La principal emergencia se vive desde el domingo tras el hundimiento de la vía que comunica el suroeste con el centro del país a la altura del kilómetro 29, en el departamento de Tolima.
    
En la misma carretera se registró ayer otro derrumbe. En esta ocasión fue en kilómetro 24, situado en el departamento de Quindío.

Por esta calzada, que es una de las principales del transporte de carga desde el puerto de Buenaventura (en el Pacífico), transitan diariamente unos 3.700 camiones pesados que mueven unas 120.000 toneladas de productos, al menos 30.000 de ellas de alimentos, hacia el centro del país.

Productos agrícolas, como la yuca y el plátano, han aumentado de precio por las dificultades de movilización de los camiones para llegar a Bogotá, según Pedro Tribiño, jefe de precios de la principal central de abastos de alimentos agropecuarios de Bogotá.

La Federación Colombiana de Transportadores de Carga por Carretera (Colfecar) calificó como “trágica” la situación que atraviesa el sector por causa de las lluvias.

Su presidente, Jaime Sorzano, explicó en un comunicado que en los primeros meses del año las principales vías afectadas registraron cierres que, sumados, equivalen a 28.574 días y aseguró que “el país enfrenta una verdadera emergencia vial generalizada”.

En otras partes del país se registraban situaciones similares, con diez carreteras principales cerradas, al igual que otras 19 secundarias, en general, por causa de grandes deslizamientos o derrumbes sobre las vías, según la Policía de Carreteras.

Los departamentos de Antioquia, Chocó, Atlántico, Boyacá, Cundinamarca y Norte de Santander (en la frontera con Venezuela), son los que presentan mayores problemas en sus calzadas.

La principal vía de ingreso a la capital colombiana se encuentra anegada a la altura del vecino municipio de Chía, debido al desbordamiento de río Bogotá, por lo que el paso de vehículos ha tenido que ser restringido causando graves problemas de tráfico.

El ministro de Transporte, Germán Cardona, aseguró que el problema de las carreteras en Colombia no se debe al estado de las vías sino a las zonas aledañas a estas “por culpa del exceso de pastoreo, de los cultivos y de un mal uso de las laderas”.
       
El experto en infraestructura del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID), José Stalin Rojas, dijo a la AFP que la emergencia invernal ha demostrado la fragilidad de la infraestructura vial de Colombia, debida a la topografía del país andino.

“La mitad de las carreteras están en buen estado, la otra mitad en regular o mal estado. El talón de Aquiles está en los trazados, si no se toman decisiones acertadas”, puntualizó el especialista, que llamó al gobierno a impulsar otras vías de transporte como la férrea, la fluvial y la aérea.
       
La segunda temporada de lluvias anual, que se inició en setiembre, ha dejado además de 103 muertos, 10 desaparecidos, 95 heridos y 349.055 afectados, así como 494 viviendas destruidas y 60.716 averiadas, según el último informe de la Dirección de Gestión de Riesgo.
 

No al estado excepcional de emergencia

El presidente de la República, Juan Manuel Santos, advirtió ayer que su Gobierno no acudirá nuevamente a declarar un estado excepcional de emergencia, para atender la crisis que se afronta por la nueva temporada invernal.

“El país no puede hablar de que estamos ad portas de declarar una nueva emergencia, no se necesita, no hay necesidad de declarar una nueva emergencia”, manifestó el Jefe del Estado al término de una reunión en la Casa de Nariño con los funcionarios estatales que atienden esta ola invernal.

El mandatario señaló que no se puede hablar de que los efectos han sido más graves que el año pasado, porque hay menos damnificados, pero el número de víctimas mortales ha aumentado.

Declaró que el volumen de lluvias ha sido mayor al del año pasado y que esto se ha traducido en mayores deslizamientos y derrumbes. En algunos casos las vías se han podido reabrir antes de lo previsto como pasó en La Línea.

Santos dijo que hay un grupo de más de 500 mil personas, entre policías, miembros de la Defensa Civil, socorristas voluntarios y Ejército, que actúan en los casos de emergencias.

En su concepto, el país se debe ir acostumbrando a vivir en riesgo de inundaciones por más jarillones que se vayan a construir para prevenir los efectos de La Niña.