María Fernanda Ibarra fue asesinada de unas 15 puñaladas en la casa en donde vivía, en Astilleros.
Niña permaneció junto al cadáver de su mamá
Inocencia y maldad en un mismo espacio. Así, fue la macabra escena donde fue hallado el cadáver de María Fernanda Ibarra García, en la mañana de este miércoles.
Junto al cuerpo de la mujer, de 20 años, quedó una muñeca, una pelota y un maletín de juguete con los que su hija, de 3 años, jugó durante algunas horas, junto a ella.
Aunque las autoridades presumen que el homicidio de Ibarra se registró en la madrugada, solo hasta las 8:00 de la mañana, una llamada de celular que contestó la hija de la víctima, permitió que un vecino se enterara de lo ocurrido.
“La niña contestó que la mamá estaba muerta, que tenía sangre y ronchas en el cuerpo. Un vecino que había acordado con mi sobrina que la llevaría a reclamar una plata (que le giró el esposo desde Bogotá) fue quien se enteró del hecho”, dijo una tía de la víctima.
El hombre arribó a la vivienda, ubicada a dos kilómetros del corregimiento de Astilleros, vía Tibú, aproximadamente a 40 minutos de Cúcuta, y encontró a Ibarra muerta, sentada en el piso, con su cabeza recostada a una silla del comedor, en la parte trasera de la casa.
De inmediato, les informó a los familiares y a la Policía Metropolitana de Cúcuta para que verificaran lo ocurrido.
Según se conoció, Ibarra fue atacada con al menos quince puñaladas en la cara, el pecho y el brazo izquierdo. La sevicia deja entrever a las autoridades que el homicida probablemente fue un hombre.
Entregar la casa
La tía de Ibarra recordó que la última vez que compartieron con ella fue el martes, en el barrio Palmeras de la ciudadela Juan Atalaya, donde vive la familiar de la víctima.
“Yo le dije que se fuera a vivir conmigo, porque no me gustaba que viviera sola con la niña y ella aceptó y prometió que iba a entregar la casa (donde la asesinaron)”, dijo la doliente.
Después de almorzar, sobre las 2:30 de la tarde, el papá de Ibarra la acercó hasta el lugar donde tomó el transporte y partió hacia su casa en La Martica.
Los familiares no tuvieron contacto con María Fernanda y posteriormente se enteraron de la trágica muerte.
Ibarra vivió los últimos siete años en esta zona rural de El Zulia, en compañía de su esposo y papá de su hija. Sin embargo, él se fue a Bogotá hace un mes.
“Ella no tenía problema de deudas, porque el esposo la ayudaba y cuando no podía yo le solucionaba”, dijo la tía.
Por ahora, los familiares de la víctima esperan que las autoridades esclarezcan el crimen y capturen a los responsables.
Miembros de la Brigada Interinstitucional contra Homicidios (Brinho) practicaron la inspección y el levantamiento del cadáver, donde recopilaron las primeras pesquisas del hecho.
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