Promotores y opositores del plebiscito del 2 de octubre mediante el que se refrendara o no el acuerdo de La Habana, han puesto en marcha distintas estrategias para inclinar la decisión de los electores hacia el ‘Sí’ o el ‘No’.

Mientras que el Centro Democrático asegura que ha hecho una campaña “austera y a pie, desigual frente a la del ‘Sí’”, quienes promueven el voto positivo desde el gobierno departamental y municipal han demostrado mayor capacidad económica y de convocatoria para eventos masivos, como el que tuvo lugar el lunes, en Cúcuta.

Sin embargo, las contradicciones en este último caso han sido evidentes, como ocurrió con el objetivo de la manifestación en favor de la paz, según el cual este no era “un show de proselitismo político”, pero el diputado José Luis Duarte estuvo en la tarima vistiendo una camiseta del partido Opción Ciudadana.

“A nosotros nos convocaron de amarillo y no le vi ningún inconveniente”, dijo Duarte. “Acepto mi error, pero no creo que sea diferente a cuando los del Centro Democrático van con sus logos del partido. Además, mi camiseta decía Sí a la paz, en la parte trasera”.

Pese a la excusa hubo otras manifestaciones partidistas, como la presencia de un arlequín que exhibía el nombre de Chelín, apodo con el que se conoce tanto al diputado Duarte, como a su hijo, quien es actualmente el secretario de Tránsito de Cúcuta.

Sumado a ello, y según denunciaron las organizaciones sociales participantes en el acto, se vitoreó el nombre del condenado Ramiro Suárez.

Para el concejal Juan Capacho, del Centro Democrático, “todos sabemos que Ramiro está detrás del poder en Cúcuta y que a César Rojas lo eligieron con la estampa de atrás de la campaña”.

Gabriel Tarazona, vocero de la Unión Patriótica, criticó la situación y dijo que “ese día preferimos hacernos a un lado, y no participar en tarima después de eso”, pero reiteró que no hubo ni habrá un comunicado o manifestación escrita sobre el tema.

Presión y plata

La presión sobre contratistas y funcionarios públicos es evidente, según expresaron el concejal uribista y el líder de la UP, en especial porque la mayoría de participantes en el encuentro iba vestido con las camisetas y chalecos del programa Generación de Empleo, de la Alcaldía, lo cual prueba la necesidad de exhibir el apoyo comunitario, pero haciendo énfasis en la vinculación con la administración municipal.  Además, ese día la jornada laboral se desarrolló solo hasta la 1:00 de la tarde, para poder garantizar la participación de los empleados oficiales.

“Lo que realmente nos preocupa es que la gente está constreñida para votar, por parte de los funcionarios de la Alcaldía, pero no votan por convicción o conocimiento de los acuerdos”, planteó Tarazona. “Es como una orden de Ramiro”.

El motivo de ello, según Capacho, es simple: “al igual que se le va a dar participación política a los delincuentes que tienen procesos con la justicia, él podría reclamar el principio de igualdad, que es uno de los peligros de los acuerdos, al terminar con el equilibrio democrático”.

El concejal coincidió con Tarazona al aseverar que no solo los empleados estarían siendo presionados para votar por el ‘Sí’, sino que “ellos (los del ‘Sí’) están extorsionando a los alcaldes con los recursos del Gobierno Nacional y eso pasa en todos los municipios”.

Así mismo, expresó que la campaña del ‘No’ se mueve entre “los volantes y voluntarios, sin garantías de acceso al Catatumbo y el sur del departamento, y opacados por la dádiva tradicional, los mercados, y el impedimento de publicidad”.

Nubia Mendoza, defensora de derechos humanos, confirmó los “lamentables y vergonzosos hechos” del lunes, en los que no solo hubo una plataforma partidista sino que se desvirtuó la participación de las organizaciones sociales.

“Esperamos rescatar este viernes, con el cierre de campaña, la representación social con actos culturales y un foro en el hotel Casablanca”, dijo.

Mientras tanto, el Centro Democrático dijo que continuará intentando convencer a la comunidad para que vote ‘No’ en Labateca, Bochalema, Ocaña, Pamplona, Herrán, el área metropolitana, Chinácota, y Tibú, a la espera de que “la Registraduría haya hecho la depuración de jurados y tengamos posibilidad de participación con nuestros testigos electorales, para que no nos hagan trampa”.

La Opinión