Los hermanos José Ricardo y José María Ayala, hijos de Emilio Ayala, exalcalde de Salazar de Las Palmas y jefe de Control Interno de Corponor, sintiendo los primeros signos de cansancio propio de quienes ascienden de 320 metros sobre el nivel del mar a los 2.270 de altura, arribaron a Pamplona.
 
En el sector La Vuelta de Los Adioses fueron recibidos por un grupo de pamploneses y funcionarios de Corponor que se sumaron  las voces de solidaridad que claman por la libertad del exmandatario, quien este miércoles cumplió nueve meses y 13 días de estar retenido por desconocidos.

En la entrada del Palacio Municipal fueron esperados por el alcalde, Carlos Bustos, quien dispuso a través de la Dirección de Salud la unidad móvil del hospital San Juan de Dios, en donde fueron valorados y entregadas los primeros consejos de salud para que puedan seguir el periplo hacía la capital de la República.

José María, quien presenta la primera ampolla en el pie izquierdo, dijo que en  los primeros 75 kilómetros de recorridos entre Cúcuta y Pamplona, no se han presentado dificultades, aunque ya empezaron a sentir los rigores de la altura, marcharán hacía Bogotá con más ganas.

Señaló que a medida que avanzan, se le van sumando más personas que quieren ver no solo a Emilio Ayala libre, sino a todos los secuestrados del país. “Nos mueve el amor por nuestro padre y creo que eso nos va a ayudar a cumplir nuestra meta”, afirmó.

Lo que les espera

A los hermanos Ayala, quienes salen este jueves de La Laguna, corregimiento de Silos, localizado a 36 kilómetros de Pamplona, para llegar a Bucaramanga tendrán que pasar el difícil páramo de Berlín, localizado a 3.214 msnm, al igual que El Picacho y descender a Bucaramanga que tiene una altura de 959 msnm.

De Cúcuta hasta Bogotá los esperan un duro ascenso que empieza en Pescadero, divisando el Cañón del Chicamocha para empezar después a pisar el altiplano cundiboyacense. En definitiva tendrán que recorrer 650 kilómetros para llegar al punto final a más tardar el 16 de diciembre.

“Queremos llamar la atención del Gobierno nacional y decir que en Colombia no debe existir secuestrados tipo uno, dos, tres, cuatro y cinco, por los cuales con algunos se hace más y por otros menos”, dijo con voz de cansancio el hijo mayor.

Añadió que en Norte de Santander el delito del secuestro ha aumentado en los últimos años y que es hora que el Estado haga algo para buscar la liberación de todos los retenidos el país. También le exigieron a quienes tienen retenido al papá Emilio Ayala, que les faciliten pruebas de supervivencia para que la familia tenga más tranquilidad.

Acompañando a los caminantes se encuentra el presbítero, Oscar Adila, sobrino de Emilio Ayala y Felipe Navarro, amigo de estudio de José Ricardo, quien se está encargado del cuidado de un perro criollo que se les unió en el sector de La Donjuana, el cual lo llaman ‘Firulais’ y ‘Noé’.

*La Opinión