El técnico profesional de silvicultura forestal del Sena, Fernando Sánchez Barbosa, trabaja en la creación del Banco de Semillas de la Provincia de Ocaña.

Durante décadas trabajó en el vivero de la Empresa de Servicios Públicos de Ocaña y aprendió los secretos para implementarlo en los cerros tutelares de la región.

Conjuntamente con los campesinos de la zona se ha dado a la tarea de recolectar semillas silvestres para luego coordinar la siembra y así mantener la capa vegetal en los campos de la zona del Catatumbo.

“La investigación de las semillas de especies silvestres me ha comprometido con el afán de promover el equilibrio del ecosistema a través del rescate de la cobertura vegetal, fundamentalmente con especies forestales nativas”, señaló Sánchez.

Para recolectar las semillas los fines de semana emprende caminatas a las veredas.

^{En bolsas selladas se almacenan las semillas para garantizar su conservación de cara al futuro.}

“Las especies arbóreas presentan diversas características físicas, lo que resulta difícil y peligroso al hacer la recolección de semillas, sin técnicas apropiadas, pues frecuentemente los árboles se encuentran dispersos, sus cosechas son variables y normalmente son de mucha altura”. 

El ambientalista prendió las alarmas en la Provincia de Ocaña, por tanto conoció en sus recorridos como se extinguió el arbusto Estoraque.

La selección del método apropiado para la recolección de semillas en árboles, depende de factores tales como: características del fruto, tipo de árbol, rodal, sitio, volumen de semillas a ser colectadas, equipo, personal disponible, condiciones de seguridad y del clima. 

La semilla es la forma más práctica y eficiente para recolectar, transportar, estudiar y almacenar la diversidad vegetal, por corresponder a un estado compacto, resistente e independiente dentro del ciclo de vida de una planta.

Cada una de ellas es potencialmente un nuevo individuo, que contiene parte de la variabilidad genética presente en toda una población. 

La mayoría de las especies de plantas estudiadas a la fecha tienen semillas, cuya latencia natural y tolerancia a la desecación, permiten que sean almacenadas por varias décadas, sin que su viabilidad se deteriore en forma significativa. 

Además de su contribución a la conservación integrada de especies, los bancos de semillas también aportan a la restauración ecológica, al proveer material para multiplicación y estudios de diversidad genética e información, que facilitarán las decisiones de reintroducción en caso de ser necesario hacer un manejo en el hábitat natural.