El festival de Eurovisión es un evento que, siendo europeo, también incluye a Israel. Este año, de hecho, fue el país ubicado en el Medio Oriente el encargado de organizar el evento, teniendo como gran estrella invitada a Madonna, en una presentación que durante las semanas previas había causado gran expectación entre sus fans. Pero las cosas no resultaron según lo esperado.

La cantante presentó un par de temas de su nuevo disco ‘Madame X’, ante una audiencia global que fue incluso más numerosa que la que ella misma tuvo durante su actuación en el Superbowl. 

Cabe señalar que el certamen es una gran vitrina internacional para los artistas y un codiciado escaparate para los avisadores. Por ello, se esperaba que Madonna se tomara muy en serio su show, y sin embargo, resultó decepcionante: tuvo constantes problemas de sonido y la puesta en escena fue pobre.

Como si los temas técnicos no hubiesen bastado, la artista además osó romper los estrictos protocolos que habían impuesto las autoridades israelíes en cuanto a no abordar temas políticos durante su actuación, realizando una inesperada reivindicación a favor de la paz entre el pueblo palestino e israelí. 

Para ello colocó en la espalda de sus bailarines las banderas de ambas naciones, una situación que los directores de la emisión en directo no tuvieron tiempo de censurar.

Este atrevimiento podría costarle caro a la cantante. Según la revista Variety, la televisión pública de Israel presentó una demanda contra Live Nation y Live Nation Israel, la compañía que representa a Madonna, pidiendo una compensación de 390.000 dólares por haberse saltado las normas firmadas en su contrato.

Lo sorpresivo es que la denuncia no acusa el hecho de haber tocado temas políticos en el escenario, sino que aparentemente el equipo de la artista se había comprometido a asumir todos los gastos relacionados con la actuación, no obstante fue la televisión pública quien pagó lo relativo a asuntos logísticos, técnicos y de personal.