Estudiantes de preescolar, primaria, bachillerato y universitarios, participaron en el primer Bibliocirco que tuvo como sede el patio central de La Casona, en la Universidad de Pamplona.

La actividad estuvo a cargo de la docente, Johanna Marcela Rozo Enciso y de un grupo de estudiantes de comunicación social.

La jornada que promovió la lectura y la escritura se cumplió de manera interactiva. Se instalaron carpas que exhibían libros de magia, terror, humor, poesía, suspenso y misterio.

También hubo espacio para las tiras cómicas, como una forma de rescatar ese arte de narra historias por medio de imágenes y palabras.

“Aquí se destacaron los autores que han escrito sobre literatura infantil, como fue Evelio Rosero. También regalamos e intercambiamos textos de poemas y de otros géneros”, dijo Rozo.

De acuerdo con la académica se habilitó un espacio para el terror, en donde se recordaron los mitos y leyendas surgidas en Pamplona, como una manera de destacar la narración oral y recordar la riqueza inmaterial que procede de la Colonia.

La mañana estuvo animada por los estudiantes que se vistieron de magos, payasos y personajes de la literatura infantil, como poetas que invitaban a los niños a leer y a narrar historias. 

La dinámica estuvo acompañada de juegos como una manera de integrar a los visitantes. Se simularon actos de magia y el circo estuvo presente como una manera de hacer más atractiva la invitación a los niños y jóvenes a leer y escribir.

El proyecto

De acuerdo con la profesora Rozo la idea surgió al ver que el Bibliocirco cada día toma más fuerza en otras ciudades de Colombia y por ello se trajo la experiencia a Pamplona.

La meta de los organizadores es institucionalizar el Bibliocirco y que se pueda replicar en las demás instituciones educativas del municipio.

Rozo, quien también es representante del taller de escritura creativa Rayuela, dijo que con la actividad se dejó el mensaje para que los maestros en cada una de sus instituciones tengan nuevas estrategias lúdicas para aplicar con los estudiantes. 

En este sentido recomendó que la lectura no solo sea evaluativa, sino que los estudiantes la vivan de una manera más entretenida y amena.