~El perturbador eco producido por los constantes ataques
del hampa en diferentes sectores de la ciudad conlleva a que en los
cucuteños se anide inevitablemente una percepción generalizada de
inseguridad.~

El perturbador eco producido por los constantes ataques del hampa en diferentes sectores de la ciudad conlleva a que en los cucuteños se anide inevitablemente una percepción generalizada de inseguridad. “Tengo 22 años en el comercio y jamás la delincuencia había hecho de las suyas como ha ocurrido este año”, sostiene la vendedora de una reconocida papelería del barrio La Playa, en pleno corazón de la capital nortesantandereana.

Sus palabras tienen una justa explicación. Hace al menos dos meses fue testigo del lamentable movimiento de manos delictivas. Al terminar sus actividades laborales, cerró la papelería y se fue a descansar. En su ausencia, ingresaron desconocidos y robaron, entre cosas, algunas camándulas que permanecían en una vitrina. Por fortuna, en esa desdichada ocasión, los ladrones no lograron burlar la seguridad de los sitios donde permanecían los elementos de mayor valor.

“Creemos que ingresaron por el techo. Aprovecharon que las hermanas estaban durmiendo. Cuando íbamos a empezar a trabajar, al siguiente día, encontramos la oficina revolcada. No podemos creer que siendo católicos nos hayan robado. Ni siquiera hemos cuantificado las pérdidas”, sostuvo una de las empleadas de la papelería, quien pidió mantener su nombre bajo anonimato.

En el mismo sector donde permanece su establecimiento público, la avenida 5 entre calles 12 y 13, se han registrado otros hurtos. Una venta de ropa y un negocio donde comercializan calzado Croydon también ingresaron a la lista de afectados.

Un vocero del mencionado punto venta de calzado sostuvo que los ladrones posiblemente entraron en las horas de la noche tras pasar por un parqueadero cercano. ¿Cuántas personas participaron? Todavía no se ha podido determinar.

Las pérdidas económicas, en este caso, fueron cuantiosas, dijo el mismo hombre, sin precisar la cifra. Sin embargo, sí confirmó que sus jefes instauraron formalmente la denuncia ante las autoridades judiciales.

“Son más de 30 años de existencia y nunca habíamos visto esto. Este año, sin duda, se dispararon los hurtos. Cuando estamos trabajando, escuchamos a la gente comentando que fueron robadas. Incluso, algunas de las personas que roban por los lados del parque Santander son perseguidas y detenidas cerca del nuestro negocio”, manifiesta la misma fuente.

El hombre asegura que, por lo menos, dos veces al día ve a las autoridades rondando la zona. “Generalmente pasan como a las 10:00 de la mañana y vuelven a aparecer como a las 3:00 de la tarde”, precisa.

Miedo a montar en buseta

La posibilidad de ser víctima de hurto ha generado que los cucuteños se mantengan alertas en medio de sus actividades diarias. La vendedora de una reconocida panadería de la calle 9 entre avenidas 3 y 4 precisa que durante su permanencia en la empresa jamás los han atacado ladrones. De hecho, sostiene que ni siquiera ha escuchado robos en algunas de las sucursales. Sin embargo, sí le da miedo cuando sale a la calle.

“Me da temor transportarme en una buseta. Nunca se sabe en qué momento aparece un asaltante. A dos de mis compañeras de labores las robaron. A una la despojaron de su bolso, con todas las pertenencias, cuando se encontraba en la universidad. La otra cuando se desplazaba hacia su casa, en el barrio Carlos Ramírez”, manifestó la empleada.

La mujer afirmó que aunque el CAI de la Policía está a pocos metros, es normal ver a los uniformados efectuando sus rutinarios recorridos. “Sí colaboran dando vueltas”, enfatizó.

Los trabajadores de una papelería, ubicada cerca del parque Colón, aseguraron que no cerca de su establecimiento han ocurrido reiterados robos. Los damnificados, en su mayoría, son los transeúntes.

“A nosotros, en la papelería, no nos han robado. Pero a las personas que recorren las calles se les llevan los bolsos, joyas y las pertenencias de mayor valor”, indicó una de las empleadas.

¡Auxilio!, a gritos

Los propietarios y administradores de los diferentes establecimientos públicos comenzaron a dejar entrever su preocupación por la constante ocurrencia de hurtos, en sus diferentes modalidades, desde principios de junio pasado, cuando, en las oficinas de la Federación Colombia de Comerciantes, Fenalco, invitaron a voceros de la Policía para que escucharon sus temores frente a la inseguridad en el centro de la ciudad.

“El gremio, atendiendo la solicitud de sus afiliados, se reunió con el fin de escuchar la problemática de la inseguridad ciudadana y de cómo se ha venido deteriorando en los últimos meses”. Se trata de “actos delincuenciales que requieren especial atención en sitios neurálgicos como los alrededores del Palacio Nacional y el centro comercial San Andresito”, reza un comunicado de prensa emitido en ese entonces por Fenalco.

Ante las inconformidades, “la Policía se comprometió a poner en marcha un plan de recuperación del centro y la solicitud de ubicación de cámaras de seguridad en sitios estratégicos”, se puede leer en el mismo boletín emitido por el gremio de comerciantes.

La directora ejecutiva de Fenalco, Gladys Navarro Uribe, manifestó esta semana a La Opinión que no tiene información estadística y general sobre el asalto a mano armada en los diferentes establecimientos, problemática que directamente atañe a las autoridades judiciales.

Sin embargo, afirmó que en algunos establecimientos de gran formato, o cadenas, el hurto sigue siendo fuerte, al punto que los propietarios presupuestan dichas situaciones como un riesgo del negocio.

“Algunos consideran que en el último año se ha aumentado en un 12%. Llama la atención que hay consenso entre estos que los productos que más roban son elementos de aseo personal y hogar como geles para afeitar, cuchillas para afeitar y cremas faciales. En el último renglón figuran los licores”, precisó la directora ejecutiva de Fenalco.