Los siguientes fueron los esfuerzos hechos por acabar la guerra con la vía negociada.
Los frustrados intentos por firmar la paz con las Farc
Cuando Pedro Antonio Marín tomó el nombre del sindicalista ‘Manuel Marulanda Vélez’, para emprender el camino de las armas, inició también el camino de violencia e ilegalidad que las Farc han transitado durante más de cinco décadas.
Una década antes, en 1953, el presidente dictador, general Gustavo Rojas Pinilla, había decretado una amnistía para que se acogieran los guerrilleros liberales y las autodefensas campesinas. Entonces se pensó que el país quedaba en paz, pero faltarían 63 años para volver a sentir tan cerca una esperanza de terminar el conflicto armado. En esta ocasión, la que está a punto de dejar las armas es la guerrilla de las Farc.
Sin embargo, para llegar hasta aquí tuvieron que pasar muchos gobiernos, así como intentos fallidos por lograr silenciar las armas de una de las guerrillas más antiguas del continente.
Los siguientes fueron los esfuerzos hechos por acabar la guerra con las Farc por la vía negociada, antes del acuerdo que logró el gobierno del presidente Juan Manuel Santos:
Belisario Betancur: exterminio de la UP
(1982-1986)
El presidente Belisario Betancur fue el primero de los mandatarios de la historia reciente del país en llegar a ese cargo con una bandera por la paz. Lo hizo reconociendo las causas objetivas y subjetivas del conflicto armado y asumiendo como interlocutores válidos a los guerrilleros.
Nombró por decreto una ‘Comisión de paz’ con más de 40 representantes de distintos sectores de la sociedad y adelantó acciones de alto impacto en sectores afectados por la violencia y la pobreza. También dispuso mesas de diálogo con las Farc, el Epl y el M-19. El Eln se distanció, por desconfianza.
Hacia 1984 su gobierno firmó dos pactos, el primero de ellos con las Farc, en la Uribe (Meta) y el segundo con el M-19 y el Epl. En los dos hubo tregua y cese bilateral del fuego.
Las Farc silenciaron las armas por tres años (de 1984 a 1987) y el Epl y el M-19 hicieron lo propio por un año.
No obstante, vinieron acciones violentas de grupos ilegales contra los líderes del proceso, que terminó en la masacre de los integrantes de la Unión Patriótica, como el caso de Bernardo Jaramillo (foto). También se presentó un desacato por parte de las Fuerzas Militares a la orden presidencial de cese al fuego que conllevó el fracaso de los acuerdos.
Ernesto Samper Pizano: Remolinos del Caguán
(1994-1998)
Durante este gobierno no se consolidó un proceso de paz como tal, pese a que en los tres primeros meses de su administración, Samper intentó un acercamiento con esta guerrilla, al punto de haber autorizado desmilitarizar el municipio de Uribe (Meta), pero los militares se opusieron y el Gobierno en su debilidad reversó la decisión.
Aun así, dichos acercamientos hicieron posible la liberación de 61 miembros del Ejército y de la Armada que habían sido retenidos en combate. Este hecho es recordado como el ‘Acuerdo de Remolinos del Caguán’.
Virgilio Barco y César Gaviria: Tlaxcala
(1986-1990 y 1990-1994)
El siguiente proceso concreto para buscar la paz con las Farc ocurrió entre 1989 y 1992, durante finales del gobierno de Virgilio Barco e inicios del periodo de César Gaviria.
Para entonces, la violencia era muy fuerte. La arremetida del paramilitarismo y la financiación del narcotráfico eran ingredientes adicionales a la cruda realidad que vivía el país. Las masacres eran el pan de cada día, y el terrorismo tocó las ciudades.
El desborde de la violencia llevó a que Barco, al finalizar su gobierno, aceptara unos nuevos diálogos de la paz con la denominada Coordinadora Guerrillera. Sin embargo, los matices entre cada una de las guerrillas que conformaban este colectivo de grupos alzados en armas hicieron que fracasara esa unión, excepto en el caso del M-19 que sí asumió los diálogos hasta llegar, en marzo de 1990, a su desmovilización.
Con la llegada de César Gaviria al poder se hace un nuevo intento por atraer a las Farc a un escenario de diálogos. El mandatario y la Coordinadora Guerrillera acuerdan volver a conversar, esta vez en Caracas (Venezuela), donde se dieron cinco rondas de discusión en las que hubo acompañamiento internacional y académico. El cese al fuego bilateral fue el único punto en el que se alcanzaron aproximaciones, lo mismo que en temas humanitarios.
En 1992, los acuerdos se retoman en Tlaxcala (México), aunque las partes (Gaviria - Farc) no llegaron con mayores gestos de voluntad. En esta oportunidad el rompimiento de las negociaciones tuvo su origen en el secuestro y posterior muerte (a causas de un infarto) del exministro Argelino Durán Quintero, quien estaba en poder de disidentes del Epl.
Andrés Pastrana: la silla vacía
(1998-2002)
Antes del proceso actual, la de Andrés Pastrana fue la negociación que más cerca estuvo de poner fin al conflicto con las Farc. Los acercamientos comenzaron desde que el dirigente conservador era candidato presidencial, con un encuentro que sostuvo con el máximo jefe del grupo guerrillero ‘Manuel Marulanda Vélez’. De esa charla quedó una foto histórica de registro que para muchos resolvió en favor de Pastrana la disputa presidencial.
Sin embargo, esta imagen no pudo repetirse en la instalación formal de los diálogos. En su lugar apareció un presidente solo, acompañado por una silla vacía, reservada para ‘Tirofijo’, quien nunca llegó por temor a su seguridad.
Pese al inicio incierto de las conversaciones, el proceso alcanzó a durar tres años (1999 - 2002). Para ello se estableció una zona de distensión de 42.000 kilómetros que abarcó los departamentos del Meta y Caquetá.
A este proceso se le cuestionó que no contó con una agenda de negociación bien definida, la descontrolada participación de diferentes sectores que no permitieron encarrilar los diálogos, a pesar de que hubo un acompañamiento internacional, y el abuso de la guerrilla del espacio despejado a falta del control militar. En este entorno nació el Plan Colombia cuyo eje fue militar, por lo menos, en un 85 %.
El fracaso de este proceso, que terminó en 2002 sin un acuerdo final, se le atribuyó a una serie de acciones por parte de las Farc que no daban muestras de voluntad de diálogo. El punto que rebosó la paciencia del Gobierno fue el secuestro del cngresista Jorge Eduardo Gechem, después del cual el presidente Andrés Pastrana decidió poner fin a la negociación.
Bogotá | Colprensa
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