Aunque en la baraja de presidenciables varios han sido docentes, a Sergio Fajardo es a quien más lo identifican con ese rótulo de educador que quiere darle un giro al país a partir de la enseñanza y las oportunidades de formación.

Nació en Medellín hace 62 años. Es matemático de la Universidad de los Andes, doctor en Matemáticas de la Universidad de Wisconsin-Madison y doctor Honoris Causa de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, España (2009) y de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina (2015). Su profesión la ha alternado con el periodismo y la política.

Empezó su carrera como profesor en la Universidad de Andes. Allí también fue director de investigación y director del Departamento de Matemáticas. También estuvo vinculado a la Universidad Nacional. Ha sido profesor visitante de instituciones como la Universidad de Berkeley, la Universidad de Wisconsin, la Universidad de Colorado, la Universidad Católica de Chile, la Universidad de Oslo y la Universidad Central de Venezuela.

Fajardo también ocupó varios cargos en instituciones científicas, como el Consejo Nacional de Ciencias Básicas y la Comisión Nacional de Maestrías y Doctorados.

Si bien la educación ha sido su prioridad, el interés por liderar procesos de transformación en el país hizo que la política se metiera en su camino. Fue así como, en 1999, lideró la conformación del movimiento Compromiso Ciudadano. Desde esta plataforma hizo su primer intento por llegar a la Alcaldía de Medellín, pero resultó fallido. 

Tres años más tarde, con el apoyo de la Alianza Social Independiente (ASI) y liderando un proyecto alternativo que sedujo a los ciudadanos, pero también a los empresarios, logró el objetivo de dirigir las riendas de su ciudad. 

Su paso por la Alcaldía trajo consigo una serie de transformaciones que lo pusieron en la mira del país y del mundo. En Colombia fue elegido como el mejor mandatario y la revista Semana también lo galardonó como el mejor líder del país 2011-2012. El The Financial Times lo eligió como el personaje de América Latina 2007 y fue uno de los ocho líderes destacados de la región en los premios América a la Excelencia en el Servicio Público, de la Organización de Estados Americanos y la ONU (2007).

Entre sus logros se le reconoce el haber reducido los índices de violencia, el impulso del desarrollo urbanístico y el saneamiento de las finanzas de la ciudad.

Camino a la Presidencia

Después de su paso por la Alcaldía de Medellín, Sergio Fajardo se dedicó durante algún tiempo a los medios de comunicación, como subdirector del diario El Colombiano, columnista y panelista de algunas emisoras, pero la política lo volvió a seducir y empezó a preparar su primera apuesta a la Presidencia de la República.

En 2009, Fajardo salió a recoger firmas para consolidar su proyecto presidencial y tras un largo recorrido por el país recolectó más de 700.000 apoyos. Con este respaldo decidió presentar primero una lista al Senado, pero los resultados no le favorecieron.

Vino entonces el sonado proyecto de ‘los quíntuples’, una alianza entre los exalcaldes Enrique Peñalosa, Antanas Mockus, Luis Eduardo Garzón y la exministra Marta Lucía Ramírez, que buscaba meterse en la carrera presidencial, pero la iniciativa no se consolidó.

En vista de que esta idea no prosperó, Fajardo pasó a hacer parte de la famosa ‘Ola verde’ que abanderó la candidatura de Mockus con Fajardo como fórmula vicepresidencial. La victoria entonces fue para Juan Manuel Santos.

Dos años después llegó a la Gobernación de Antioquia con más de 925.000 votos y empezó a liderar el proyecto de la ‘Antioquia más educada’, que hoy busca replicar desde la Presidencia de la República. Su paso por la administración departamental también le mereció importantes reconocimientos y altos niveles de popularidad. En 2015 fue elegido como el  mejor gobernador por la Fundación Colombia Líder.

En 2012 decidió hacer una pausa en la política y regresó a la academia como profesor distinguido de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Instituto Tecnológico de Monterrey, México. También se dedicó a ofrecer conferencias a nivel internacional.

Sin embargo, después de la campaña del plebiscito por la paz, en 2016, Sergio Fajardo comenzó a dar luces de una nueva candidatura presidencial y el año pasado arrancó un segundo proceso de recolección de firmas con su movimiento Compromiso Ciudadano. 

Sin embargo, pese a haber inscrito su proyecto ante la Registraduría como independiente, el candidato decidió hacer alianza con los senadores Claudia López (Alianza Verde) y Jorge Robledo (Polo Democrático) y conformaron la llamada Coalición Colombia. Por su alta favorabilidad en las encuestas, fue el elegido para abanderar la candidatura.

Aunque a comienzos de este año intentó un acercamiento con Humberto de la Calle, no se alcanzó un acuerdo, y cada uno siguió su camino de manera independiente.

El carisma y la neutralidad que lo caracterizan, pero también su posición de ‘ni uribista ni antiuribista’, lo muestran como una alternativa a la polarización   en que hoy está sumida Colombia. No obstante, esto mismo lo ha llevado a ganarse la fama de tibio. Él por su parte sigue convencido de que su principal arma son la coherencia y la consistencia.

Claudia López Hernández

La coequipera de Sergio Fajardo es una mujer controvertida, directa y muy sincera que no teme enfrentarse a nada ni a nadie. Aunque para muchos es el polo opuesto del candidato de la Coalición Colombia, por su temperamento y el tono del discurso, su modo de pensar y visión de país hizo que se convirtiera en el complemento de este proyecto presidencial.

Nacida en Bogotá el 9 de marzo de 1970, López se graduó en Gobierno, Finanzas y Relaciones Internacionales en la Universidad Externado de Colombia y tiene una maestría en Administración Pública y Política Urbana en la Universidad de Columbia en Nueva York. Actualmente cursa un doctorado en Ciencia Política en la Universidad de Northwestern, en Chicago.

Su primera experiencia en el terreno político lo hizo desde el movimiento estudiantil que, entre 1989 y 1990, promovió la Séptima Papeleta y que le dio impulso a la Asamblea Nacional Constituyente.

Fue directora de Acción Comunal de Bogotá, durante la primera administración de Enrique Peñalosa, alcaldesa local de Santa Fé y consultora del PNUD en gobernabilidad y desarrollo local en 10 países de América Latina.

Sin embargo, fueron sus investigaciones sobre la alianza entre narcotraficantes, paramilitares y políticos los que la llevaron a tener trascendencia en el país y a convertirse en un personaje clave en el desenlace de procesos como la ‘parapolítica’. 

Desde la Misión de Observación Electoral (MOE) y la Corporación Arcoiris, López dejó al descubierto las votaciones atípicas  que se registraron en algunas regiones del país para los comicios de 2002 y que tiempo después terminaron con una decena de congresistas en la cárcel y procesados por sus vínculos con los paramilitares. Sus investigaciones fueron recopiladas en el libro ‘Y Refundaron la Patria’.

Durante un largo tiempo, Claudia López se dedicó a escribir columnas  en varios medios de comunicación, entre ellos El Tiempo, de donde fue despedida por las críticas que hizo en contra del manejo informativo del diario. Desde esta posición enfrentó a poderosos personajes de la vida nacional, pero también ha tenido que retractarse en varios casos.

En 2014 decidió presentar su nombre al Senado de la República con el aval del Partido Alianza Verde y con más de 80.000 votos logró asegurar un cupo en el Congreso, como la mejor votación de su partido. En el Legislativo se ha convertido en una voz altisonante y ha liderado fuertes debates sobre educación y corrupción.

El año pasado anunció que no volvería al Congreso en el próximo periodo y sorprendió con su aspiración a la Presidencia de la República. Después de someterse a una encuesta interna, fue la elegida para representar a su partido en la carrera presidencial.

Sin embargo, al igual que Jorge Robledo, decidió renunciar a ese proyecto para acompañar a Sergio Fajardo, con quien está dando la pelea por posicionar una alternativa diferente de gobierno, cuya base principal sea la educación y la lucha contra la corrupción.