El diplomado ‘Gestores de Paz’, que lideran la ESAP, la GIZ, la Oficina del Alto Comisionado y la Gobernación de Norte de Santander, sirvió de escenario para un acto de perdón y reconciliación que fue posible gracias al acuerdo de paz.

En un mismo salón, ayer estuvieron presentes el exalcalde de Ocaña, Luis Alfonso ‘El Polaco’ Díaz, y el excomandante del frente 33 de las Farc, Rubén Zamora, quien después de varios años de haber salido para La Habana a participar de las negociaciones de paz, regresó al departamento del que es oriundo.

Como se recuerda, Díaz fue durante muchos años un objetivo de Zamora y de la desaparecida guerrilla, al punto que tuvo que trasladarse a vivir durante tres años y medio, junto con su familia, a un batallón, para evitar ser asesinado.

No obstante lo vivido, el exmandatario aprovechó que  ayer pudo tener frente a frente a quien otrora fuera su verdugo y en un gesto de reconciliación le dijo públicamente que lo perdonaba.

Zamora por su parte exaltó  lo hecho por Díaz y le aseguró que  él nunca había tenido la intención de hacerle daño y amenazarlo, y que lo sucedido obedeció a la misma dinámica de la guerra.

Dijo que él ahora está en una nueva condición como gestor de paz y que en medio de ese camino  está trabajando por fomentar la reconciliación no solo en Norte de Santander sino en el resto del país.

Antes de su intervención en el diplomado, Rubén Zamora se encontró también con la hermana del cabo segundo del Ejército, Héctor Velásquez Carrillo, Edilia, quien le pidió interceder ante las Farc para conocer la suerte del militar, quien es considerado como el secuestrado más antiguo en Colombia.

Velásquez, oriundo de Las Mercedes (Sardinata), fue retenido por hombres de la desmovilizada guerrilla en Florencia (Caquetá), en 1997, y desde entonces no se sabe nada de él.

Al respecto, Zamora le manifestó a la hermana del uniformado que con sus compañeros intentará averiguar lo que sucedió con el cabo segundo.