Falta de un acuerdo sobre la sustitución de cultivos ilícitos obligó el traslado.
Caño Indio no fue zona veredal por culpa de la coca

Los cultivos ilícitos que abundan en Caño Indio, la vereda de Tibú que había sido seleccionada para concentrar a las Farc durante su proceso de desarme y desmovilización, se les atravesaron en el camino a las comunidades de la zona y alejaron aún más sus esperanzas de recibir, por fin, la atención del Estado para salir del atraso en que se encuentran.
La falta de concertación entre los habitantes que viven de este negocio y el Gobierno Nacional, para sacar adelante un plan de sustitución, llevó a que se decidiera cambiar, por segunda vez, el punto para la instalación de la zona veredal.
“Se llegó a un acuerdo que se va a cambiar la zona de Caño Indio para La Gabarra, en el sector del 60, Pueblo Nuevo o la Paz. Vamos a hacer el reconocimiento la semana que viene para definir esa zona. Es la única que queda pendiente para el 31 de enero”, anunció ayer el general Javier Flórez, jefe del Comando Estratégico de Transición.
Aunque en diciembre las partes avanzaron en una mesa de diálogos para destrabar uno de los principales nudos que se interponía en la adecuación del lugar, las ambiciosas propuestas de los cultivadores, liderados por la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), hicieron que el Gobierno desistiera de Caño Indio.
Y es que mientras el Ejecutivo planteaba una ayuda de un millón de pesos por 12 meses, sumado al desarrollo de proyectos productivos de largo plazo y de seguridad alimentaria, para facilitar la sustitución, las comunidades de Caño Indio y otras veredas aledañas como Palmeras Mirador, Chiquinquirá y Progreso 2, insistían en el pago de tres salarios mínimos mensuales legales vigentes, durante tres años, para los dueños de finca, y dos salarios mínimos mensuales, durante 24 meses, a los recolectores o ‘raspachines’.
Esta propuesta conocida como ‘remuneración comunitaria’ fue descartada por el Gobierno, toda vez que estaba muy por encima de las posibilidades que tiene el Estado, según lo advirtió Eduardo Díaz Uribe, director para la Atención Integral de la Lucha contra las Drogas.
De hecho, el funcionario aseguró que esta es la única zona del país en la que no fue posible llegar a un acuerdo, pese a que la misma propuesta que les plantearon a los pobladores, fue aceptada en otras regiones con similares condiciones a Caño Indio.
“Infortunadamente (la propuesta) está, en criterio de algunos líderes, por debajo de sus aspiraciones. Yo lo que creo es que en el fondo estas personas no tienen intenciones reales de abandonar los cultivos ilícitos”, señaló Díaz la semana pasada.
El fin de semana y después de las declaraciones del director del programa de lucha contra las drogas, los habitantes de las cuatro veredas con las que se buscaba un acuerdo para la sustitución de los cultivos ilícitos, expidieron un comunicado en el que ratificaban la disposición de concertar una salida al asunto.
Y pese a que aguardaban por un nuevo encuentro con el Gobierno, para presentarle la propuesta que fue flexibilizada, ayer se encontraron con la noticia de que Caño Indio ya no será la zona veredal.
Si bien el general Flórez dijo que solo hasta la próxima semana, cuando visiten las nuevas veredas seleccionadas para la instalación de los campamentos, se confirmará la decisión a la que se llegó durante un encuentro con el Estado Mayor de las Farc, es casi un hecho que la zona será trasladada.
La Opinión intentó comunicarse con dos de los líderes de Ascamcat para conocer la reacción sobre la decisión del Gobierno y las Farc, pero no respondieron a las llamadas.
'Nos da miedo quedar en el olvido'
Luis David Rincón, presidente de la junta de acción comunal de Caño Indio se mostró desconcertado al conocer el traslado del punto escogido para el proceso de desmovilización de las Farc y pidió la presencia del Gobierno para que les expliquen las razones por las cuales esa ya no será la zona veredal.
“Nosotros queremos saber el porqué de esa decisión y por qué no vino el Gobierno a la reunión que estaba prevista para diciembre. Tanto que le apostamos al proceso de paz y no podemos quedar así”, consideró Rincón.
Y es que la idea de contar, por fin, con la atención del Gobierno y de salir del ostracismo al que los tienen relegados, había llenado de esperanza a las 52 familias que en promedio habitan esta apartada vereda de Tibú.
Aunque hasta el momento no se había movido una hoja en la vereda para adecuar el campamento al que llegarían los hombres de las Farc que dejarán las armas, los habitantes del lugar confiaban en que la inversión del Estado para la adecuación de las vías de acceso y los servicios públicos, estaban por llegar.
“Sabemos que las familias viven de los cultivos ilícitos y nosotros lo que queremos es la sustitución. Que queden proyectos productivos. El campesino hoy en día cultiva no porque quiera sino por el abandono del Estado. Aquí no hay nada. No tenemos una carretera para sacar los productos. No hay agua, luz, nada”, reprochó.
Por esa razón, ‘Tori’ como conocen a este líder comunal en la zona, pide en nombre de sus vecinos, que si se llevan el punto de concentración no los olviden y no los vuelvan a confinar al anonimato.
“Nos da miedo que quedemos en el olvido. Cuando entré a apoyar este proceso de paz no tenía problemas y hoy en día tengo amenazas. Por eso, llamo al Gobierno a que nos escuche”, dijo.
El presidente de la junta de Caño Indio reprochó que el Gobierno no haya cumplido la segunda cita que se había establecido para mediados de diciembre pasado, con el fin de avanzar en el diálogo sobre la sustitución y aseguró que las comunidades habían bajado las pretensiones y tenían una nueva propuesta que no fue escuchada.
'El Gobierno no arrancó temprano'
El alcalde de Tibú, Jesús Escalante, también lamentó lo sucedido con Caño Indio y reconoció que las condiciones de la zona no se prestaban para poner en funcionamiento el proceso, con la celeridad que tenía el Gobierno.
“El Gobierno no arrancó temprano y allí no hay agua potable, no tienen una vía, no tienen luz. Se hacía difícil la situación”, dijo.
El mandatario pidió, al igual que las comunidades del lugar, que no los dejen abandonados ahora que ya no se instalará la zona veredal, pues insistió en que los habitantes están muy interesados en hacer el tránsito de lo ilegal a lo legal y esperanzados en que la paz les traerá el desarrollo que han esperado por décadas.
El gobernador de Norte de Santander, William Villamizar, también se mostró contrariado de que las inversiones que se habían proyectado para Caño Indio se estanquen y dijo que están a la espera de si se deja este punto de concentración o se pasa a otro lugar.
¿La tercera será la vencida?
Desde que se anunció la escogencia de varios puntos de la geografía nacional para la concentración de las Farc, tras la firma del acuerdo de paz, en Norte de Santander ya son tres los sitios que se han seleccionado para facilitar este proceso y todavía no arranca.
El primer lugar que se contempló como Zona Veredal Transitoria de Normalización fue la Angalia, una vereda de Tibú en la que hacen presencia todos los grupos armados al margen de la ley y los cultivos ilícitos imperan, como en la mayoría del Catatumbo.
Aunque su selección nunca se hizo oficial por parte del Gobierno, los habitantes del lugar se mostraron en desacuerdo con que allí se asentaran las Farc para avanzar en su proceso de desarme y reincorporación a la vida civil.
Pocas semanas después de que el nombre de esta apartada vereda saliera a la luz, se anunció que la Angalia ya no sería el sitio elegido para permitir el tránsito de los guerrilleros a la vida civil.
El punto seleccionado ahora sería Caño Indio, otra vereda de Tibú a la que en pleno Siglo XXI no le llega ni el agua ni la luz.
Este caserío de aproximadamente 24 kilómetros cuadrados por los que se reparten 52 casas, una escuela y con una mayor influencia de las Farc, se mostró dispuesto a recibir a los hombres que se acogieron al proceso de paz.
No obstante, desde que se habló de la posibilidad de instalar allí el punto de concentración, los problemas amenazaron con torpedear el futuro del proceso.
Finalmente, la fuerte presencia de cultivos ilícitos y las difíciles condiciones del lugar complicaron el panorama y obligaron el traslado de la zona veredal.
Ahora, tres nombres vuelven a quedar sobre la mesa como posibles sitios para facilitar la desmovilización de las Farc: Kilómetro 60, Pueblo Nuevo o La Paz, también en Tibú. Se espera que esta vez el terreno elegido cumpla mejor las expectativas y no siga retrasando el cronograma para el desarme que empezó a correr a comienzos de diciembre.
Así son los nuevos sitios en la mira del Gobierno
Al igual que Caño Indio, el Kilómetro 60, Pueblo Nuevo y La Paz, las tres veredas de Tibú a las que ahora le apunta el Gobierno para instalar la zona veredal en la que se concentrarán las Farc, son lugares de los que poco se ha escuchado hablar y que se encuentran confinados en las entrañas del Catatumbo.
Su punto de referencia es La Gabarra, el corregimiento que a finales de los años noventa fue bañado de sangre por cuenta del accionar de los paramilitares.
Sin embargo, sus características se ajustan mucho más a los requisitos que fueron planteados desde un comienzo para la ubicación temporal de la guerrilla.
De acuerdo con el alcalde de Tibú, Jesús Escalante y el presidente de Asojuntas de La Gabarra, Obner Galván Flórez, en estos tres puntos la presencia de cultivos ilícitos es mucho menor y en su lugar abundan cosechas de plátano, yuca, maíz, limón, cacao y caucho. Además, los caseríos cuentan con luz y aunque el servicio de acueducto todavía no funciona, se abastecen de nacientes de agua para el consumo.
Y si bien los 57 kilómetros de carretera que comunican a Tibú con La Gabarra (dos horas) presentan tramos en muy mal estado, unos 20 de ellos ya fueron rehabilitados completamente y se avecinan más obras.
En el caso del Kilómetro 60, se encuentra distante unos 10 minutos, alrededor de tres kilómetros, del casco urbano de La Gabarra y es habitado por unas 80 familias.
Pueblo Nuevo es un caserío mucho más pequeño, pero también está a kilómetro o kilómetro y medio del corregimiento.
Estas dos veredas se ubican cerca de la base militar del Ejército y pese a que en época invernal las condiciones hacen difícil el tránsito por la carretera que las comunica, es posible el ingreso de vehículos.
La Paz es el sector más lejano. Está a una hora de La Gabarra, pero también cuenta con servicios de luz y agua.
Aunque tan solo ayer se dio a conocer la decisión de un posible traslado de la zona veredal de Caño Indio, los habitantes de estos tres puntos ya son conocedores del hecho y están dispuestos a facilitar el proceso de desmovilización de las Farc.
“Si es esta una oportunidad para que haya paz y podamos vivir tranquilos, bienvenida sea”, manifestó Obner Galván Flórez.
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