El módulo de migración de la Gran Encuesta Integrada de los Hogares, que reveló ayer el Dane, permitió conocer la brecha laboral que existe entre la población venezolana asentada en Cúcuta, Bogotá y Barranquilla.

A nivel nacional, la tasa de desempleo de los inmigrantes venezolanos fue de 19,2 % en el último año móvil, mientra que la de los nacionales llegó a 10,1 %, lo cual se promedia en 10,2 %.

Juan Daniel Oviedo, director del Dane, indicó que en el año móvil (agosto 2018 -julio 2019) la mayoría de los inmigrantes trabajaban en locales fijos y oficinas, y “que no están prevaleciendo las ventas ambulantes”. 

Sin embargo, en el caso de Cúcuta, la tasa de desempleo total fue de 16,2 %, de la cual 15,7 % es para los locales y 24,9 % para los inmigrantes.

Esto quiere decir que esta población le aporta 0,5 puntos porcentuales a la tasa de desempleo del área metropolitana de Cúcuta.

Según Alexander Botello, coordinador del programa de Economía de la Universidad de Pamplona, es apresurado sacar conclusiones frente al fenómeno migratorio, como tampoco se debe satanizar ni romantizar.

“No es posible afirmar que la migración es la responsable de los bajos resultados en el mercado laboral, toda vez que, por ejemplo, en Cúcuta y el área metropolitana los indicadores como las altas tasas de desempleo y de informalidad (que son históricas) se deben a problemas estructurales del aparato productivo”. 

Según el Dane, alrededor de 90 % del empleo de los inmigrantes es de carácter informal, pero no significa que tengan trabajos precarios.

Frente a esta afirmación, Botello sostiene que es cierta en la medida de que el sector que más ocupa a los inmigrantes venezolanos es comercio, hoteles y restaurantes, seguido por servicios comunales, sociales y personales.

“No necesariamente las ventas ambulantes son las que más ocupan a los inmigrantes, pero hay que recordar que las dinámicas territoriales pueden ser diferentes, como es el caso de Cúcuta”, sostuvo.