Resguardándose de las lluvias y el inclemente frío de Pamplona, estaba una perrita de la calle con cinco cachorros que se disputaban el abrigo de la madre para no morir de hipotermia.

De acuerdo con vecinos de la parte alta del barrio Juan XXIII que, debido a las medidas de aislamiento obligatorio, muchas familias optaron por arrojar a la calle las mascotas, quizás por la falta de alimentos.

Eso pasó con la perrita “luna” que desde hace dos meses empezó a frecuentar ese sector en donde algunos vecinos les proporcionaban comida y ante el no tener un techo seguro, buscó un lugar en donde tener la camada de hijos. 

Hasta ese sector llegaron los uniformados del Grupo de Protección Ambiental y Ecológica de la Estación de Policía Pamplona que al ver la situación de vulnerabilidad, optaron por rescatar la canina con los cinco cachorritos.

Para evitar que sigan frecuentando las calles y se conviertan en un problema de salud público fueron entregados a los animalistas de la ciudad, quienes se encargarán de entregarlos en adopción. 

Las acciones fueron lideradas por el patrullero, Wilson Andrés Peña Prado, quien dijo que al ver en el estado en que estaban los cachorros con la mamá, decidieron garantizarles la integridad al verlos expuestos a las bajas temperaturas que se registran en horas de la noche en Pamplona.

“Estaban recién nacidos y se resguardaban en unas latas de zinc. Son animalitos que de no recuperarse, seguramente iban a morir o seguir en condición de calle”, sostuvo, Peña Prada.

El coordinador de la Policía Ambiental y Ecológica, patrullero William Triviño, dijo que desde que empezó la pandemia han repartido más de 1.600 kilos de alimento a los perros en calidad de calle.

“Les estamos ofreciendo a diario alimentación a perros y gatos que no tienen hogar y que por razones de la pandemia los amos los dejaron abandonados”, dijo.

Estas labores de acuerdo con el uniformado las realizan, previa instalación de comedores comunitarios portátiles para que los caninos y felinos pueden saciar el hambre y la sed.