La gastronomía ocañera inspiró a Rubiela Vergel Villegas, contadora pública y aficionada al arte, quien elabora artesanías en miniatura de colaciones, arepas, cocotas y las tradicionales cebollitas ocañeras.

La meta de Vergel es promover por el mundo la gastronomía de su tierra y que quienes estén fuera de su terruño puedan llevar recuerdos.

“Desde niña me ha gustado el arte, leer historias y la idea de las artesanías surgió cuando trabajé en la Sierra Nevada de Santa Marta y en la Alta Guajira. El contacto con los indígenas y la naturaleza, la pasión que sienten por su tierra y sus pulidas artesanías, me dieron el impulso para liderar un proyecto artístico en Ocaña”.

A la par de las figuras en porcelanicron, hace manillas con la imagen de la columna Libertad de los Esclavos y otros monumentos del municipio. Recientemente ideó estuches en croché con mensajes del poeta José Eusebio Caro y de Antón García de Bonilla.

Para hacer las artesanías utiliza además de la porcelana fría, óleos, pinceles, canastos, cartón, cintas, pinturas, arcillas, lacas de madera, mostacillas, cuero y elementos orgánicos y reciclables para dar forma a sus ideas, que primero plasma en un papel.

“Uso todos los materiales que se puedan transformar, tengo el taller en mi casa y hace un mes abrí un almacén para exhibir los productos”.

La gente puede llevar en miniatura, la arepa ocañera, el pan, la cebolla, el aguacate, café y perfumes en distintas presentaciones. “Cada vez que tengo una idea la ejecuto y si se ve bien se elaboran los apliques para pegar en neveras, poner en repisas, en el comedor, fruteros o tablas de cocina”, manifestó la artesana Vergel.

Ella dice que “ensayo con la paleta de colores, incluyo materiales naturales y cuido detalles como los quemaditos de la arepa ocañera para que parezcan reales y provocativos”.

Las artesanías se han llevado para Estados Unidos, Suecia, México, Argentina y Venezuela. Los precios oscilan entre $7.000 y $20.000.

Vergel, disfruta haciendo las artesanías y dice que es como saborear un café, un chocolate o  un queso. Todos los productos me gustan, me pongo el delantal y cocino con una gran sonrisa.