De indignante fue calificada la muerte violenta de las llamas peruanas Lulú y Natacha, que pernoctaban en la plaza de ferias San Fermín de Pamplona.

Los animales fueron encontrados con las cabezas destrozadas, parte del abdomen y los genitales cortados. Las dos llamas eran utilizadas los domingos para el entretenimiento de los niños en la plazuela Almeyda.

El año pasado se denunció que Natacha y Lulú fueron maltratadas por personas desconocidas que ingresaban al parque San Fermín a consumir drogas.

El incidente fue analizado en reunión con representantes de Alcaldía, Policía Ambiental, Instituto Departamental de Salud, ICA, Gestión del Riesgo, Inspección de Policía y Salud Municipal.  

“Es un caso cruel y aberrante que se cometió contra la vida de estas indefensas llamas”, dijo la defensora de animales y concejala de Pamplona, Karina Suárez García.

Afirmó que un médico veterinario inspeccionó los cuerpos, determinando que por el estado de los animales (cráneo) y los tejidos blandos, las heridas las hicieron con arma blanca.

Francisco Armando González, quien tenía a cargo a los mamíferos, dijo que la semana entrante se las iba a llevar para una finca, porque la Alcaldía había solicitado que fueran retiradas de esa zona.
 
Reiterativo

A la muerte de las dos llamas se suma la de la yegua Paloma, que murió en iguales circunstancias a finales de 2014, en ese mismo sector.

El 28 de agosto de 2014, amanecieron muertas siete ovejas, cinco patos y un gallo en un corral del Seminario Menor Santo Tomás de Aquino.

Los animales domésticos fueron destrozados y el panorama era indigente por la forma en que quedaron regados los cuerpos, algunos decapitados.

En esos mismos días vecinos denunciaron que en el barrio El Progreso, entre la maleza, encontraron muertas cuatro cabras y dos chivos, que tenían lesionados el cuello y el abdomen.

*La Opinión