Un gran peligro se cierne sobre niñas y adolescentes de Cúcuta, quienes al ser contactadas en las redes sociales quedan expuestas a depredadores sexuales. 

En lo que parece ser una nueva modalidad usada por pedófilos, las menores son inducidas al consumo de sustancias, usadas normalmente para combatir trastornos siquiátricos y altamente adictivas, con el objeto de controlar su voluntad y poder abusar de ellas. 

Esto, con un agravante y es que a las víctimas les dan la tarea de allegar a otras niñas de sus entornos escolares, familiares o de amistades, quienes también caen en las redes de esas personas sin escrúpulos para sus fines perversos. 

La Opinión  conoció de un caso que involucra a tres niñas de 13 años que estudian en colegios de la ciudadela Juan Atalaya, que se escaparon durante cuatro días de sus casas.

Sus familiares tienen la certeza de que estuvieron todo ese tiempo en manos de un hombre que, bajo engaños y con el suministro de esas sustancias, las tuvo a su voluntad. 

Los seres queridos, tras buscarlas afanosamente, acudiendo a las autoridades y a todos los medios posibles, y finalmente pudieron encontrarlas, algunas con estado de aletargamiento y con evidentes signos de sedación.

Las menores, al ir superando su trauma, narraron lo vivido y con ese testimonio los angustiados padres acudieron ante la autoridad competente a fin de instaurar la respectiva denuncia.

Lo que se conoció

Una de las madres de familia afectadas encontró en el celular de su hija una conversación en Facebook Messenger con quien le estaría suministrando las drogas, donde se evidencia la magnitud del problema. 

Las niñas narraron que además la persona que las contacta les ofrece dinero, comprarles ropa o hacerles algunos cambios físicos para que luzcan mejor, todo con el objetivo de deslumbrarlas y poder tenerlas cautivadas. 

Explicaron que en una primera cita la persona les suministra el fármaco manifestándoles que es para el dolor de cabeza, cólicos u otra dolencia, pero que en realidad lo que les está dando las pone eufóricas y, como una de las niñas manifestó, “en ambiente”. 

Uno de los medicamentos que les suministran es clonazepam, que las dopa completamente, según el relato de las menores. 

Una vez les crean la adicción por el fármaco, las niñas acuden a la persona que las manipula, quien lo adquiere con facilidad en droguerías, sin una explicación aparente, pues este se vende bajo estricta fórmula de un siquiatra.

Esa persona les pide que inviten a otras amigas, generalmente de la misma edad, creándose de esa manera una cadena en la que se ven afectadas varias niñas, vulneradas en sus derechos, desconociéndose si detrás de eso opera una red que podría tener como finalidad la trata infantil, según concepto de expertos consultados. 

Se prenden las alarmas

El caso en mención fue puesto en conocimiento de la Fiscalía Local y del Centro de Atención Integral a Víctimas de Abuso Sexual (Caivas), por parte de los padres de familia de las niñas afectadas, quienes manifestaron que debe ser un campanazo de alerta para otras familias de cualquier estrato social cuyos hijos, generalmente en edad escolar, quedan expuestos a redes sociales sin la respectiva supervisión de un adulto responsable.

La directora de una fundación, que está haciendo el acompañamiento a las familias que enfrentan este problema, hizo un llamado a los padres para que estén pendientes y alertas sobre qué sustancias están consumiendo sus hijos, “porque se trata de un medicamento que venden en las droguerías, haciéndoles creer a sus mayores que son para el dolor de cabeza o la gastritis, pero que tiene efectos muy similares a las sustancia psicoactivas”.

Es una modalidad que se viene utilizando en Cúcuta para enviciar a los menores, para que sigan consumiendo y lleven a otros niños para que también hagan parte de ese sistema en el que después son utilizados con fines sexuales, advierte. 

“A pesar de que se entregaron la ubicación de los responsables y los testimonios de las propias niñas, no se han emitido órdenes de captura, no ha existido intervención o acompañamiento oportuno por el ICBF, ni se le ha dado la importancia que requiere a lo que al parecer es un concurso de delitos entre los que se encuentran corrupción de menores, suministro ilegal de medicamentos a menores de edad con fines adictivos y presuntos abusos sexuales”, enfatizó la experta de la fundación.

Voz de las autoridades

Un uniformados de la Policía de Infancia y Adolescencia dijo que han conocido de casos en que abusadores sexuales abren cuentas en Facebook, “con perfiles falsos y ponen fotos generalmente de adolescentes entre los 16 y 18 años, que puedan ser agradable a la vista de las jovencitas”.

Eso les genera esa confianza que las hace tan vulnerables porque ellas creen que están hablando con alguien de su edad. Esa persona ubica primero a una niña y cuando le acepta la invitación empieza a invitar a todas las compañeras que la siguen, llegando con facilidad a todas ellas. 

Cuando se genera esa confianza empiezan a tratar temas sexuales y a pedirles fotos generalmente comprometedoras con las que después las presionan para poder tener una cita personal y abusar de ellas, induciéndolas incluso al consumo de sustancias sicoactivas, según la fuente policial.