Agonizaba el año 48 del siglo pasado y la guerra de las compañías aéreas por apoderarse del mercado local y externo del país comenzaba agudizarse.
El primer vuelo internacional
Agonizaba el año 48 del siglo pasado y la guerra de las compañías aéreas por apoderarse del mercado local y externo del país comenzaba agudizarse. Avianca, que había emergido de la anterior Sociedad Colombo Alemana de Trasporte Aéreo, Scadta, por presión del gobierno de los Estados Unidos, comenzaba la ardua tarea de posicionarse como la línea aérea más antigua de América, pero el país, carecía de la infraestructura que le permitiera acceder fácilmente a esta categoría y mantenerse, toda vez que las aerolíneas debían tener sus propias terminales aéreas.
Si se recuerda, en el pasado relativamente reciente, Cúcuta tuvo hasta tres aeropuertos –leer crónica “Cuando Cúcuta tenía dos aeropuertos”, por la sencilla razón, que la empresa dueña de su terminal no permitía la operación de las demás aerolíneas, ya que constituían una competencia indeseable para sus intereses. Recuerden el ‘Aeropuerto de Lansa’ en San Luis, llamado así por pertenecer a esa empresa aérea. Por eso mismo, Avianca tuvo que construir Cazadero, pues el aeropuerto de Los Patios, había sido clausurado por sus difíciles condiciones, las cuales no garantizaban la seguridad de las operaciones aeronáuticas.
Con la construcción del aeropuerto Cazadero, terminado en el año 1945, comenzaron las operaciones de Avianca y posteriormente, en septiembre de 1951, ésta adquirió el control de Lansa y todas las operaciones fueron trasladadas al nuevo aeropuerto.
A partir de ese momento, Avianca comenzó a desplegar una agresiva campaña comercial, con vuelos nacionales y algunos internacionales a destinos cercanos, particularmente a Centroamérica, el Caribe y Suramérica. Uno de los primeros itinerarios potenciales fue Venezuela y la ciudad escogida fue Maracaibo como destino y Cúcuta como puerto de salida. La escogencia de la ruta, tenía sus razones económicas, pues la relación entre las dos ciudades era evidente y buena parte del tráfico de mercancías, tanto las que salían exportadas como las que ingresaban al país, se hacía por esta vía. En aquella época, los trámites migratorios no eran tan complejos como lo son hoy en día, así que éstos, realizados por el SIC, eran una mera formalidad, muchas veces no realizada o inoperante, según la disposición del funcionario de turno.
La ruta de navegación aérea, como se llamaba entonces, se inauguró formalmente el 16 de octubre de 1948, con bombos y platillos y con el boato que ameritaba la ocasión.
Previamente, como es usual en estos casos, se había lanzado una campaña informativa con los agentes de la compañía y con las pocas agencias de viaje existentes, comunicando al público que el trayecto Cúcuta – Maracaibo estaría en operación a partir del lunes 18 de octubre.
El valor del trayecto, en un solo sentido, era de $45 y el viaje redondo $81. De igual manera, se ofrecía el trayecto desde Bogotá con una tarifa de $85 y el viaje de ida y regreso costaba $145. Los equipos utilizados eran parte de la moderna flota de aviones Douglas DC-3, adquiridos recientemente. También se ofrecía la conexión a Caracas a través de la venezolana Avensa. Los vuelos de itinerario se programaron para los días lunes y jueves y desde el mismo día del vuelo inaugural tuvieron la acogida esperada.
Este plan duró varios años, hasta que la demanda decreció, razón por la cual, este trayecto fue trasladado a Barranquilla para posteriormente suspenderse, tras perderse el atractivo y las oportunidades.
Tal como estaba programado, el 16 de octubre, Avianca dispuso de un avión exclusivo, para los ministros, encabezado por el canciller doctor Eduardo Zuleta Ángel quien vino acompañado del ministro de guerra, mariscal Germán Ocampo y del ministro de comunicaciones José Vicente Dávila Tello y de los senadores y representantes del Norte de Santander, así como del embajador de Venezuela en Colombia Mariano Picón Salas. En Cazadero estaban los dignatarios de la ciudad y el departamento, todos militares, que ejercían sus funciones por órdenes presidenciales, después de los hechos funestos del 9 de abril.
Entre el público se destacaban dos personalidades, el párroco Daniel Jordán y el doctor Ramón Cárdenas Silva, a quienes fue a saludar el ministro Zuleta Ángel, quedándose con ellos hasta el momento del abordaje del vuelo inaugural. Iniciado el despegue, los pasajeros fueron contemplando el verde de la selva y unos minutos más tarde el verde del mar, al sur del Lago de Maracaibo.
Fue un corto viaje y la recepción en el aeropuerto de destino, se destacó por el protocolo y la baraúnda propia del tropicalismo Caribe. La bienvenida fue una feliz improvisación del presidente del Estado Zulia, el doctor Felipe Hernández, quien con copa de champaña entonó con bello estilo, un mensaje de bienvenida, para decir las cosas que halagan los sentimientos de los visitantes, “de los venezolanos de más allá de las fronteras y de los colombianos de más acá de las líneas occidentales que nos dividen.” El mensaje de bienvenida fue respondido, en el mismo tono amable de su interlocutor por el Canciller Zuleta diciendo, “… así como en el pasado nos unimos para la libertad política, en el futuro debemos estarlo para la emancipación económica, porque necesitamos salarios altos para nuestros trabajadores, sin la intervención del capital extranjero.” La recepción continuó en el Club del Comercio de la ciudad marabina, contando con la presencia de los exponentes más representativos de la industria, la sociedad y los negocios.
Terminado el encuentro, la delegación regresó a la ciudad. Bien entrada la tarde, ya en Cúcuta, Avianca tenía preparada una atención en el Club Tenis a la cual asistieron, además de los pasajeros llegados de Maracaibo, los políticos, comerciantes, industriales y personajes que no viajaron, quienes querían aprovechar la oportunidad para exponer sus inquietudes a los funcionarios del alto gobierno que estaban de visita, pues además de los arriba mencionados, estaban presentes, el presidente del Senado, doctor Alfonso Romero Aguirre, el presidente de la Cámara de Representantes, Guillermo Ángel y una delegación de los más importantes periodistas capitalinos, entre quienes se contaban, Roberto García Peña, Guillermo Cano, Enrique Gómez Hurtado, Darío Samper y Alberto Galindo.
En concreto, lo que lograron los empresarios de la ciudad, de esta visita, fue el incremento de los cupos de importación, entonces tan importantes en la vida económica de la ciudad, hecho en el que tuvo importante influencia el doctor Guillermo Eliseo Suárez, al convencer de su necesidad a los representantes oficiales en el último día de su visita.
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