La vida de Abelardo Lizarazo, de 48 años, acabó este jueves en medio de un accidente laboral. Su familia aún no cree que su vida terminó.

Lizarazo de oficio operario de retroexcavadora salió de su casa, ubicada en el barrio Camilo Daza, en Cúcuta, directo a su trabajo en el corregimiento de Urimaco. 

“Él salió a las 4:00 de la mañana, siempre madrugaba. Tenía mucho tiempo trabajando como operario y todos los hermanos y algunos compadres nos hemos dedicado a esto. Estamos muy sorprendidos y dolidos”, dijo Nepomuceno Lizarazo, hermano menor de Abelardo.

El familiar aseguró que su hermano estaba en una maquina conocida como ‘pajarita’ cuando de repente perdió el control en una cuesta y ahí vino la tragedia.

“Él trabajó en Urimax (empresa que lo contrató) desde hacía un año, pero tenía más de 20 años de experiencia y nunca le había pasado algo así. Estaba certificado por el Sena”, añadió el familiar.

Un amigo de Abelardo, que estaba presente en dicha empresa, aseguró que vio cuando él estaba manejando la máquina y de repente agarró un barranco y se fue con todo y máquina. 

“Él al intentar salvarse se tiró, pero contando con tan mala suerte que al caer la máquina se ladeó y una rueda le quedó encima. Enseguida, con otra máquina corrimos a levantar la ‘pajarita’ para poderlo sacarlo, pero ya no se pudo hacer nada. Tenía la cabeza morada y sin signos de vida”, contó el amigo.

Según un primo de Lizarazo, a las 7:30 de la mañana de ayer, el compañero los llamó y alertó sobre el accidente.

“Ya estábamos trabajando. Nosotros nos hemos dedicado a ser operarios y salimos de una vez para acá. Pero, no nos dejaron ni entrar”, manifestó el familiar.

Al lugar llegó una patrulla de la Policía Metropolitana de Cúcuta, que al ver el cadáver dio aviso al Cuerpo Técnico de Investigación CTI de la Fiscalía que arribó al lugar y practicó el levantamiento.

Una completa tragedia 

En casa de Abelardo quedaron sus cinco hijos, todos menores de edad.

“Lo más triste es tener que llegar y darles esta mala noticia. No hemos llamado ni a mi mamá porque queremos estar con ella para consolarla. Sus hijos eran su adoración, la mayor no pasa los 13 años y el menor no ha cumplido el primer añito”, dijo afectado su hermano Nepomuceno.

Abelardo era oriundo de Toledo y desde muy joven llegó con su familia y sus hermanos a Cúcuta.

“Él era muy alegre. Un hombre responsable”, dijo el primo.