Como insostenible calificó Eva Moncada, sexagenaria que lleva más de cuatro días en fila para surtir combustible, el caos desatado por la escasez de gasolina en Táchira, donde de nada han valido ni el tag, ni la aplicación de “pico y placa”, ni los censos en los municipios, para solventar los problemas que se generan a raíz de la deficiencia en el suministro.

“La situación cada día se hace más hostil”, dijo este lunes la gobernadora del estado Táchira Laidy Gómez, quien señaló que la entidad está paralizada en más de 70% y que la situación se deteriora aceleradamente.

“No sólo son los entes de gobierno que no tienen la posibilidad de desarrollar sus actividades en condiciones normales por la falta de gasolina que afecta incluso a las ambulancias de la red de salud del estado, sino que también son los productores agropecuarios, el comercio… todos los sectores que hoy deben abandonar sus labores para ir a hacer colas interminables para intentar abastecerse de combustible”, apuntó.

“Las personas no pueden llegar a su trabajo, el transporte está casi completamente paralizado, llevar, cada vez es mayor la cantidad de gente que se ve caminando por toda la ciudad, simplemente porque no pueden mover sus carros por falta de gasolina, hasta el comercio está sufriendo”, dijo por su parte Enyelber Arteaga, un comerciante “hastiado” de que frente a su establecimiento permanezcan dos y tres filas de vehículos durante días. Aseguró que la situación ha afectado sus ventas.

Y es que las largas filas se extienden por kilómetros, invadiendo todos los espacios de circulación. “Como las gandolas la mayoría de las veces llegan con solo con la mitad de la carga, no se puede abastecer a todos los carros de la cola y como se surte de acuerdo al terminal de placa, los que no logran surtir el lunes se quedan en la cola y los que esperan abastecerse el martes hacen otra fila y así se va generando un caos que no parece tener fin”, explicó Nicanor Duarte, despachador en una estación de servicio.

“De nada sirve que envíen a la Guardia, la policía o el Faes, aparte de la escasez, de la gasolina todo el mundo quiere sacar una tajada y cada vez son más los “coleados” que pagan hasta cincuenta y sesenta mil pesos por una tanqueada”, denunció Rafael Pirela, usuario de una estación de servicio en la Avenida Libertador de San Cristóbal.

La venta de pimpinas de combustible también parece haber florecido a causa de la escasez; la de veinte litros ha subido su valor hasta los 100 mil pesos, según información que llega a los administradores de algunos grupos de información de combustible; y es que las redes sociales como Twitter, Instagram y Facebook o incluso el WhatsApp han servido de plataforma tanto para la organización de los usuarios ávidos de información sobre el despacho de combustible, como para quienes han hecho de su comercialización un negocio personal.