Con marcada intensidad han regresado los operativos de la Policía Nacional en su especialidad Tránsito y Transporte, pese a que hace meses el Coronel Palomino dio a conocer la manera correcta de realizar controles.

Manifestaba el oficial, que dicho ejercicio, contempla no solo la presencia de por lo menos cinco uniformados, sino la instalación de las respectivas vallas y conos reflectivos que adviertan la reducción de la velocidad, por cuanto a diario se veían dos agentes de la autoridad que restaban la importancia y necesidad de protección, para convertirse en malestar ciudadano por sus incómodas prácticas.

Paralelamente, la administración municipal ha expedido varios decretos que tienen realmente confundida a la ciudadanía y esa situación es aprovechada por algunos miembros de la institución, que gozan de memoria prodigiosa, porque cuando ordenan detener orillar el vehículo, están seguros que podrán rajar al desprevenido conductor.

Para citar un ejemplo, nos vamos a trasladar a la salida de puente Francisco de Paula Andrade Tronconis, comúnmente llamado puente de la Cero, en el que casi todos los días de la semana se pueden contar entre 8 y 10 policías de tránsito, revisando documentos, control de pico y placa, pico y cédula, etc.

Ellos, saben perfectamente que el conductor del automotor no tiene escapatoria, salvo que estén los cupos llenos de posibles infractores o víctimas de intimidación, que misteriosamente reinician la marcha, muchas veces aburridos por haber permitido prácticas dolosas.

Ese tipo de operativos, cumple parcialmente por lo ordenado por el Comandante de la MECUC y no tengo certeza si el Secretario de Tránsito, tiene conocimiento de lo escrito, puesto que es realmente imposible que todos los conductores objeto de la revisión, posean todos los requisitos y puedan continuar.

Tampoco es entendible que los presuntos infractores, no sean objeto de inmovilización, al ser sorprendidos violando el pico y placa, no poseer el certificado de revisión técnico mecánica y de emisión de gases, transitar sin el seguro obligatorio de accidentes de tránsito, en fin, las posibilidades de que el vehículo sea llevado en una grúa a los sitios autorizados son altas y lo extraño es que esos “operativos” no cuentan con dicho servicio.

Es cuando los conductores y peatones, descalifican con suficientes razones la regular imagen de nuestra querida institución, cuando son testigos mudos de actividades ante las cuales es preferible callar, mientras tanto el caos reina en pleno centro de la ciudad, al tener que realizar desvíos obligatorios por el cierre de importantes arterias viales, encontrando un alto porcentaje de infractores, bloqueando los únicos carriles destinados al tránsito vehicular.

Concluyo que el coronel Palomino, debe revisar nuevamente el tema de los operativos y si es necesario hacerlos cumplir con los protocoles existentes, en lugar de permitir los incómodos operativos en sitios de movilidad reducida y con objetivos bastante reprochables.