El tremendo prontuario que tiene a cuestas Alexander Rubio Reina, lo había llevado a identificarse con una cédula falsa, pero seguía delinquiendo pese a tener cinco órdenes de captura en su contra por hurto mediante medios informáticos. 

El sujeto de 44 años, dedicado al ‘cambiazo’ de tarjetas débito y crédito en cajeros electrónicos, fue capturado mientras hacía de las suyas en el centro de Bucaramanga y finalmente lo enviaron a prisión.

Rubio tiene investigaciones en Cúcuta, Ibagué, Pereira, Manizales, Medellín, y Bucaramanga. Fue capturado en un reconocido almacén de cadena, en donde abordó a un hombre de la tercera edad en un cajero electrónico y se las ingenió para distraerlo y cambiarle su tarjeta débito.

Sin embargo, la víctima se percató de la situación y dio aviso al cuerpo de vigilancia del establecimiento, quienes lo retuvieron y llamaron a la Policía. 

Para sorpresa de los uniformados, cuando lo requisaron le encontraron 8 tarjetas de diferentes bancos que estaban reportadas ante Incocrédito como robadas; además, se presentó con una cédula falsa así que fue capturado de inmediato.

Alexander fue imputado por los delitos de falsedad material en documento público agravada y violación de datos personales, acusación que no aceptó, pese a eso un juez de garantías le dictó medida de aseguramiento en un centro carcelario.

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Largo prontuario

En la misma audiencia, la Fiscalía le formuló acusación por otro proceso en Medellín, acusado por hurto mediante medios informáticos que alcanzó los $8 millones.

Durante la judicialización las autoridades descubrieron que Rubio Reina tenía las órdenes de captura también por hurto mediante medios informáticos; además, cuenta ya con 7 sentencias por el mismo delito.

Lo más alarmante es que él y la banda a la que pertenece tienen en total 458 investigaciones vigentes por este tipo de delitos. 

Esta organización delincuencial realiza ‘cambiazo’ de tarjetas en cajeros electrónicos cuando abordan a las víctimas (en su mayoría de la tercera edad), los engañan y ofrecen ayuda para realizar transacciones y de esta forma observan las claves.

Luego, mientras otro distrae a la persona, le cambian la tarjeta por una idéntica. Con el plástico original y luego de ver la clave, una tercera persona se encarga de realizar retiros y transacciones hasta desocupar las cuentas.