No son alentadoras, al contrario, desalientan, las conclusiones de la Secretaría de Desarrollo Económico sobre el contrabando de carne de Venezuela a Colombia: las estrategias para erradicar un problema que está arruinando a un sector importante de la economía regional no están funcionando.

Y es que saber que solo el 10 por ciento de la carne que consume Cúcuta tiene un origen legal, lleva a pensar en que todo lo intentado hasta ahora es un estrepitoso fracaso, debido a razones que, por donde se miren, involucran a todos los cucuteños.

Esta es una cadena, y falla el consumidor, que compra carne en una tienda que surte productos venezolanos; falla el comerciante cuanto prefiere adquirir carne que viene en un vehículo sin condiciones de salubridad, y fallan las autoridades, porque sus controles no son adecuados.

Según el secretario de Desarrollo Económico, Leonel Rodríguez, de las 400 reses que consume la ciudad diariamente, solo 40 tienen origen legal y pagan impuestos; las demás son el aporte del contrabando, es decir, de las mafias del crimen organizado.

Rodríguez se refirió a las actividades de un comité mixto que busca solucionar el problema del contrabando, para explicar que está cayendo en un círculo vicioso en el que proponen alternativas, pero no hay avances, y como no hay avances, proponen otras alternativas que tampoco avanzan.

Por esta razón, el departamento pierde dinero cada día, los frigoríficos avanzan hacia el cierre definitivo, y el círculo criminal se enriquece con base en el cruce ilegal de carne en canal. La disminución en el paso de ganado es, quizás, el único factor de la lucha que ha generado resultados positivos.

Porque el paso de la carne sigue, gracias a la entrada en acción de caravanas de motociclistas que la traen en sus vehículos por trochas y carreteras, sin detenerse por un segundo a pensar en las deplorables condiciones de higiene en que manipulan y transportan el producto. Lo único que les interesa es cruzar la frontera y ganar dinero con los 30 kilogramos que cada uno trae y nadie ve, pero todos compran y comen.

Pero, la carne es solo un producto que llega de contrabando desde Venezuela, y en ese sentido, si el control de este fenómeno particular está fracasando, quizás toda la lucha contra las mafias contrabandistas está siendo inútil, y eso sería muy grave.

Si a la carne se suman, por ejemplo, los combustibles (que siguen llegando por decenas de miles de galones diarios), los medicamentos, la leche de fórmula, la leche común, el pollo, los huevos, los productos de aseo, la gente, entonces hay necesidad de revisar toda la estrategia, porque al menos Cúcuta sigue llena de productos que no han sido importados legalmente.

Pero, no todo está perdido, al menos con la carne. Si el control de automóviles surtió efecto (por eso, las motos), impedir el paso de motos por dos o tres días podría ser una medida oportuna y eficaz, aunque drástica. Eficaz, porque los contrabandistas perderían toda la carne, pues si no la pueden pasar, se descompone y no la venden. Y si la prohibición de motos se repite, los resultados podrían ser positivos.

Lo que no se puede hacer es bajar la guardia; al contrario, hay que radicalizar las medidas de control y ser más audaces que los contrabandistas. Ni estas ni otras mafias pueden ser más poderosas que el Estado.

Si, como le parece al comité mixto, los contrabandistas están ganando, la razón es porque las medidas de control no han sido lo suficientemente fuertes y eficaces. La solución está, entonces, en hacerlas lo más duras posible, y aplicarlas.