El dirigente liberal es optimista con respecto al nuevo proceso de negociación entre el Gobierno y las Farc. Dice que está en la política, pero sin pretensiones electorales y apoya lo que está haciendo el Gobierno de Santos.

Sin aviso previo, el exgobernador de Santander y dirigente liberal Horacio Serpa, estuvo en Cúcuta el pasado sábado, invitado por la Universidad Libre a dictar cátedra sobre participación ciudadana en un programa de especialización de derecho público. Presentado por el decano de la facultad de derecho, José Vicente Carvajal disertó ante un grupo de 40 estudiantes durante más de dos horas. Posteriormente habló con La Opinión.

El fracaso de una consulta de tres partidos ha revivido el debate sobre la situación de las colectividades políticas en Colombia. ¿Qué visión tiene usted de las mismas?

-Creo que esa prueba fue un fracaso, pero no por ello deben acabarse las consultas de los partidos. Tenemos que avanzar en ese procedimiento, que corresponde al sentido constitucional de aplicar en todos los aspectos en que sea posible los criterios de la soberanía popular. Pienso que los partidos tienen que seguir trabajando para mejorarse y reconstruirse y estar del lado de la militancia.

¿Cómo ve usted la situación particularmente del liberalismo en esta momento?

-El liberalismo ha mejorado. En el Congreso ha tenido un desempeño, coherente, serio, constructivo. Hay éxitos a su favor y entre estos menciono las leyes de víctimas y primer empleo. Está el esfuerzo de la colectividad en el apoyo a la ley de tierras. Eso tiene un significado importante, pues responde a las inquietudes nacionales. Su participación en el Gobierno del presidente Santos también le ha hecho bien. Pienso que después de doce años de atravesar el desierto ya los liberales aprendimos la lección, lo cual nos obliga a ser más serios, más constructivos, más realizadores, y estar más sintonizados con la gente. Hay que asumir la responsabilidad de las reformas. Ahora que se abre la oportunidad de la paz es una gran ocasión para abanderar las prioritarias soluciones a los problemas de la nación.

¿Tiene posibilidades el Partido Liberal de regresar al poder?

-Claro que sí. Es que la política es un ejercicio de toda la vida. Después de doce años de estar por fuera  del Gobierno y de no haber participado en tantos desajustes y en las equivocaciones, en los atropellos y arbitrariedades cometidos en este tiempo, pienso que  el partido tiene derecho a reclamar un nuevo espacio en la dirección de la cosa pública.  Esta ha sido una etapa en que ha ocurrido todo lo peor (corrupción, violación a los derechos humanos, incoherencias económicas, aumento de desigualdad, sin que se le pueda achacar responsabilidad alguna al liberalismo). Entonces se abre camino la  recuperación del partido.

Está abierto otro debate en el país que es el de la Vicepresidencia. ¿Qué piensa usted?

-La Vicepresidencia es una institución muy importante que no se debe eliminar. Para llegar a su aprobación pasaron muchas décadas. La institución de la Designatura no fue, como algunos pretenden decirlo, ninguna panacea. Con esta se cometieron muchas equivocaciones. Hubo peleas de los Designados con los Presidentes. Con la Designatura se corre el riesgo de tener un Presidente que no cuente con apoyo popular sino político de élite, que es el que se consigue cuando al eventual remplazo del Presidente lo elige el Congreso de la República. Una grave equivocación, tanto más cuanto que ahora el Congreso está más desprestigiado que nunca. Hay que procurar que  Argelino Garzón no tenga problemas, a quien, por cierto, lo están persiguiendo demasiado. Deben dejarlo tranquilo.

¿Usted cree que las enfermedades del Presidente y el Vicepresidente le crean al país una situación de inseguridad en el manejo del Gobierno?

-No creo. Eso deja unas lecciones importantes. Nadie está exento de enfermarse. Y eso no marcha al unísono con la edad. El presidente Santos es un estadista joven y tuvo cáncer del cual creo se está recuperando muy bien. Angelino estuvo muy bien. Hizo una campaña política con mucho trabajo y quien iba a imaginar que siendo Vicepresidente le iba a dar un síncope cardíaco y fuera obligante practicarle una operación de corazón abierto y dos años después se le presentara una accidente cerebrovascular. Esas son circunstancias de la vida. La enfermedad no respeta pinta. Lo que se deben tener son unas instituciones fuertes.

¿Cómo siente usted la democracia en Colombia?

-El deterioro de los partidos en una manera de afectar la democracia en el país. El proceso de recentralización también lesiona nuestro sistema político democrático. El hecho de que después de 20 años se expida una ley de ordenamiento territorial que no corresponde a las expectativas nacionales ni al contenido constitucional es un retroceso en materia de democracia. Vamos para atrás como el cangrejo. Tenemos que aprovechar el proceso de paz para hacer dos cosas fundamentales en Colombia: refrescar la democracia y modificar el modelo de desarrollo en el país.

¿Qué resultados espera usted del proceso de paz que han emprendido del Gobierno y las Farc?

-Soy optimista y se quiere soy más papista que el Papa. En esto hay que entregarse con alma, vida y corazón, porque de lo contrario las cosas no funcionan. Si apoyamos la paz con condiciones nunca la vamos a tener. Hay que darle plena confianza al Gobierno para que salga adelante en ese proceso y nosotros, desde afuera preparemos el posconflicto. A este propósito, la Sociedad Económica de Amigos del País tiene programado estudiarlo.

¿Cómo califica la actitud del expresidente Uribe frente al proceso de paz?

-No lo entiendo. ¿Cómo negarle a un país que busque la paz a través del diálogo cuando quiera después de ocho años de estar buscándola a través de la fuerza militar el propio expresidente Uribe dijo que la culebra seguía viva? Se avanzó, pero no lo suficiente, porque esta es una guerra irregular. No tengo dudas de que lo institucional se impone a lo subversivo, pero ¿cuándo? La semana entrante no, ni el año entrante. ¿Entonces, dentro de diez años? ¿Cuántos muertos? Si se puede, hagamos la paz ahora. Respeto mucho al expresidente Uribe pero no comparto sus criterios, porque no se compadecen con los requerimientos del país. ¿Cómo condenar a Colombia a vivir siempre en guerra? ¿Mucho más años de guerra?¡Mamola!

¿Cómo ve la política exterior del Gobierno Santos con respecto a los vecinos?

-Bien. Yo pienso que el presidente Santos hizo unas modificaciones importantes en lo que tiene que ver con la política internacional de Colombia. A los países hay que respetarlos en su autonomía para los manejos internos. Entre otras cosas, porque las naciones en lo que tiene que ver von la política internacional no tienen que defender  ideologías sino defender intereses. Eso está claro. A nosotros como colombianos nos conviene mantener relaciones fluidas en materia económica, comercial, cultural deportiva, política y social con Venezuela y con Ecuador. Que allá hay un Presidente que no está de acuerdo con los lineamientos políticos del Gobierno de turno en Colombia, bueno, sí ¿y qué? Pero si podemos exportar nuestros productos, exportémoslos. Necesitamos vender nuestra carne en Venezuela y nuestras confecciones y productos artesanales. Igual con el Ecuador. Son nuestros dos principales socios comerciales en materia de manufacturas. ¿Cómo vanos a cerrar la frontera para que no nos compren? ¿Aquí, entonces, cómo le vamos a dar empleo a nuestros compatriotas? Yo estoy más de acuerdo con las relaciones internacionales a lo Santos que a lo Uribe.

¿Los resultados de su gestión en la Gobernación de Santander le estimulan la búsqueda de otras opciones u oportunidades de poder?

-Fui bien calificado a nivel nacional. La semana antepasada estuve en New York presentando en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas los resultados de Santander en la lucha por los objetivos del milenio, calificados como los mejores de América Latina y eso puede producir dos cosas: o abrirle a uno el apetito de poder, o sencillamente decir, yo me quiero ir con esta calificación. Por ahora digo con énfasis, me quiero ir con esta calificación. De manera que sigo en la política pero no tengo pretensiones electorales.

¿Qué está haciendo en política, o cuáles son las metas que se ha trazado?

-Estoy al frente de un tanque del pensamiento que se llama Sociedad Económica de Amigos del País, la que creó Carlos Lleras Restrepo y dirigió durante 20 años Hernando Agudelo Villa. Ser su presidente es para mí un compromiso muy grande. Y ya estamos trabajando. Hace dos semanas tuvimos una cumbre política extraordinaria. Diez de las figuras más connotadas de la política nacional y de la academia hablaron sobre el posconflicto. Eso es política. Pero, además de eso, en mi afán de abrirle espacio a la opinión y a la democracia me di a la construcción con un grupo de amigos de una revista virtual política. Se llama www.olalolitica.com, para dignificar la política. Porque se han cerrado mucho los espacios. Aquí en Norte de Santander está La Opinión que es una tribuna del pensamiento. Magnífico. Y en Bucaramanga está Vanguardia Liberal. Pero en el centro y hasta en lo nacional se han cerrado los espacios.

¿Cómo están sus relaciones con la cúpula del Partido Liberal y particularmente con el expresidente Ernesto Samper?

-Con Samper muy bien. Hablamos con frecuencia. Yo lo sigo admirando mucho. Una persona muy inteligente, muy capaz, quien también sin estar en el ejercicio de la política hace política, mantiene la Fundación Escenario y lucha por lo humanitario. Ese es un ejemplo muy edificante. Pero también me tastaseo, como se dice en Santander, con el expresidente Gaviria. Tengo buenas relaciones con el director del partido, Simón Gaviria y con los parlamentarios. Pero participo de la idea de que al partido hay que darle una mayor amplitud en el sentido de la democracia, que hay que hacerlo más combativo, que si bien, como ya lo dije ha mejorado, tenemos que asumir unas responsabilidades y ser de nuevo los abanderados de las reformas. Son prioritarias, la económica, la política y la social.