Grupos armados ilegales imponen en Ocaña miedo y silencio.
‘Coquí’ Solano, la voz que callaron las balas
Hace 33 días, exactamente el 3 de noviembre, a la 1:07 p. m., varios disparos retumbaron hasta en la Alcaldía de Ocaña, la Catedral Santa Ana y el parque 29 de Mayo, en pleno centro del municipio. Quienes los escucharon sabían que sería el presagio de que algo grave acababa de ocurrir.
En ese instante, muchas personas quedaron desconcertadas pues, aunque trataron de establecer de dónde provenían los tiros, no lograron saberlo. Diez minutos después, por las redes sociales se conoció del asesinato de Jorge Luis Solano Vega.
Todos establecieron que las detonaciones que estremecieron el centro de esta población, situada a 201 kilómetros de Cúcuta, ocurrieron en el sector Miraflores, ubicado a una cuadra del palacio municipal. En ese lugar vivía ‘Coquí’ Solano, como le decían de cariño al reconocido líder social.
La trágica noticia estremeció a gran parte de la población, pues Solano Vega no era cualquier víctima. Este hombre de 61 años de edad, se convirtió en la voz de aquellos que luchan contra la corrupción, por eso no era raro verlo en videos de redes sociales pidiéndole a las autoridades que le pusieran un ‘tate quieto’ a esta problemática.
Y precisamente, esto habría llevado a que contrataran a un sicario para que lo silenciaran, pues como él mismo lo dijo en una oportunidad, “si no lograron hacerlo por el lado judicial y mediante amenazas”, su voz la tenían que callar con balas.
Todo fue bien planeado
El día del hecho, en el sector Miraflores, todo era confusión, miedo y rabia, nadie se atrevía a decir cómo había ocurrido el lamentable suceso. Los tiros le dieron paso a la ‘ley’ del silencio y el miedo. Quien hablara sabía que podría tener el mismo infortunio del líder social, quien luego de recibir dos balazos, quedó sin vida en la parte baja de las escaleras adentro de su apartamento.
“Yo estaba descansando en ese momento, porque acababa de almorzar, cuando escuché que tocaron a la puerta y llamaron al señor (Jorge Solano), luego, cuando se sintió que abrieron la puerta, sonaron varios disparos que estremecieron las paredes, ahí mismo comenzaron a gritar la señora y las dos niñas”, aseguró un obrero que se encontraba en la casa vecina.
Al escuchar las detonaciones y los gritos, el albañil salió a ver qué había pasado, encontrando a Solano Vega tendido en su vivienda. “Yo no supe qué hacer. Quedé pasmado, la gente comenzó a llegar y me preguntaban qué había sucedido y no sabía qué decir”.
Quienes viven al frente del apartamento de ‘Coquí’ se limitaron a indicar que escucharon los tiros y corrieron a esconderse, a pesar de que tenían las puertas y las ventanas cerradas. “Como era mediodía, estábamos descansando después del almuerzo”.
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Pese a ese silencio y versiones confusas de los vecinos de la víctima, la Fiscalía, en asocio con un grupo élite de la Dijín, conoció en detalle cómo se dio el asesinato del líder social y quién, aparentemente, lo habría cometido, resultados que lograron en tiempo récord.
Lo primero que establecieron los investigadores judiciales fue cómo se dio el homicidio. Según las primeras versiones, a la hora señalada, un hombre llegó hasta la puerta de la residencia de Jorge Luis y luego de tocar, gritó que necesitaba a ‘Coquí’ Solano para una denuncia.
El líder social, al escuchar que lo requerían, se levantó de la silla donde estaba sentado tras almorzar, agarró un papel y anotó su correo electrónico para entregarle su dato de contacto a la persona que lo estaba buscando, para que le hiciera llegar la denuncia. Subió las gradas y abrió la puerta, en ese momento recibió dos disparos certeros, uno en el pecho y otro en la cabeza, rodando por las escaleras y muriendo de inmediato.
En ese instante el pistolero, que vestía yín, camiseta gris, zapatos deportivos, cubría su cabeza con una gorra blanca y su rostro con un tapabocas negro, salió caminando rápidamente hacia la carrera 11 entre calles 9 y 10, donde lo esperaba un cómplice en una motocicleta para escapar sin inconvenientes.
Ya con esas primeras pistas, los ‘sabuesos’ de la Dijín se dieron a la tarea de analizar cámaras del sector y de varias calles de la zona céntrica, recolectando más de 60 horas de videos que fueron analizados detalladamente para tener más indicios de quién era el asesino y su cómplice.
Mientras unos investigadores analizaban en detalle las imágenes, otros hablaban con las personas que viven en esa callejuela donde está la residencia que ocupó, por más de un año y medio, ‘Coqui’ Solano con su más reciente pareja y las dos hijas de ella.
Aunque al principio nadie quería decirles nada a las autoridades, poco a poco los testigos fueron entregando detalles. Lo primero que conocieron fue que el día del asesinato Jorge Solano salió sin sus escoltas a las 5:30 a.m. a hacer ejercicios por el sector Agua de la Virgen, dos horas y media después regresó, se bañó, desayunó y descansó hasta las 11:30 a. m., cuando volvió a salir hacia una papelería que está a la vuelta de la residencia, donde estuvo una hora. Luego, retornó a su casa para ver un noticiero por televisión y 37 minutos más tarde se dio el crimen.
Lo más sorprendente para los funcionarios judiciales fueron los testimonios que lograron tres días después del homicidio, donde les aseguran que cuatro días antes del asesinato (30 de octubre), a las 3:00 p. m., una pareja, que se movilizaba en una moto y que jamás habían visto por aquel lugar, llegó al frente de la casa de ‘Coqui’ Solano a preguntar si por ahí estaban arrendando alguna vivienda.
“El muchacho y su acompañante comenzaron a preguntar dónde vivía un concejal, pero que no recordaban el nombre, que les habían dicho que era en Miraflores, que era barbado”, aparece en un aparte de la entrevista de un testigo que tiene la Fiscalía.
El declarante les señaló a las autoridades que ante las preguntas, él nunca respondió, pues se le hizo muy extraño, pero que se dio cuenta de que querían saber sobre el líder social, porque Solano fue candidato al concejo de Ocaña, por el Partido Verde, en las pasadas elecciones, pero no alcanzó la curul.
El testigo agregó que: “el desconocido luego me dice que no, que la persona de la que hablaba no era concejal. ‘Es como de recursos humanos o defensor de derechos humanos. Este señor ayuda mucha gente, ¿vos no lo conocés?’. Aunque yo sabía de quien hablaba y sabiendo de las amenazas que Jorge tenía, le respondí que no sabía. En eso me pregunta el muchacho que cuántos años yo tenía de vivir aquí, le dije que tres años, entonces me insistió que, si no lo conocía, le volví a decir que no”.
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Como el vecino de Solano Vega no accedía a entregarle alguna información a la pareja, el hombre le indicó que ya se había acordado del nombre de la persona por la que estaban averiguando y que era Jorge, a pesar de eso, tampoco lograron conseguir ningún dato del líder social. Después de varios minutos los desconocidos se marcharon.
Los testigos le describieron a la Fiscalía el hombre y la mujer que llegaron con esa actitud sospechosa y a partir de eso, el panorama se comenzó a aclarar para las autoridades, pues ya sabían que el presunto asesino estuvo merodeando días antes el sector.
Pero esa no sería la primera vez que el presunto asesino se había movido por ese lugar, pues el pistolero sabía que la única forma de tener de frente a su víctima, sin sus escoltas, era al mediodía, llegándo a su vivienda con la excusa de que necesitaba de su ayuda.
Para ese 3 de noviembre, cuando se dio el crimen, esas mismas personas que declararon ante la Fiscalía, aseguraron que ellos estaban en sus casas cuando escucharon los disparos y al salir a ver qué había pasado, vieron que el pistolero era ese mismo hombre que había estado cuatro días antes preguntando por Jorge Solano.
“Yo me asomé por la ventana y vi que ese mismo tipo que estuvo el pasado 30 de octubre preguntando por un arriendo, lo vi saliendo de la casa de ‘Coqui’ asustado y corriendo, mirando hacia atrás, con una bolsa amarilla en la mano, estaba vestido de una camisa gris, gorra blanca y yin. Cogió hacia la bajada del colegio Caro, estaba solo y de ahí no supe más”, figura en otro aparte del testimonio que tiene la Fiscalía.
Identifican al asesino
Jhon Freddy Espinosa Álvarez fue capturado por estar señalado de haber asesinado a Jorge Solano / Foto: Fiscalía
Aunque con lo que tenían los investigadores estaban muy cerca del asesino, aún les hacía falta algo contundente para su identificación, por eso lograron que se ofreciera una recompensa para quién ayudara a tener datos más certeros. Gracias a eso, el 8 de noviembre alguien se les acerca a los uniformados y les reveló que la persona que mató al líder social, tenía el apodo del ‘Burro’ y se llamaba Jhon Freddy Espinosa Álvarez.
“Él ha estado capturado varias veces en Bogotá y otras partes, y recientemente tenía casa por cárcel en Medellín, pero unas semanas antes de que mataran al señor Jorge Solano, lo vi reunido con unos tipos sospechosos acá en Ocaña, eso fue como el 16 o 19 de octubre. Él tiene como 37 años, es de tez trigueña, cabello un poquito largo, es delgado y como ha estado viviendo en varios lados, tiene un acento entre ocañero, caleño y paisa”, señala un fragmento de la entrevista que un fiscal le hizo al nuevo informante.
Ante esa información, los investigadores se dieron a la tarea de establecer si de verdad el ‘Burro’ era Jhon Freddy Espinosa y así fue, en el sistema judicial aparecía con cinco investigaciones penales, la más reciente es de este año por fuga de presos, lo que quiere decir que efectivamente se fue para Ocaña, huyendo de su lugar de detención en Medellín, donde reside.
Las otras anotaciones judiciales son por fraude a resolución judicial (2019), falsedad material en documento público (2013), hurto (2003) y porte ilegal de armas (2006). Además, ha tenido que pagar varias condenas por diferentes delitos.
Con toda la información recopilada, los investigadores se dieron a la tarea de buscar la foto de Espinosa Álvarez y una vez la tuvieron, organizaron un álbum para que los testigos lo identificaran plenamente y así se dio, todos lo reconocieron. El grupo élite y la Fiscalía tenían al presunto autor material del asesinato de Jorge Solano Vega. Ahora tenían que ubicarlo y capturarlo.
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Las autoridades también conocieron que Jhon Freddy regresó a Ocaña hacía dos meses, pues él es oriundo de ese municipio, pero desde hace muchos años estaba viviendo en Medellín, con su esposa y un hijo, por lo que creen que quién lo contrató para el homicidio, tenía conocimiento de todo esto.
La misma fuente que les dio a los investigadores la identidad del ‘Burro’, se encargó de llevarlos hasta el sitio donde se estaba quedando. Una vez tuvieron todo, la Fiscalía logró que una jueza avalara las órdenes de allanamiento y captura, las cuales ejecutaron el 11 de noviembre.
Dos días después una jueza de Cúcuta validó la captura y envió a la cárcel a Jhon Espinosa Álvarez, sindicado del crimen de ‘Coquí’ Solano. Sin embargo, la decisión fue apelada y un juzgado de segunda instancia tendrá la decisión definitiva.
El sueño que lo llevó a la muerte
Precisamente, ese sueño que tenía ‘Coquí’ Solano de denunciar la corrupción en Ocaña y defender a los más necesitados sería la causa de sus amenazas y muerte. “Mi hermano llevaba como 12 años con un esquema de seguridad, tenía dos escoltas y una camioneta convencional, pero ese día los hombres de la UNP no estaban con él, porque era la hora del almuerzo y él no los había citado. Desde principios de este año, las cosas se tornaron mucho más riesgosas, nosotros le decíamos que se calmara, que tuviera mucho cuidado porque estaba tocando fibras muy delicadas y que involucraban a gente poderosa”, sostuvo Carlos Solano, hermano del líder asesinado.
Lastimosamente, Jorge Luis era tan osado y ‘sin pelos en la lengua’ –recordó el familiar- que no les prestó atención a las recomendaciones de sus familiares y decidió seguir adelante con sus acusaciones, las cuales estaban fundamentadas en aquellas denuncias que algunos amigos hacían ante los entes de control.
Quienes conocían bien a Jorge Solano, sabían que él llevaba en su sangre ese arrojo para denunciar, pues su padre, Jesús Estaban Solano, fue un miembro activo de la Anapo (Alianza Nacional Popular, fundada por el exgeneral Gustavo Rojas Pinilla), y llegó a ser uno de los primeros alcaldes militares. Él también ocupó uno de los primeros escaños en el concejo de Ocaña por ese movimiento político.
Ahora, a la Fiscalía le corresponde establecer quién es el autor intelectual de ese hecho lamentable que estremeció a Ocaña y levantó voces nacionales de protesta, pues Jorge Luis Solano era un líder social muy conocido y, además, era presidente de la Organización de Víctimas de Desaparición Forzada (Asvida) y delegado de la Mesa de Víctimas de Ocaña.
No se dejó comprar
Tal era el cariño que Jorge Solano se había ganado entre los ocañeros, que no habían pasado 10 minutos de conocerse la trágica noticia de su homicidio y por redes sociales circuló una veintena de videos que él grabó denunciando diferentes hechos, también hubo filmaciones donde él señalaba con nombre propio a quien podría ser el responsable de su muerte.
“Jorge Luis siempre decía que a él no lo iban a callar con nada. Es más, él nos contó que le llegaron a ofrecer ‘puestos de corbata’ (sin cumplir horario) ganándose $5 millones al mes y los rechazó a pesar de que él no tenía un ingreso fijo”, contó un amigo del hoy asesinado líder social.
En un video que está en redes sociales desde mayo, Solano Vega también aseguró que el cuestionado gerente del hospital regional Emiro Quintero Cañizares, de Ocaña, Jairo Pinzón López, le habría ofrecido $40 millones a cambio de que no siguiera con sus denuncias contra él.
“…Yo rechacé $40 millones que me mandó, y de eso tengo las pruebas de quien los recogió en el Bancolombia, señor Jairo Pinzón, usted sí está implicado en sobornos, en chantajes, a usted si le tienen investigación por terrorismo…” enuncia en un fragmento del video que grabó Jorge Solano refiriéndose al cuestionado funcionario, quien fue suspendido de su cargo durante tres meses por la Procuraduría y hoy ese centro asistencial se encuentra intervenido por la Superintendencia de Salud.
Esas denuncias del líder social contra supuestos hechos de corrupción en el hospital de Ocaña, comenzaron hace más de un año. Eso también llevó a que él insistiera que, si le pasaba algo, el responsable podría ser Jairo Pinzón.
Sin embargo, el funcionario señaló en una carta enviada a La Opinión, que él no tiene nada que ver en el crimen.
“Como bien se escucha en el mencionado video, su autor hacía mención a que supuestamente no pude con amenazas, sobornos y la vía judicial y que me quedaba la de las armas, la del asesinato; y refiere otra serie, respetuosamente lo digo, de incoherencias; pero, es notorio que no mencionaba ninguna acción o suceso por el cual presuntamente yo pretendiera afectarlo en su integridad, como, por ejemplo, que él fuese la causa de la suspensión de mi cargo”, indicó Pinzón en la misiva.
Ante esa grave denuncia, La Opinión pudo establecer que Jairo Pinzón tiene varios procesos judiciales ante la Fiscalía, dos de ellos por peculado por apropiación, de agosto de 2020; otro por interés indebido en la celebración de contratos, de enero de este año; por injuria, de agosto de 2019; y el último por rebelión, de enero de 2003. Este funcionario también tiene otros procesos en la Procuraduría.
Solano Vega no solo arremetió contra Pinzón López, también lo hizo contra Miriam Prado Carrascal, en el periodo que fue alcaldesa de Ocaña (2016-2019), por supuestos hechos de corrupción. Esa confrontación lo llevó dos veces a la cárcel, pues la exmandataria lo denunció por injuria y calumnia y un juzgado le dio la razón, pidiéndole a ‘Coquí’ que se retractara, pero él jamás lo hizo.
El actual alcalde de Ocaña, Samir Casadiego, tampoco se salvó de las denuncias de Jorge Luis. “A pesar de que ellos eran amigos y hasta le hizo campaña, ‘Coqui’ decidió iniciar la revocatoria del mandato contra el alcalde, porque consideró que no estaba cumpliendo con lo prometido”, comentó un allegado del fallecido líder social.
A pesar de ese riesgo latente que estaba viviendo Jorge Solano, no decidió poner en conocimiento de la Fiscalía las constantes amenazas que estaba recibiendo, pues según se pudo constatar, la última denuncia que él instauró fue el 12 de octubre de 2019, contra Jairo Pinzón y funcionarios de la alcaldía.
En esa denuncia, Solano Vega sostuvo que, “a las 8:52 de la mañana recibí una llamada de una persona que se identificó como miembro de una banda criminal venezolana, diciéndome que en mis escritos yo estoy en contra de ellos, yo les digo que jamás me he metido en ese tema… el tipo empieza a insultarme y me dice que debo salir de Ocaña porque me van a matar…”.
Además, el 18 de mayo pasado, Jorge Luis Solano también habría recibido otra llamada de un presunto comandante del Eln, llamado ‘Carlos’, quien le aseguró que no debía de meterse con uno de sus compas, porque lo declararon objetivo militar. Sin embargo, el líder social quiso ir más a fondo y le envió una carta a ‘Pablo Beltrán’, miembro del comando central (Coce) de esta guerrilla, quién le respondió que ellos no tenían nada que ver con esa amenaza.
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