Desde hace cinco años, la producción empezó a bajar ante la falta de agua en este sector, que se suplía para sus cultivos en la quebrada de Tonchalá.

Pese a que el asentamiento nació como una división de parcelas de diferentes hortalizas, aves de corral, chivos, y hasta pozos artificiales para la cría de cachama y mojarra, los vecinos tuvieron que desistir de sus cultivos.

“Uno mira las parcelas y se llena de tristeza al ver que no son ni un tercio de lo que fueron hace unos cinco años”, dijo resignado Francisco Godoy, uno de los vecinos, mientras muestra el único pozo que le quedó.

Antes de la sequía tenía dos pozos de cría de cachama y mojarra, con 300 ejemplares cada uno, hoy solo le sobrevive uno de 100 peces.

Unas 20 gallinas, y un par de árboles frutales le recuerdan las buenas épocas de su parcela, cuando sacaba un racimo de plátanos a la puerta de la casa y ya lo tenía vendido a sus vecinos.

Godoy recordó con nostalgia un proyecto de agricultura urbana con el que el Sena y la gobernación le tendieron la mano a María Gracia, hace unos siete años.

Las 200 familias de ese entonces recibieron semillas, capacitaciones sobre cultivos, y hasta unos pollos para un galpón comunal. De eso hoy solo queda el recuerdo.

Ramón Betava fue otro de los beneficiados, el hoy presidente de junta, secó sus pozos, y solo se quedó con un cultivo de moringa.

“Sería bueno que nos dieran otro impulso para reactivar las parcelas. Nosotros llegamos acá con el sueño de no dejar nuestros cultivos y no fue posible seguir con este proyecto”, dijo Betava.

Para el presidente la gracia con la que nació el asentamiento hace una década se le acabó.

Le sobrevive un salón comunal de madera y zinc que levantaron en ese entonces y una par de altavoces en la cima de un poste de energía, ubicados estratégicamente para los avisos comunales.

Con micrófono en mano Betava y Godoy sueñan con volver a alentar a sus vecinos por los parlantes  para que se unan en cooperativas y vuelvan a sembrar en sus parcelas.

Hoy, el presidente utiliza el rústico medio de difusión para informar a sus vecinos sobre el proceso de legalización que aún está estancado, o alertarlos sobre posibles invasores que están llegando al barrio vecino, mientras sueña que la gracia de María Gracia vuelva a estar presente en su territorio.