víctimas. Me siento satisfecho de haber representado a quienes creen que la paz es el camino o el destino de Colombia.
Participación en política
¿Cómo ve a las Farc en la campaña electoral que ya está en curso?
No contamos con mucha experiencia en procesos electorales y es la primera vez que lo haremos en forma directa, aunque ya lo habíamos intentado desde la Unión Patriótica, cuando nos cerraron el camino en forma tan brutal. No se trata de promover aspiraciones personales sino de asumir un gran compromiso de lucha contra la corrupción y de discusión de los problemas más sentidos. Hay que llegar hasta las comunidades para escucharlas, recoger sus aspiraciones que se deben impulsar y llevarlas a las corporaciones públicas y las otras instancias donde se toman las decisiones de gobierno.
¿Serán las Farc una fuerza política de crítica o de oposición al establecimiento?
No pretendemos convertirnos en una corriente contestataria sino en una fuerza política que propone, que genera discusión política en torno a los graves problemas de la sociedad colombiana. Una fuerza política muy abierta y dispuesta también a converger con otros sectores de la Nación. Hemos nacido para ser muy propositivos, dispuestos a liderar un proceso de transformación de beneficio para el país. No tenemos en mente hacer oposición en forma caprichosa y obsesiva. La haremos cuando se requiera. Seremos consecuentes con iniciativas que beneficien al país.
¿Qué esperan de las elecciones de 2018?
Aspiramos a que se den las condiciones para la formación de una gran coalición democrática para un Gobierno de transición, de reconciliación y de construcción de paz. Es pasar de un país en guerra a un país de transformaciones que generen mejores condiciones de vida para todos.
¿Hasta dónde llegarán en su compromiso de reparación a las víctimas?
Nosotros pensamos que se trata de las víctimas del conflicto y no las de un bando en particular. Y esa reparación tiene que ser integral, con reconocimiento del derecho de las víctimas, más no es el simplismo de la indemnización a una familia. Es la reparación suficiente por el daño causado, tomando en cuenta la situación de pobreza, en lo cual el Estado debe responder en cuanto le corresponde. Las víctimas no solo son el resultado de una acción armada sino también de unas políticas que se mantuvieron en el país y causaron estragos. Hay que mantener el ánimo de la reconciliación y hacer que la reparación comprenda los cambios que no se pueden aplazar por más tiempo.
¿Qué tan optimista es de que se llegue a la paz con las bandas criminales?
Porque tenemos optimismo es que hemos avanzado en este proceso de construcción de paz. Por eso fue que logramos el acuerdo. Buscamos integrar sinergias, con la voluntad de que estemos unos y otros en una misma mesa en un esfuerzo conjunto para encontrarles soluciones a las dificultades.
La clave de la sustitución
Rubén Zamora estuvo esta semana en Norte de Santander para reunirse con quienes están al frente del proceso de sustitución de cultivos ilícitos en la zona del Catatumbo y conocer detalles de la estrategia que se adelanta en esta región del país, una de las más afectadas por la siembra de coca.
El propósito es establecer qué aportes pueden hacer a partir de la experiencia que se viene impulsando en el Meta y que ha alcanzado desarrollos importantes.
Según el excomandante del frente 33 de las Farc, en ese departamento es en donde más se ha avanzado en los programas de sustitución voluntaria y ya están a punto de lograr que La Uribe, conocido como el corazón del conflicto armado, se convierta en el primer municipio libre de coca.
“Es importante que en el departamento Norte de Santander se haga un esfuerzo institucional para coordinar mejor, junto con las organizaciones campesinas, el sector empresarial, los sectores académicos y los mismos medios de comunicación, el apalancamiento del proceso de sustitución que es muy importante”, sostuvo.
Destacó que esta misma dinámica de integración es la que ha hecho posible que en el Meta hayan logrado establecer una mesa técnica en la que tienen asiento todos los actores, quienes ya cuentan con varias iniciativas productivas para cuando empiecen a llegar los recursos del posconflicto, ponerlas a rodar.
En ese sentido, Zamora dijo que Norte de Santander está frente a una oportunidad histórica y que si se pierde sería realmente decepcionante.
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