Luego de un año, un mes y 12 días del atentado al procurador delegado Carlos Fernando Mendoza González, el funcionario dice sentir abandono, indolencia y desconcierto por parte de las instituciones del Estado que llevan su caso.

“Ilusamente creí que el Estado me iba a ayudar y me ha desprotegido por completo…”, aseguró el funcionario, quien hoy sigue vinculado al Ministerio Público, si bien en otra ciudad del país.

Mendoza González se refiere a que luego de ocurrido el ataque, cuando se desplazaba en su vehículo por la avenida 9E con calle 6AN del barrio Ceiba II, empezó su ‘calvario’ para solicitar la protección en seguridad y salud, necesaria para sobrellevar su vida. Sumado a un proceso judicial, que aún no vislumbra, el esclarecimiento de los móviles y autores intelectuales del atentado.

Inicialmente la medida preventiva de la Procuraduría fue alejarlo de Cúcuta por considerarla la ciudad de donde provenían las amenazas, y el riesgo era inminente, pero, según el funcionario, la escolta policial que tuvo asignada en días posteriores al atentado le fue retirada inexplicable y sorpresivamente.

La Procuraduría puso al tanto de la situación a las autoridades competentes, pero no hubo respuesta ni de la Policía, ni de la Fiscalía, ni de la misma Unidad Nacional de Protección del Ministerio del Interior, argumentando que su situación no era de “peligro”, sin  tener en cuenta que días atrás del atentado había manifestado intimidaciones en su contra.

Mendoza González, alejado de su familia, residente en la capital nortesantandereana,  instauró entonces una tutela para que le devolvieran el servicio de escolta, la cual falló a su favor. Sin embargo, el panorama no mejoró del todo.

Sin gasolina

Carlos Fernando Mendoza le dijo a La Opinión que el escolta llegó, pero el vehículo asignado se lo entregaron sin presupuesto para la gasolina teniendo que instaurar otra denuncia por desacato de la tutela, la cual es su situación actual.

“El servicio de escolta policial venía fallando desde  antes del atentado. Ese día, por ejemplo, estaba solo…”, señaló el funcionario, sin entrar en más detalles.

Pero el ‘calvario’ no solo ha sido en su seguridad, también le han puesto trabas en la medicina y los traslados que requiere a Bogotá para la atención especializada por la secuelas que le dejaron movimientos limitados.  Mendoza recibió dos tiros (uno a la altura de la sien y otro en el hombro izquierdo).

Solo hasta mayo de este año, su situación le fue reconocida como accidente profesional.

“No tengo una sanción en  25 años de trabajo y me pregunto por qué tanta indolencia…”, agregó el procurador.

Por este atentado, fue detenido Waeymar Estibenson Villamizar Contreras. Hasta el momento, único responsable de la acción violenta cuyo juicio avanza en un juzgado de Cúcuta. El individuo, actuó simulando ser un vendedor ambulante en un semáforo.