La Guardia Nacional Bolivariana (GNB) se ausentó por un par de horas en la orilla venezolana del río Táchira y las familias repatriadas aprovecharon para seguir con su mudanza por una trocha.

En una carrera contra reloj, y pendientes de los pasos de la GNB para no terminar detenidos, los más osados emprendieron un nuevo viaje a territorio venezolano.

Otros tantos prefirieron observar desde la orilla la suerte de sus compañeros, al tiempo que les recomendaban rescatarles algo de sus casas.

Al tocar cruzar el río iniciaba la carrera. Sin mirar para atrás y con mucha prisa aligeraban sus pasos para llegar a sus antiguas casas en el barrio Ezequiel Zamora.

En el camino debían darle paso a los conductores que se aventuraron a cruzar el río en motocicletas y carros para no perder sus vehículos.

Tras diez minutos de camino un panorama desolador les daba la bienvenida. Los que no habían vuelto desde el sábado no reconocían su antiguo barrio. Varias casas habían desaparecido y otras tantas estaban a medias.

Unas viviendas fueron destruidas por la Guardia, y otras tantas estaban siendo desvalijadas por sus propietarios que se aferraban a llevarse techos, puertas, lavamanos y sanitarios, para La Parada.

En pleno sol del mediodía unos vecinos se encaramaron en el techo de sus casas para rescatar un par de hojas de zinc y tubos de hierro. No querían iniciar una nueva vida con las manos vacías.

“Apúrele que la Guardia no demora”, se escuchaba entre los matorrales.

Los muebles de menor valor quedaron entre los escombros al igual que la ropa sucia. Para las familias no valía la pena pegarse un nuevo viaje por estos artículos.

“Nos toca arriesgarnos de esta manera porque el gobierno colombiano nos embolató con el supuesto permiso que había para trastearnos en camiones por el puente Simón Bolívar y nos tocó sacar los corotos por acá a escondidas como ladrones.