Ya donaron uno de los equipos a la Policía y este Jueves Santo lo hacen al hospital.
La cabina de desinfección creada por cucuteños para prevenir el coronavirus
La emergencia sanitaria desatada en el mundo por el coronavirus ha sacado a flote la creatividad y la imaginación de muchos que buscan ayudar a frenar la propagación del virus y, por qué no, salirle al paso a la difícil situación económica que empiezan a afrontar las empresas grandes, medianas y pequeñas para sostenerse.
En Norte de Santander no ha sido la excepción y así como en las universidades han surgido grandes prototipos para mejorar la atención de pacientes en algunos de los principales centros médicos de la región, otros profesionales también se la están jugando por hacer sus aportes en medio de la coyuntura.
Este es el caso de tres hermanos cucuteños, Mauricio, Ricardo y Diego Gómez, un ingeniero civil, el otro industrial y un tecnólogo en mecatrónica, quienes con el apoyo de dos amigos, Armando Fernández, administrador de empresas; y Carlos Ramírez, ingeniero químico, diseñaron y elaboraron una cabina de desinfección con la que buscan ayudar a mitigar el riesgo de contraer la COVID-19.
Los Gómez trabajan en su propia empresa de construcción y mantenimiento, de la cual dependen unas 12 personas, y cuando tuvieron que parar por la cuarentena decidieron unir sus capacidades para hacer algo que pudiera resultarles útil a los nortesantandereanos, en medio de la situación.
“La idea surge de las mismas noticias, de ver lo que estaban haciendo en otros países para combatir la propagación. En alguna ocasión vi unas cabinas que estaban utilizando en España, Italia y China, pero estas tenían mucha tecnología, o los materiales en las que estaban hechas no eran de fácil acceso”, contó Mauricio, líder del proyecto.
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Fue así como se propusieron crear la cabina, pero partiendo de la base de que fuera mucho más asequible que las elaboradas en otros países y hasta en otras ciudades de Colombia, a partir de materiales económicos y fáciles de conseguir.
“Nosotros nos concentramos en tres variables: una, que la cabina fuera efectiva para lo que queremos esparcir en la disolución; dos, que fuera económica y que los materiales fueran de fácil acceso y, tres, que fuera fácil de armar, desarmar o trasladar. Con base en esas tres variables nos dimos a la tarea de hacer el diseño y sacamos la primera versión”, explicó Mauricio.
¿En qué consiste?
El líder de la iniciativa explicó que la cabina está hecha a partir de tubería de PVC, plástico, un sensor de movimiento y un sistema hidráulico de esparcido que funciona a través de una bomba de medio caballo de fuerza la cual succiona el líquido del tanque de 250 litros.
“Esto consiste en un sistema de nebulización que convierte las partículas en agua y la nebuliza. Lo que se está aplicando es amonio cuaternario (limpiador desinfectante) de quinta generación. Este es un producto químico aprobado por el Invima, que combate la propagación y contiene agentes antibacterianos, antimicrobianos y antivirales”, dijo.
Lo único que tienen que hacer las personas es ingresar a la cabina y esta, al sentir el movimiento, se activa de inmediato, haciendo la desinfección por medio del esparcido.
Según los ingenieros que la crearon, el sistema tiene una capacidad de desinfección de 360 personas por hora.
“No podemos asegurar que una persona que pase por la cabina quede 100% descontaminada. Lo que sí podemos decir es que la cabina es un instrumento de prevención como lo son los tapabocas y el lavado de las manos. Este es un elemento que puede ayudarnos a mitigar la propagación del virus”, manifestó Mauricio Gómez.
Las primeras mediciones y pruebas de la cabina fueron hechas hace unos días en algunos supermercados de la ciudad, donde hay un constante flujo de personas.
‘No es para sacarle provecho’
Mauricio y el resto del equipo que hace parte del proyecto dejaron claro que la idea de las cabinas no es sacarle provecho a la situación, para lucrarse económicamente.
Dijeron que una prueba de ello es que el primer modelo que elaboraron fue donado el martes a la Policía Metropolitana de Cúcuta, no solo como un reconocimiento al trabajo que vienen haciendo en medio de la crisis que afronta la región, sino como una forma de ayudar a mitigar el riesgo al que están expuestos los uniformados.
“Con mucha gratitud le regalamos a la Policía, para que la pudieran poner en uso y sirviera para ayudar a los policías a combatir esta propagación”, manifestó Mauricio.
El equipo de ingenieros está terminando de acondicionar otra que será donada hoy al Hospital Universitario Erasmo Meoz.
“Esto no es un proyecto para volverlo negocio. Obviamente las empresas que la necesiten se la podemos suministrar, porque el principal propósito es ayudar. Por eso hemos sido tan abiertos en cómo se construye, porque esto es más un tema de compartir y buscar formas de combatir el virus. La persona que la puede hacer, que la haga, las que no, nosotros nos esforzamos y la hacemos, porque ahorita no es fácil”, aclaró Gómez.
Dijo que les gustaría poder trabajar con el Instituto Departamental de Salud, a fin de poder dotar de estos elementos a otros lugares públicos que la puedan necesitar.
¿Las venderán?
Si bien ya son varias las donaciones que alistan los creadores de la cabina y el propósito no es lucrarse económicamente, uno de los promotores de la iniciativa aseguró que estas también estarán a la venta para quienes estén interesados en utilizarlas en sus empresas o negocios, como prevención.
El costo será de $2’320.000, aproximadamente, y se entrega con 20 litros de amonio cuaternario que es el agente desinfectante.
“A mí no me interesan las utilidades. Por eso salimos en un precio tan económico. Estas mismas iniciativas en otras ciudades son mucho más caras y por eso pusimos el costo directo. El beneficio más importante es ayudar a combatir la propagación, sin especular con precios, ni abusar de la gente”, dijo.
Mauricio explicó que los dineros que se recauden con las cabinas vendidas serán utilizados para pagar la nómina de los empleados que tiene su empresa, pues con la medida de aislamiento obligatorio ellos también tuvieron que parar y el propósito es no dejarlos desprotegidos.
“Administrativamente en la empresa somos 12 personas. Tengo bajo mi responsabilidad los trabajadores que dependen de ella y por eso hicimos un diseño con el cual pudiéramos compensar la nómina y poder pagarles a estas personas para que tuvieran qué llevar de comer a sus hogares”, manifestó.
El líder del proyecto dijo que a la fecha ya son 33 los pedidos que han recibido y que en la medida que puedan conseguir materiales económicos, seguirán impulsando la idea y mirando cómo la mejoran.
De hecho, en los últimos días, el grupo comenzó a trabajar en un nuevo prototipo que está hecho a partir de cajas que pueden desarmarse fácilmente. Esperan tenerlo listo el fin de semana.
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