Mientras que otros artistas van en búsqueda de renovar su propio sonido salsero fusionándolo con géneros y estilos de moda como el reguetón, José Aguirre mira el espejo retrovisor e indaga en el pasado histórico de la salsa para retomar elementos que la hicieron grande, contundente y única.

Junto a su orquesta Calle Maestra, así inició la creación de ‘Back to the great sound’ (De vuelta al gran sonido), un trabajo discográfico de salsa nueva, pero que se hizo como se hacía la música en los años setenta, grabado completamente en un estudio de cinta y consola análoga, pero con la exigencia de hoy.

Con Wichy Camacho en la voz líder, también contó con Jon Fausty, reconocido ingeniero en grabaciones de los clásicos de Fania, para lograr un álbum con salsa hecha para el bailador, puro golpe para evocar al Nueva York de los años setenta.

‘A golpe de marea’ es la primera canción que se conoce de esta producción, como un homenaje a la mujer afro. “En esta canción se dibuja con admiración la magia, la dulzura, el movimiento y sobre todo la gracia que tiene al caminar y al bailar de esta mujer. Es una analogía entre ella y el misticismo del mar”, destacó.

Aguirre, actual director de Calle Maestra, El Grupo Niche, La Cali Big Band, Jazz Trompeta y Kema, hizo parte de Los del Caney y Guayacán Orquesta. Ha sido compositor y arreglista de artistas de la trayectoria de Cesárea Évora, Thalía, Marc Anthony, Grupo Niche, Luis Enrique, Diego El Cigala, Andrés Cepeda, Javier Vásquez, Yuri Buenaventura y Mickey Taveras, entre otros.

¿Cuál fue la búsqueda que inició en el desarrollo de este disco?

Buscamos retomar elementos que se han ido quedando en el camino de la salsa cuando han pasado los años y el género ha ido buscando nuevas vertientes y nuevos caminos musicales. Es un disco que busca encontrar la esencia de la salsa.

Nosotros nos enfocamos en los años setenta, cuando la salsa tenía tanta fuerza y el poder interpretativo de cada instrumentista, donde el protagonista no solamente era el cantante sino los demás músicos, entonces fuimos a buscar la sonoridad, esa intención de tocar y todos esos códigos de la rumba.

Teniendo esa búsqueda, ¿Qué tan difícil fue encontrar los músicos idóneos para este disco?

Fue complejo en términos logísticos, porque no se podía grabar cada uno en su casa, como se graba hoy en día, sino que teníamos que reunirnos en una apuesta un poco costosa, buscando un estudio con el formato analógico de grabación, que encontramos en Miami. El esfuerzo ha valido la pena, porque sabemos que tenemos una gran producción entre manos.

Sabemos que hay un mar de propuestas de músicas electrónicas urbanas, que son muy chéveres, pero estamos apostándole a una producción vitage pero con música y canciones nuevas.

Yo quería hacerlo, pero no tenía sentido grabar las mismas canciones que ya se habían hecho.

Buscamos la sonoridad que el salsero reclama tanto, que piden la fuerza de la salsa de antes.

¿Con la tecnología de esos tiempos?

Grabamos en cinta, para nada en digital, como se grabó hasta los años noventa, pero buscábamos que sonara a esa época. En Miami encontramos un estudio con la consola ideal, donde grababan los Gipsy Kings.

No usamos pianos electrónicos sino de cola, con sesión de cuerdas con la Orquesta Sinfónica de Miami. Toda una serie de detalles, que nos hace sentir muy orgullosos del trabajo que presentaremos al público a comienzos de julio, en las plataformas digitales, en disco compacto y en vinilo.

¿Cómo fue la búsqueda de las canciones, de las letras ideales para este álbum?

Yo escribí las canciones desde hace un año, pensando en todo el concepto. Hay canciones muy hacia la rumba, y por otro lado, canciones de orden romántico pero con la sonoridad de los setenta, sin dejar de lado también las canciones de corte social.

Hay una canción en el disco llamada ‘Vine a buscarte’, que es sobre una persona con la que yo estudié en el bachillerato, que en esa época usaba drogas y se mofaba de ello, y ahora vive debajo de los puentes, con un drama enorme para la familia. Siempre busco tener canciones de ese estilo.

También está ‘Carta al maestro’, que es un bolero guajiro, porque es una carta musicalizada que no repite letra, hablándole a los maestros que nos han dado mucho.

¿Por qué ‘A golpe de marea’ la escogió como carta de presentación?

Fue difícil cuando tienes un disco tan completo, con mucho contenido, escoger una canción era complicado, pero me gusta mucho esta canción, porque es un homenaje a las mujeres afrodescendientes. Yo la escribí saliendo del Petronio Álvarez en Cali, a la mujer afro que tiene tanto a lo cual escribirle.

Todo esto con un arreglo que tiene la primera parte con ese sonido del guaguancó de inicios de los años setenta en Nueva York, y la segunda parte, sin dejar de ser salsa, tiene cierto color de la música del Pacífico.

Si estos sonidos gustan tanto, ¿Por qué se han demorado tanto en recuperarlos?

Porque a veces nos centramos en buscar nuevas cosas, nuevos sonidos, lo que genera un abismo entre los bailarines y los músicos. Todos los bailarines bailan música vieja, y eso es un termómetro de lo que está pasando con la salsa. Por eso, nosotros hacemos música nueva con todos los códigos de la salsa de los setenta.