La ciudad tiene diferentes miradas y explicaciones. El lugar de encuentro y relaciones, hábitat por excelencia de la vida humana, espacios para la productividad y reproducción del capital financiero y tecnológico, es en ultimas nuestra casa grande. Como tal funciona como una empresa: un gerente general y una junta directiva. Y por bueno que sea el gerente, que en el caso de Cúcuta todavía hay un gran debate en cuanto a su desempeño, esa empresa llamada ciudad no se desarrolla plenamente si su junta directiva, el Concejo Municipal, -ya no honorable- tiene miembros corruptos y de dudosa formación.

Los primeros días de diciembre nos invitan ya a pensar en el nuevo año, dejando atrás el hundimiento de la confianza en las instituciones políticas, que como el Concejo Municipal evidencia negligencia e ineptitud sin limites y enriquecimiento ilícito pues ¿cómo se justifica que cada uno de los concejales gane en promedio 294 millones de pesos durante 4 años que salen del bolsillo de los cucuteños y a cambio solo se presentaron en el mismo periodo de tiempo iniciativas que no superan los 4 dedos de la mano o de frente que les hace falta?.

Ciertamente se salvan algunos, que presentaron iniciativas, que vale la pena estudiar a ver si son pertinentes realmente con la ciudadanía que los escogió. Mientras, la otra mayoría se dedico a bloquear las decisiones que de una u otra manera podían beneficiar a la ciudadanía en general como la adopción del Manual de Espacio Público, demostrando con ese tipo de actuaciones que no son personas de fiar y que no poseen la ética y transparencia necesaria para ocupar y ejercer tan importante función pública, que se ve opacada cada 4 años en las elecciones de octubre por la puja por las alcaldías, que nubla la mente de ciudadanos al momento de elegir el honorable concejo. ¿Alguien se acuerda por quien votó para el Concejo el pasado 25 de octubre?

Cúcuta es una de las ciudades a nivel nacional con los más altos índices de informalidad, desempleo y falta de planificación. Es la sexta ciudad a nivel nacional en términos de población y funciona como una de las 7 áreas metropolitanas, pero ocupa el puesto 20 en competitividad según una investigación del Banco Mundial publicada en Doing Business Colombia. Si asumimos que las ciudades son como empresas, que cada vez deben ser mas competitivas, un criterio fundamental para atraer la inversión y generar buen clima de negocios es un entorno adecuado a nivel urbano, dentro del cual el espacio público se presenta como el atributo mas importante. A eso le apunta el Manual de Espacio Público de Cúcuta, resultado de una afortunada alianza entre Planeación Municipal de la Alcaldía de Cúcuta, UFPS y Camacol Cúcuta y nororiente que como ente que reúne a los gremios de la construcción y su cadena de valor es cada vez mas consciente de la necesidad de transformar la ciudad para aumentar la productividad y el empleo.

Oponerse a decisiones que pueden beneficiar a la ciudadanía en general solo por que el actual alcalde se opone a sus intereses o por motivos que no han explicado coherentemente que solo deja ver un odio visceral, solo perjudica a Cúcuta en su totalidad. La excusa de los contenedores de basura que fue, según el Concejo lo que frenó la adopción del Manual de Espacio Público, pues privilegiaba ciertos intereses como se afirmó en el recinto municipal, demuestra la falta de conocimiento y pertenencia con la ciudad. Ya están en marcha obras sobre el espacio público de Cúcuta que necesitaron ser reguladas por las premisas de accesibilidad, calidad y durabilidad que contempla el Manual. Estas obras también contemplan contenedores de basura soterrados o superficiales. Uno de ellos enfrente de la Alcaldía Municipal, donde hace falta recoger tanta basura.

*José Alfredo Suárez Ospina | columnista