Para las autoridades es claro que las órdenes de asesinar a Hernán Melo Ayala, jefe de la policía judicial del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), en octubre de 2018, así como del exguardia de la misma institución, Jhon Jairo Roa Peñaranda, el 10 de julio de 2020, se originaron dentro de la cárcel de Cúcuta.

En el caso de Melo, según la investigación, él detectó algunas irregularidades en el patio 13, donde en ese momento estaba detenido Ronald Rincón Reyes, alias La R, (asesinado en zona rural de Aguaclara en julio de este año).

“Melo informó de esas irregularidades, por lo que después el Inpec hizo una revisión y halló una granada. Esto generó el traslado en ese momento de alias La R hacia la cárcel de Girón (Santander), pero después retornó a Cúcuta y posteriormente quedó en libertad”, explicó una fuente judicial cercana a las pesquisas.

Al parecer, Rincón tomó represalias contra el funcionario judicial, por lo que ordenó su asesinato.

Entre tanto, Jhon Jairo Roa Peñaranda, quien trabajó durante 20 años en el Inpec, fue asesinado el 11 de julio de este año, en la calle 13 con avenida 3, del barrio Comuneros, mientras se fumaba un cigarrillo, en presencia de su hijo.

“Aunque la primera hipótesis indicó que este hecho se produjo por un lío pasional de la víctima, esta versión se fue desvirtuando y ahora todo indica que el homicidio se desencadenó por un problema que tuvo la víctima con un interno de la cárcel”, explicó la fuente judicial.

Por eso, ahora la Policía Metropolitana de Cúcuta ofreció una recompensan de hasta $20 millones para quién entregue información que lleve a la captura de los hombres que accionaron las pistolas contra estos dos funcionarios del Inpec.