En ejemplo de vida se convirtió para la comunidad ocañera Hermes Orley Osorio, discapacitado visual que le ha hecho frente a la vida y con tesón se desempeña como músico, atleta, nazareno y surtidor de estantes en un supermercado local, donde solo trabajan discapacitados.

El producido del trabajo en el supermercado lo ahorra para financiar la matrícula en el Instituto de Cultura y Bellas Artes y para pagar las inscripciones en las competencias deportivas.

Osorio empezó a perder la vista en la niñez, y pese a los tratamientos a los que fue sometido, no logró recuperarse. A los 17 años fue sometido a una cirugía y ahí perdió completamente la visión.

A nivel académico cursó hasta quinto de primaria en la escuela del barrio El Retiro y luego empezó a trabajar en una distribuidora de gaseosas, clasificando envases. 

“Cuando quedé ciego no me dieron más empleo, por el riesgo de manipular vidrios, pero surgió una oportunidad de vida con el atletismo, deporte en el que he ganado más de 130 medallas y trofeos”, dijo Osorio.

Su pasión es el deporte base, y conjuntamente con su guía, practica este deporte en el estadio Hermides Padilla de Ocaña, el mismo escenario deportivo donde ha cosechado grandes triunfos.

“Me levanto a las 4 de la mañana, y a las 5 me traslado al gimnasio. De ahí paso al estadio. Trabajo en el día, y en las noches toco piano en Bellas Artes”, agregó.

Actualmente, se prepara para participar en los Juegos Nacionales para discapacitados visuales. “Entreno para los 400 y 800 metros planos, en prueba de velocidad. Mi sueño es llegar a los suramericanos”, exclamó con una sonrisa.

Hace cinco años, el polifacético Osorio ingresó a la hermandad de Jesús Nazareno de Ocaña y participa de todos los oficios religiosos durante la Semana Santa. 

“Tengo mucho que agradecer a Dios, que me ha regalado la vida, así sea con discapacidad. La vida es hermosa y todos podemos triunfar”, recalcó.

A los 37 años es un modelo de superación, no utiliza lazarillo, todo lo hace por su cuenta. 

Osorio sale a la calle principal de su barrio y toma el bus. Cuenta mentalmente las cuadras y solicita la parada sin dificultad alguna. Los vecinos lo definen como luchador y ejemplo para la juventud.