El gobierno central anuncia el Plan Nacional de Vacunación contra el Covid19, el cual pretende vacunar cerca de 20 millones de colombianos este año y cuya apuesta arranca con 340.000 vacunas para el Departamento Norte de Santander, priorizando a los adultos mayores, los médicos, cuerpo asistencial del sector hospitalario y personas con comorbilidades identificadas.

Si el esquema de vacunación se desarrolla con total normalidad, podríamos decir que se alcanzó casi el 40 por ciento de la población, dejando un universo de población cercano al 60 por ciento dentro de los que estarían los niños, mujeres embarazadas y personas que ya fueron infestadas y superaron el virus para lograr en ellos una inmunidad de rebaño o comunitaria, tal y como pasa con otras enfermedades como la influenza, el sarampión y demás.

Sin embargo y pese a las buenas intenciones del gobierno y los laboratorios, hemos tomado más de un año en entender este nuevo virus y una cuota de sacrificio inmensa, que ha incluido la muerte de seres queridos, amigos, médicos, enfermeras y muchos más. Este año de aprendizaje nos dejó en claro que la mejor arma contra este letal virus es la cultura ciudadana que nos permite apegarnos a los protocolos de bioseguridad como lo son el uso frecuente de la mascarilla, lavado permanente de manos y distanciamiento social.

La esperanza de muchos está en la vacuna, pero ésta no ha terminado de salir y ya los científicos a nivel internacional hablan de una nueva variante de la cepa original, que tiene más capacidad de contagio a la cual en nuestro medio la han denominado “Inglaterra”; y lo  que es peor, se desconoce si quienes ya superaron la enfermedad pueden contagiarse nuevamente pues al parecer los anticuerpos creados no defienden contra ésta, debiendo tomarse un nuevo tiempo para estudiar las variaciones y poder pronunciarse sobre ellas.

Siendo así las cosas, no podemos bajar la guardia, está absolutamente probado que la mejor forma de prevenir el virus es con responsabilidad, autocuidado  y cultura ciudadana, de lo contrario aumentarán los casos de manera exponencial y esta pesadilla se alargará dolorosamente un tiempo más. Este año de aprendizaje no puede ser en vano, menos si revisamos cuántos se quedaron en el camino y  son los héroes de este doloroso proceso de aprendizaje.

El mejor tributo que le podemos hacer a la humanidad y a nuestros seres queridos, amigos, médicos y enfermeras que se han sacrificado es mostrando una cultura ejemplar el uso de los elementos de bioseguridad para proteger a nuestras familias y a los  demás.  La Ciencia está haciendo su parte, pero la gran responsabilidad es social y ahí usted y yo jugamos un papel preponderante.

Necesitamos robustecernos socialmente en el compromiso de acatar las normas, pues la disciplina social eliminará la propagación del virus y nos  permitirá salir victoriosos. Quienes atravesamos el umbral del año 2020, debemos continuar en esta lucha frontal contra la COVID-19. Hoy más que nunca debemos extremar los cuidados, por ello no nos podemos cansar.