Un sorprendente e inesperado giro dio esta semana la relación entre el Gobierno y una de las principales fuerzas de oposición política del país, el uribismo.

En medio de un desplome en la imagen del presidente Juan Manuel Santos, los gestos de acercamiento que tuvieron esta semana las dos partes dejan entrever que en la partida, el jefe del Centro Democrático, el senador Álvaro Uribe Vélez, tomó un segundo aire.

Y es que ante los tropiezos sorteados en las últimas semanas por el mandatario y su gabinete de trabajo fue el uribismo quien pasó a poner las reglas en torno a la agenda legislativa y los pocos puntos en los que coinciden sobre el proceso de paz.

Muestra de ello es el reciente encuentro que sostuvieron el expresidente y el ministro de la Presidencia, Néstor Humberto Martínez, por iniciativa de este último y en la oficina del senador, ubicada en el Capitolio Nacional, hasta donde el ‘superministro’ fue a buscarlo.

Al término de la charla, las voces en el Gobierno cambiaron radicalmente al punto que el propio Martínez calificó  a Uribe como “un patriota, que no se opone a la paz”. El cambio de discurso no dejó de sorprender, puesto que en otras ocasiones el presidente Santos había tildado a su antecesor como “enemigo de la paz”.

Sin embargo, el Gobierno no fue el único que le dio un giro a su posición frente a sus adversarios políticos. El jefe del Centro Democrático también tomó un rumbo distinto, pues además de aceptar el encuentro con Martínez, manifestó su respaldo a los planteamientos que sobre el cese bilateral y la justicia para los guerrilleros que se desmovilicen, hizo en días pasados el presidente Santos.

“Ha habido dos rectificaciones del Gobierno que se deben apoyar, una de ellas es que no se negociará el cese bilateral y la otra, que habrá cárcel para los cabecillas de la guerrilla”, manifestó Uribe.

A estos acontecimientos, se suma el salvavidas que semanas atrás le lanzó el senador al vicepresidente Germán Vargas Lleras en el Congreso, al impedir que en la discusión de la Reforma al Equilibrio de Poderes se estableciera una inhabilidad de cuatro años para que el vicepresidente pueda postularse como candidato presidencial.

Acercamiento estratégico

Para el analista político John Mario González, este acercamiento es estratégico, pues en la carrera por una eventual refrendación de los acuerdos de paz, el Gobierno empieza a preocuparse por el ambiente general y el respaldo de todos los sectores.

“Ese abrazo se vuelve como un abrazo de oso, porque en cualquier momento Uribe puede poner las condiciones aún más difíciles y la mesa de La Habana, en esas circunstancias, puede ser inviable. Eso es lo que debe evitar el Gobierno”, consideró González.

Para el experto, la debilidad política de Santos es mayor cuando en varios miembros de su gabinete se advierten eventuales aspiraciones presidenciales, o han hecho pronunciamientos que no acompañan la “pedagogía de paz” que defiende el Gobierno.

“Otro tema que ha empeorado ese ambiente es el propio accionar de la guerrilla. La posición que adoptó luego del atentado en el Cauca agotó la paciencia de la opinión pública, que dejó de percibir la paz como un tema político y lo asumió como una preocupación más social”, dijo el analista.

Carlos Holmes Trujillo, ex fórmula vicepresidencial de Óscar Iván Zuluaga, y dirigente del Centro Democrático, manifestó que más allá que tender puentes entre Uribe y Santos, el reto que enfrenta el proceso es el de crear las condiciones de opinión para que la mesa de diálogos pueda seguir operando.

Sobre los acercamientos del Gobierno con su bancada, Holmes cree que ha visto surgir unas coincidencias que podrían convertirse en un punto de partida para avanzar hacia la paz.

Particularmente esos puntos comunes tienen que ver con el cese del fuego y el mecanismo de verificación, pues el Gobierno está reclamando que las Farc cumplan con la suspensión de las  hostilidades y el Ejército insiste en que se mantendrá dicha tregua, pero con verificación, tal como lo pide el uribismo.

Lo que sigue sin angustiar a la oposición es su posible participación en la Comisión Asesora de Paz, organismo con el que el Gobierno pretende dar la mayor inclusión a sectores sociales y políticos, de cara a la posible refrendación popular de los acuerdos.

Aunque el nombre de Carlos Holmes Trujillo fue uno de los mencionados para conformar el órgano, el jurista asegura que no es el momento y que por ahora lo importante no es el escenario, sino la voluntad de buscar y encontrar coincidencias en puntos centrales.

Alcances políticos, pero  no electorales

En materia política, el analista de la Universidad Javeriana Josías Fiesco, cree que el alcance de estos acercamientos no pesarán electoralmente, pues en el panorama sigue siendo inviable algún tipo de alianza conjurada para vencer en las urnas en octubre próximo.

“Lo que no es descabellado es que esos acercamientos le sirvan al Gobierno en sus proposiciones legislativas, pues Uribe, además de tener aceptación, tiene una bancada que podría sacar adelante proyectos, como ya ocurrió con el presupuesto nacional y con iniciativas de la salud”, dijo Fiesco.

Así las cosas, el ritmo de la negociación con las Farc marcará no solo el respaldo de una opinión pública con la copa rebosada, sino también el cambio de discurso de una acérrima oposición, que por ahora deja claro que pese al acercamiento, no se sentará a dialogar con el mayor abanderado de la paz, el presidente Juan Manuel Santos.