Dicen que la tercera es la vencida y esa es  tal vez la razón por la que Martín Martínez se la está jugando nuevamente por llegar a la Gobernación de Norte de Santander, ahora como independiente, convencido de que la gente de los municipios ha comenzado a manifestar la necesidad de un cambio.

Tras dos intentos fallidos de ser el candidato del Partido Conservador, primero en 2011, cuando fue elegido Juan Alcides Santaella, y después en 2015, cuando una encuesta decidió que el hoy aspirante Juan Carlos García-Herreros, abanderaría a los azules, Martínez resolvió dar un paso al costado de la colectividad que lleva en sus raíces, pero que, dice, no lo ha tenido en cuenta.

En ese sentido, emprendió un recorrido nuevamente por los municipios, aprovechando el auge de las firmas, y durante dos meses logró recoger los más de 127.000 apoyos que certifican su participación en los comicios del próximo 27 de octubre.

Con la mente puesta en que son 40 las razones que tiene para gobernar a partir de 2020, Martín Martínez explicó cuáles son esas propuestas que le gustaría aterrizar durante los próximos cuatro años en Norte de Santander.

Usted ha recorrido en varias oportunidades el departamento, ¿cuál es ese Norte que quieren los habitantes de los diferentes municipios, como reza el lema de su campaña?

Cada municipio tiene sus dificultades y a la vez sus fortalezas, pero encontramos un sentir general y es el abandono del agro, de la malla vial secundaria y terciaria, y que no hay oportunidades laborales.

Entonces, ¿cuál es el Norte que les propone?

Una transformación a partir de propuestas muy sencillas con las que podemos reactivar la economía propia en cada municipio, generar empleo y evitar esa migración a la capital. Acá de lo que se trata es de hacer un plan integral para la reactivación del agro, la recuperación de la malla vial secundaria, programas comunidad-gobierno para mejorar la malla vial terciaria, incentivar otras formas de desarrollo y empleo como es el turismo, porque nuestro departamento tiene muchas fortalezas turísticas, pero desafortunadamente no las hemos sabido explotar.

Cómo cree que se puede sacar a Norte de Santander de la crisis económica en que se encuentra?

Voy a proponer en mi programa de gobierno la recuperación y el avance de la malla vial secundaria en ejes principales, por llamarlo así. Por ejemplo, un compromiso moral que tengo y del cual ya tengo un estudio avanzado, es el anillo vial de occidente, que comprende: Cornejo, Santiago, Salazar, Arboledas, Cucutilla, Altamira. Esta es una vía que puede costar, a precio de hoy, cerca de $550.000 millones, que aparentemente es mucha plata, pero los recursos existen. Si hacemos una programación seria, de cuatro años, tanto con rentas propias, como con Sistema General de Regalías y el apoyo del Gobierno Nacional, lo podemos cumplir. Esto inmediatamente nos desarrolla todo lo que son los pueblos de occidente. Nos quedaría faltando Gramalote, que tiene una buena vía, y hacer una recuperación de la vía Gramalote-Lourdes. Nos queda también un tema complejo, pero que estamos estudiando, y es cómo conectar Gramalote, Carmen de Nazareth, Alto Chiquito; Alto Chiquito-Villa Caro y Cáchira. 

Podríamos empezar con unos mantenimientos preventivos y eso nos daría vías accesibles para ir reactivando el desarrollo de la región.

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¿Y qué hay para el resto del departamento?

Nos quedaría pendiente lo que tiene que ver con Chinácota-Herrán-Ragonvalia y verificar, en un determinado momento, si es mejor esa vía o la que va por Palo Gordo hacia Villa del Rosario. Acá lo importante es que comuniquemos a los municipios con la capital, para que así podamos facilitar el transporte de los productos y abaratar los fletes. A la vez, tenemos un compromiso moral con la vía Iscalá-Toledo-Labateca, y de la mano la vía de La Soberanía. Es solo tener voluntad política. 

¿Qué hay para la Provincia de Ocaña y el Catatumbo al respecto?

La Provincia de Ocaña en su gran mayoría tiene vías buenas, pero tenemos un abandono completo en municipios como Hacarí y San Calixto, y yo sí creo en los recursos de la paz. Por eso debemos verificar cómo vamos a entregar esas vías pavimentadas (La Playa-Hacarí y Teorama-San Calixto). El otro es el compromiso que tiene el Gobierno Nacional con la vía Astilleros-Tibú. 

¿Dónde queda la red terciaria en este plan, pues es de las veredas de donde salen los productos para su comercialización?

Esta red tenemos que hacerla bajo el programa comunidad-gobierno, para el cual el departamento cuenta con unos recursos, los municipios tienen que aportar también unos, al igual que la Nación. En estos programas, con placa-huella, nos ahorramos casi un 40% del costo de inversión de una vía y a su vez generamos empleo, porque no vamos a poner a trabajar gratis a los campesinos. 

¿Cómo se completará esa cadena  productiva para que sea exitosa?

Si tenemos una malla vial secundaria y empezamos a avanzar en la terciaria, vamos a montar, en cada municipio, un centro de acopio para empezar a incentivar la producción agrícola. Al contar con estas cooperativas, tenemos que incentivar al campesino a volver a producir, pero de calidad. Para eso vamos a contar con estudiantes del ISER y de las universidades de la región, para que acompañen a nuestros campesinos. Esos productos se llevarán, a su vez, a tres grandes centros de acopio en Cúcuta, Ocaña y Pamplona, para que podamos comercializarlos. La idea también es que muchos de estos productos terminen en los grandes almacenes de cadena de la ciudad, con la ayuda de la Alcaldía de Cúcuta, generando incentivos para las compras locales. 

Usted ha mencionado la vinculación de las universidades en su plan, pero podría explicar un poco más, ¿qué papel cree que debe jugar  la educación en ese proceso de transformación?

Acá hay que despolitizar un poco las universidades. Todo mundo sabe quiénes y cómo se manejan, pero en lugar de eso lo que debemos es apoyar a la clase estudiantil y en ese sentido tenemos que llevar extensiones de las universidades a las zonas que hoy no cuentan con este beneficio, para capacitar y tecnificar a los estudiantes de la media y ofrecer tecnologías inmediatas a esos mismos estudiantes. Esto hará  que no abandonen sus estudios y se queden en sus tierras produciendo, además de que se pueden convertir en los mismos empresarios de sus zonas. Esto no es costoso, es más de voluntad política.

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¿Qué debería hacer el departamento para tener una mayor solvencia económica?

Nuestros recursos son muy cortos para todas las necesidades del departamento, pero en las dos oportunidades que fui secretario de Hacienda logré demostrar que las rentas se pueden fortalecer con controles, organización y concientización. Si intentamos mejorar las rentas departamentales, que se pude, podemos contar con recursos para jugar con contrapartidas. A mí como gobernador no me dolería hacer un convenio con el Gobierno Nacional donde yo ponga los recursos y ellos ejecuten, con procesos transparentes. 

Nosotros asumiríamos las interventorías o las auditorías para que esos recursos sean bien invertidos. También creo que hay que reestructurar el departamento y revisar cómo reducimos el gasto, para que esos dineros se conviertan en inversión.

¿Esa reducción del gasto implica bajarle a la burocracia?

Claro, no hay que negarlo. Uno tiene que gobernar con los amigos, con quien le ayudó en la campaña, pero lo que no comparto son las corbatas politiqueras.  Hay personas que se sienten sobreprotegidas porque pertenecen a X o Y sector. 

Usted ha mencionado algo de lo que pocos hablan hoy en campaña, los recursos de la paz. ¿Qué planes tiene para el Catatumbo a partir de esas inversiones que contempla el acuerdo de La Habana?

Siempre he sido del pensamiento de que la guerra no se acaba con guerra. Al Catatumbo tenemos que llegar con inversión social, pero, ante todo con vías y sustitución de cultivos. En esto es que debemos enfocar esos recursos con los que el Gobierno tiene un compromiso. Algo que he criticado, siendo oficial retirado de la Armada y oficial profesional de la Reserva del Ejército, es que al Catatumbo le sigamos metiendo uniformados y miren cuántos atentados han existido contra los líderes sociales, cuántos muertos ha puesto el Catatumbo. ¿No será que esos recursos que se destinan en soldados los podemos invertir socialmente en programas comunidad-gobierno para mejorar la malla vial terciaria o en que nos cumplan con la famosa vía del Catatumbo?.

¿De qué forma liderará la defensa del Páramo de Santurbán?

Este páramo es la fuente hídrica más importante de Norte de Santander, que le está dando agua al 50% de los municipios del departamento. Además, tenemos más del 72% de esa área, pero lo más triste es que ha hecho más bulla Santander del Sur. Acá hemos estado paquidérmicos y por eso lo que sugiero es que hagamos un frente común con Santander. 

¿Qué cree que es lo que más propicia la corrupción en la administración pública?

Como gobernador de Norte de Santander, por ejemplo, lo máximo que puedo llegar a ganar en los cuatro años son cerca de $900 millones, por qué me tengo que gastar más de $10.000 millones en una campaña; a quién le estoy hipotecando mi conciencia o qué compromisos estoy adquiriendo. 

Lo que quiere decir entonces es que desde la campaña ya va empeñada la administración…

Se hipoteca la conciencia y se firman documentos.

¿Cuál podría ser el valor agregado de su eventual gobernación?

Una gobernación gerencial y empresarial y buscando ante todo, un consenso político, porque en el departamento estamos como en la Nación, con una polarización en la que unos son los buenos y otros los malos, y eso no puede seguir pasando.

¿Mencione una de esas 40 razones por las que usted debería ser gobernador?

Porque me he preparado desde hace once años, lo mío no es improvisado, y porque nadie ama lo que no conoce. Amo mi departamento, conozco municipio por municipio, porque los he visitado.

Movida de campaña

¿Qué fue lo más difícil de recoger las firmas para avalar su candidatura?

Para mí no fue difícil, porque tengo una gran ventaja y es que en los municipios me conocen bastante y tienen un buen concepto de Martín Martínez. Tal vez es desgastante físicamente, porque salir todos los días, en jornadas hasta tarde de la noche, o desplazarme a los municipios día a día desgasta.

¿Y de hacer campaña como independiente, sin estructuras políticas?

Me han querido hacer un montaje, que en su debido momento lo denunciaré porque ya tengo todas las pruebas, para fregarme, pero la política no se hace así. Cuando uno tiene rabo de paja, que no se acerque a la candela.

¿Les garantiza a quienes lo apoyaron con su firma que en la recta final de la campaña no adherirá a ningún otro proyecto político?

Me están buscando y yo siempre he dicho que cuando uno se sienta en una mesa de diálogo, si llega en igualdad de condiciones, es viable, pero lo único que puedo decir es que ya tengo un aval y que eso me garantiza que el próximo 22 de julio me voy a inscribir como candidato. No recogí 127.000 firmas para dejarlas tiradas. 

Entonces, ¿la tercera será la vencida?

Cuando recogí las firmas, más de un 30% de las personas que me apoyaron les gustaba la idea de la candidatura independiente, porque de pronto quieren una opción diferente. Respeto mucho a mis contrincantes, pero hay que revisar cómo nos ha ido hasta el día de hoy. Estoy dispuesto a enfrentar políticamente a los otros dos sectores. Por ahora, voy en la mitad juiciosito.  

¿Le gustaría volver al Partido Conservador?

Me gustaría que el partido llegara a mí y me gusta cómo me está llegando gente del Partido Conservador, porque aunque no lo quieran reconocer, el partido en este momento está más dividido que nunca.