En la vereda El Potrero del corregimiento Capitán Largo de Ábrego, todos los días y como si fuese un ritual, Óscar Hernán Mora Jiménez se pone un traje de tela, se cubre el rostro con una careta de malla, guantes de cuero, botas de caucho, toma un ahumadero y sale para la colmena.

Al llegar, dispersa a los insectos con el humo y procede a retirar la miel de las colmenas, un dulce negocio que cuaja en la provincia de Ocaña.

“Esta aventura se inició en 2006, cuando técnicos de la fundación Crediservir explicaron el manejo de las colmenas, me regalaron una y ahora cuento con 10 que me permiten generar el sustento diario”.

Leyendo y analizando el comportamiento de las colmenas ha aprendido sobre el valor nutricional de la miel y de los beneficios para tratar enfermedades que comprometen las vías respiratorias y digestivas.

“El polen puede reemplazar siete alimentos como frutas, leche, huevos, granos y verduras. El propóleo es importante para limpiar las vías respiratorias y actúa como antibiótico para desinfectar heridas”. 

De acuerdo con Mora todos estos productos son elaborados en la colmena por una reina y cerca de 8.000 abejas. 

A la par, las abejas cumplen una función vital en los ecosistemas como es la polinización. 

“Ellas laboran sábados, domingos y festivos sin cobrar a sus jefes, van a todas partes a recolectar la materia prima y uno no recibe quejas de los vecinos”, indica el apicultor Mora al  hablar de la rentabilidad del negocio.

En temporada seca y cuando se presenta alta floración recolecta hasta 45 litros de miel, mientras que en invierno disminuye.

El dedicado apicultor pertenece a Asocolmenas, que agrupa a 45 productores de la Provincia de Ocaña y trabaja por disminuir los agroquímicos en los cultivos porque impactan en la supervivencia de las abejas.

Entre las amenazas que tienen los insectos voladores están las hormigas, que persiguen la miel y matan a las crías.

Además, está la humedad y las corrientes frontales de aire.