Al presidente Juan Manuel Santos no le gusta bailar solo ni está dispuesto a hacerlo. Esta fue la respuesta del primer mandatario colombiano a los representantes gremiales de Norte de Santander, quienes le insistieron ayer en la necesidad de abrir la frontera con Venezuela.

Aunque, a diferencia de lo que sucede en Arauca – en donde el clamor popular insiste en mantener los pasos fronterizos cerrados-, los nortesantandereanos piden una normalización de la relaciones binacionales pero bajo nuevos parámetros.

Las nuevas condiciones tienen que responder a puntos esenciales como la legalidad y reglas comerciales seguras para los sectores productivos del departamento. “Y sobre todo: no permitir bajo ninguna circunstancia que lo que hemos avanzado en la lucha contra el contrabando y contra la ilegalidad lo vayamos a retroceder”, señaló Santos.

El problema, manifestó Andrés Hoyos, presidente ejecutivo del Comité de Ganaderos de Norte de Santander, es que “si la frontera no se abre rápido, no la abren”, y eso es precisamente lo que se debe evitar. En este camino, buscando reducir al máximo el paso de contrabando de ganado en pie y de carne en canal, Hoyos expresó la urgencia de aumentar la presencia de la fuerza pública y los entes del Estado.

Por su parte, desde las casas de cambio, un gremio profundamente golpeado por la situación actual, Juan Fernando González, presidente ejecutivo de Asocambios, habló de la importancia de establecer una mesa de trabajo para buscar soluciones al sistema cambiario.

Un aspecto fundamental en el proceso de normalización que se está buscando es tener toda la información sobre la evolución de la economía del país vecino. De esta manera los empresarios locales podrán conocer las condiciones del mercado al que volverían, explicó Jaime Rodríguez Oviedo, presidente de la Comisión Regional de Competitividad.

Rodríguez, que además es representante de los carboneros de Norte de Santander, uno de los sectores más afectados con el cierre, dijo que si la frontera se abre de nuevo, es preciso que los empresarios de esta industria y el Gobierno Nacional busquen alternativas para hacer que el mineral producido en la región tenga la opción de seguir siendo exportado por los muelles nacionales.

Precisamente, una de las mayores preocupaciones es que con la normalización del comercio binacional, los empresarios nortesantandereanos dejen a un lado el trabajo de búsqueda y conquista de nuevos mercados, según  manifestó Ana Jaimes, representante regional de la Asociación Colombiana de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Acopi).

Este nerviosismo fue respaldada por la Federación Nacional de Comerciantes, seccional Norte de Santander, desde donde se advierte sobre el riesgo de un aumento de la informalidad y el desempleo con la reapertura fronteriza.

En este conflicto, en donde unos hablan de la necesidad de abrir el paso entre Colombia y Venezuela, y otros ponen por encima los riesgos que esto conlleva, Carlos Luna, presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Cúcuta, expresó que la frontera debe abrirse pero para eso hay que prepararse. “Tenemos  que quitarle ese foco de presión que tiene la frontera cerrada, lo han manifestado en diferentes municipios. Este es el momento de abrirla y hay que hacerlo ya”, enfatizó.

La otra voz de apoyo llegó del capítulo regional de la Asociación Nacional de Comerciantes (Andi). Francisco Unda, vocero de la agremiación, recordó un hecho fundamental, y es que el cierre fronterizo evidenció la desconexión de Norte de Santander con el resto del país, por lo que es fundamental seguir trabajando en temas de conectividad y competitividad.

La Opinión