Los estudiantes de la escuela Edmundo Velásquez de Otaré, en Ocaña, por fin podrán escuchar clases tranquilamente sobre terreno propio. Nadie podrá sacarlos del suelo donde hoy funcionan las 8 sedes del colegio.

Esta institución educativa hace historia.

Es la primera vez que un fallo de un juez de restitución de tierras beneficia a una institución educativa en el departamento. En el plantel reciben clases más de 300 estudiantes de la zona.  

La sentencia fue emitida por el Juzgado Primero Civil Especializado en Restitución de Tierras, que ordenó restituir cerca de nueve hectáreas pertenecientes a 8 sedes de este colegio que denunció, en cabeza del rector José María Lanzziano, haber sido víctima de la violencia que se vivió Ocaña, a principios del año 2000.

Explica Lanzziano, rector desde hace 18 años, que esos años fueron difíciles para los que hacían vida dentro de la escuela. 

Varios docentes fueron víctimas de amenazas y, en algunos casos, de secuestro por parte de los grupos armados.

“Aquí mismo muchas veces los grupos armados nos citaron a reuniones, pero hoy logramos vencer el temor y tener en nuestras manos esta sentencia. Vamos a empezar de nuevo por la educación de nuestro pueblo, con la educación saldremos adelante”, dijo el rector.

Agradeció al apoyo del Consejo Noruego para Refugiados y a la Unidad de Restitución de Tierras. 

Lanzziano señala que los docentes y los estudiantes celebran la decisión del juzgado y reconocen la importancia, porque tendrá la institución en sus manos los títulos de propiedad de los terrenos, permitiéndole obtener beneficios que antes no podían optar.

Otro de los alcances de la sentencia es que la Alcaldía iniciará el mejoramiento de la planta física y, por orden de la juez primera, será incluido en el proyecto del Kiosko Vive Digital.