Por estos días alegres en que las familias se reúnen en torno a un árbol y un pesebre; conversan, celebran, bailan, rezan, cenan y abren regalos que debieron merecer por su comportamiento durante el año que casi acaba. 

Miremos al país como esa gran familia reunida, sin duda algún papa Noel estaría representado por dos personas: los fiscales Montealegre con sus inmensos y generosos regalos a Natalia Springer, y el presidente Santos por su entrega a las Farc y la complacencia con los deseos de esa guerrilla, todos concedidos. 

Quienes también serían objeto de merecidos regalos,  Abelardo de la Espriella, Jaime Granados y todos aquellos abogados que luchan leal y tenazmente por sus clientes hasta el final sin importar los ataques recibidos, para ellos el libro Causa Justa de John Grisham; al Eln un bus les regalaría, para que no pierdan el festival de amnistías, indultos y violaciones a disposiciones internacionales que reparte por estos días el Gobierno del presidente Santos a grupos terroristas cobijados bajo el alias de “guerrillas”. 

Al alcalde Petro le regalaría un tour por Bogotá para que se pueda dar cuenta de cómo la deterioró y una escalera para que contemple la realidad capitalina abajo del balcón al que tantas veces se subió para tratar de maquillar con palabras lo que no pudo hacer con acciones. 

Al general Palomino y a varios altos oficiales de la Policía una copia de la fábula Mi pobre viejecita del gran Rafael Pombo para que vean que esa historia que el comandante de nuestra Policía quiere hacernos creer ya fue contada y de una mejor manera además de un poco de agua oxigenada para que se limpie de tanta chuzada. 

A los hinchas de Millonarios, como yo, varias cajas de pañuelos para tanta lágrima derramada y unos tapones para las orejas a prueba de hinchas de Nacional y Santa fe. Horrible año para nosotros, ojalá el niño Jesús nos traiga buenos refuerzos y directivos. 

Al superintendente de Industria y Comercio, Pablo Felipe Robledo, mucha Stvevia porque creo que el azúcar para él ya no está disponible; al ministro de Hacienda un estante para que pueda poner tanto premio inmerecido que le han dado. 

Al procurador Alejandro Ordóñez una máquina del tiempo para que sepa de una vez por todas, el sentido de la decisión que lo deja o lo saca del cargo y así se acabe la zozobra que aunque no lo demuestre tanto, sí lo inquieta. 

Para terminar, no puedo olvidarme de Ariadna Gutiérrez para ella este pedazo de “mi reina” inmortalizado por Diomedes, Poncho Zuleta y Beto Zabaleta: … ay aquí esta una reina, entre todas las reinas luce encantadora, su risa es tan bella como Cartagena o una hermosa corona…” ella desde antes de miss universo ya tenía para todos los colombianos el cetro de la más bella. 

*Iván Cancino | @cancinoabog | columnista